¡TEN PACIENCIA!

Gálatas 5:22

Dios tiene Sus tiempos establecidos. Y no es para nosotros conocerlos. De hecho, ¡que no los podemos conocer! Más bien, tenemos que esperar por ellos. Si Dios le hubiera dicho a Abrahán en Harán, que él tendría que esperar todos esos años para abrazar al hijo prometido, ¡Uy! le hubiera dado un ataque al corazón al pobre.

Así que, en Su amor, Dios no le dijo a Abrahán la cantidad de años que tendría que esperar.

Si Dios te dijera, “por adelantado”, cuantos años tendrías que esperar para que tus deseos o sueños se hicieran realidad, ¡te daría patatús! ¡Por eso Dios no te lo dice! Solo te dice, “Espera. Yo cumplo Mi Palabra. No estoy apurado. Con el pasar del tiempo, te estoy preparando para que estés lista para recibir la promesa.”

EMPECEMOS EN ORACIÓN

Señor, tu misericordia es para siempre. Gracias que tu Espíritu Santo nos transforma a la imagen de Jesús. Padre, necesitamos tanto del fruto del Espíritu. Queremos permanecer en Cristo, y caminar dignas del llamado que nos has hecho.

Padre, tenemos la costumbre de echarle la culpa a otros por nuestros problemas, o nuestra forma de ser. Señor, queremos representarte bien. Queremos ser mujeres cambiadas por el Poder de tu Palabra. En el nombre de Jesús, Amén.

Gálatas 5:22 dice "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 21 mansedumbre, Y templanza. Contra tales cosas, no hay ley.”

HASTA ESTE MOMENTO, hemos visto la belleza del amor, del gozo y de la paz del Señor, ahora nos enfocaremos en el fruto de la PACIENCIA.

Todas conocemos a alguien que tiene poca paciencia. Que explota a la menor provocación. Pero una persona, que tiene paciencia, es totalmente diferente. Ella tiene dominio sobre sí misma. Ella está siempre tranquila y serena.

Paciencia es poder contenerte cuando alguien te ofende. La persona que ha desarrollado el fruto de la paciencia no salta como un gallito para desquitarse, ni para vengarse por el daño que le han hecho.

Un autor anónimo escribió: “Un momento de paciencia puede parar un gran desastre. Pero un momento de impaciencia puede arruinar toda una vida.”

La paciencia es esa cualidad que no se rinde ante la circunstancias, ni cede ante la presión de una prueba. La paciencia es lo opuesto a la ira, Y ES USADA CUANDO SE HABLA DE DIOS. La paciencia está asociada con la misericordia.

PAUSA

Cuando los hijos de Israel llegaron al Monte Sinaí, Moisés subió montaña arriba para comparecer ante Dios… pero la gente se impacientó porque Moisés no regresaba.

Éxodo 32:1 dice, “Al ver el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a ver a Aarón y dijeron: ‘Anda, haznos unos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés, que nos sacó de Egipto, no sabemos que pudo haberle sucedido.’”

Así que Aarón les hizo un becerro de oro, y bajo la sombra del Monte Sinaí, la gente cayó hasta lo más bajo. ¡CAYÓ EN LA IDOLATRIA… EN LA INMORALIDAD!! Y Dios castigó su pecado.

Y eso no fue todo. Dios le dijo a Moisés, que Él iba a abandonar al pueblo. Pero que enviaría a Su Ángel a que les aclarara el camino para que pudieran entrar a la Tierra Prometida.

¡Moisés se asustó! Por eso en Éxodo 33:15, Moisés ORÓ, “Señor, si Tú no vas a venir conmigo, no nos saques de aquí.” Moisés asumió el papel de mediador, al suplicarle a Dios a que no abandonara a Su pueblo.

Dios volvió a llamar a Moisés monte arriba. En Éxodo 34:6-7, Dios le reveló a Moisés, MUCHO MÁS ACERCA DE SU CARÁCTER DIVINO. Le dijo: “¡EL SEÑOR! ¡EL SEÑOR! ¡Dios misericordioso y clemente! ¡Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad! 7 ¡Es misericordioso por mil generaciones! ¡Perdona la maldad, la rebelión y el pecado!”

A pesar de que los israelitas habían provocado a Dios, más allá de lo imaginable, Él siempre les demostró paciencia. Él nunca se precipitó a desquitarse, o a vengarse.

Sin embargo, era necesario que Dios les demostrara CLARAMENTE cuan santo era El, y cuan insultante había sido su idolatría. A pesar de todo, la paciencia fue siempre la característica primordial de Dios, cuando trataba con ellos.

Pablo usa la palabra “paciencia” para describir la forma cómo Dios todavía se contiene al no derramar Su ira sobre la humanidad, por sus terribles pecados. Sin embargo, la paciencia de Dios, no se debe de interpretar como debilidad, indulgencia, o indiferencia.

Otro gran ejemplo de la paciencia de Dios, lo vemos en el Antiguo Testamento, en la forma como Dios se contuvo, durante 120 años, para no mandar el diluvio sobre la gente de la época de Noé. Durante todo ese tiempo, Noé le había predicado al mundo antiguo… Y NADA…

El arca se estaba construyendo para ser el medio de salvación para aquellos que prestaran atención al mensaje, y pudieran escapar la ira de Dios. ¡Pero fue en vano! ¡No hicieron caso! Y hoy en día, el Espíritu Santo, sigue luchando con la humanidad.

Pedro habló de esa gente en 1 Pedro 3:20, “ A los que en otro tiempo desobedecieron, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se preparaba el arca, en la que unas cuantas personas, ocho en total, fueron salvadas por medio del agua.”

Y nadie ha demostrado más paciencia que Jesús. Jesús fue paciente con Sus discípulos. Aun en Getsemaní,cuando Él les había pedido “específicamente, que se mantuvieran despiertos y oraran ¡Pero se quedaron dormidos! Dos veces Jesús los tuvo que despertar.

Judas y la gentuza ya se estaban acercando en la oscuridad de la noche. ¡El enfrentamiento estaba al comenzar! ¡Los discípulos necesitaban orar! Pero a las finales… Jesús los dejó dormir.

En Marcos 14:38 Jesús les había dicho, “Manténganse despiertos, Y OREN, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.”

Jesús fue paciente con la incredulidad de Su propia generación: “¡Ay, gente incrédula y perversa!” El espíritu de incredulidad le seguiría los pasos -- desde las alturas del Monte Hermón -- hasta las antecámaras de Pilatos. ¡Ni una vez Jesús reaccionó con cólera!

Jesús fue paciente con los Samaritanos, quienes, por su orgullo e intolerancia religiosa y racial, no le permitieron pasar por su aldea. Fue paciente con Jacobo y Juan, cuando reaccionaron violentamente en Lucas 9:54-55, “¿Señor, quieres que mandemos que caiga fuego del cielo, como hizo Elías, para que los destruya?”

Jesús les contestó:“Ustedes no saben de qué espíritu son. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a quitarle la vida a nadie, sino a salvársela.” Ellos todavía no habían recibido al Espíritu Santo, y como resultado, no exhibían el fruto del Espíritu.

Jesús fue paciente con Jerusalén. Jesús los hizo responsables por no haber distinguido las señales de los tiempos… por no haber sabido la Palabra de Dios, pues ellos lo rechazaron como su Mesías.

Entonces Jesús profetizó la destrucción del templo. Sin embargo, esperó 40 años para hacerlo. En el año 70, después de Cristo, el templo fue destruido exactamente como Jesús lo predijo.

Jesús fue paciente con Pedro, al perdonarle su negación. Fue paciente con Jacobo, Su medio hermano. Nunca sabremos lo que nuestro Señor Jesucristo tuvo que soportar en manos de su intolerante hermano, durante aquellos largos años que vivieron juntos en Nazaret, y mientras trabajaban juntos en la carpintería de la familia.

Pero después de la resurrección, cuando la incredulidad terca de Jacobo desapareció, Jesús buscó a su hermano, y le ofreció Su salvación.JACOBO CREYÓ, y aceptó a Jesús como su Señor y Salvador. ∐ Primero de Corintios 15:7 dice, “Luego se le apareció a Jacobo, y después, a todos los apóstoles.”

La paciencia es esa rara virtud de carácter, que debiera ser parte de nuestro carácter también. Debemos de ser pacientes, aun cuando nos provoquen, o nos insulten. El famoso sicólogo, Juan Dewey dijo que la virtud más útil en este mundo es la paciencia.

La realidad es que necesitamos paciencia en todo momento, y en todo lugar. Proverbios 16:32 dice, “Ser paciente es mejor que ser valiente. Es mejor dominarse uno mismo, que tomar una ciudad.”

¿Cuán paciente eres tú? Te voy a dar cuatro formas de probar tu paciencia. La primera forma de probar tu paciencia son las interrupciones. Te sientas a la mesa a almorzar, ¡y suena el teléfono! Te estás bañando, ¡y un vendedor te toca el timbre! Estás trabajando en un proyecto, el cual tienes que entregar al día siguiente, ¡y te llega visita!

Nuestros mejores planes son, muchas veces, interrumpidos.¿Te impacientas tú con las interrupciones en el trabajo? Cuando el famoso Johannes Brahms estaba componiendo su famosa Canción de Cuna, tuvo tantas interrupciones, que le tomó siete años completar esta pieza musical.

A los discípulos de Jesús tampoco les gustaban las interrupciones. Se impacientaban cuando la gente interrumpía el itinerario de Jesús.

Mateo 19:13-14 dice, “Entonces le llevaron unos niños, para que [Jesús] pusiera las manos sobre ellos y orara, pero los discípulos los reprendieron. 14 Entonces Jesús les dijo: Dejen que los niños se acerquen a Mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.”

La segunda forma de probar tu paciencia son las inconveniencias. ¿Cómo luchas con las inconveniencias en tu vida? ¡A nadie le gusta retrasarse! SOMOS LA GENERACIÓN DE AHORA. Tenemos la mentalidad del microondas – queremos todo en segundos. Tenemos arroz al minuto, café instantáneo, y comida rápida.

También queremos nuestra información al momento. Queremos reportes al día. ∐ Hace cien años la gente no se preocupaba si perdía el coche. Ellos podían tomar OTRO COCHE en un día o dos. ¡Uy! Hoy en día, TRAGEDIA si se nos pasa el ómnibus, ¡nos da ataque! ¡Estamos siempre apuradas! ¡No podemos esperar!

Lucas 10:40 nos habla de una mujer, QUE NO ERA MUY PACIENTE, cuando tenía que afrontar las inconveniencias de la vida. Un día, Jesús estaba en la casa de María y Marta. Y Marta estaba afanosamente preparando la comida. Ella estaba molesta con su hermana, porque María la había dejado haciendo todo el trabajo.

¿Puedes escuchar el tono de voz de Marta cuando le dijo a Jesús, “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!” A LO MEJOR TÚ TE SIENTES ASÍ. A lo mejor estás cargando un gran peso, y te sientes explotada y abusada.

Tú quisieras estar sentada a los pies de Jesús también, pero hay mucho trabajo que hacer, y tú pareces ser la única que lo notas. ¿Cómo reaccionas? ¿Eres paciente, a pesar de la inconveniencia?

Hace años, yo me estaba embarcando en un avión a Lima, Perú. Todos los pasajeros se estaban acomodando en sus asientos, y yo estaba tratando de llegar al mío. Pero habían dos hombres, padre e hijo, ya mayores, parados en el pasillo. Estaban en su propio mundo, tranquilamente conversando, y por lo tanto, no me dejaban pasar.

Esperé un ratito, lo que se me hizo una eternidad, y al final ya no pude más, y les dije, que por favor, interrumpieran su conversación, que se sentaran, y me dejaran pasar. ¡A regañadientes se sentaron en sus asientos, ¡Y ME DEJARON PASAR!

¡UY! me sentí tan culpable por haber perdido la paciencia. Por no haber sido lo suficientemente amable para esperar unos minutos más a que terminaran su conversación.

¡Inmediatamente le pedí perdón a Dios! Si, reconozco que ellos podían haber tenido un poquito más de consideración, pero yo también podía haber demostrado un poquito más de bondad y paciencia, EN VEZ DE DUREZA.

Proverbios 12:16 dice, “El necio al instante revela su enojo; pero el prudente desdeña la injuria.” Y Proverbios 20:3 también dice, “Al hombre le adorna alejarse de pleitos, pero los insensatos, se enredan en ellos.” Y Proverbios 29:11 es como una daga al corazón, “El necio da rienda suelta a su enojo, pero el sabio, sabe cómo calmarlo.”

A veces, crecer en paciencia y bondad parece ser bien difícil. Pero el apóstol Pablo dice que es la obra de Dios, que es el“fruto del Espíritu Santo.” A lo que cooperamos con Él, y dependemos de Él, El Espíritu de Dios produce el fruto de la paciencia… EN NOSOTRAS.

La tercera forma de probar tu paciencia son las irritaciones. Son esas pequeñas cosas de la vida que te fastidian. Ya sea: la congestión de tráfico, las largas colas, las llamadas telefónicas,la comida fría, los aviones retrasados, los vecinos con la música a todo volumen. ¡Estoy segura que tú también tienes tu propia lista de irritaciones!

Algunas de estas irritaciones son controlables, pero la mayoría, NO LO SON. Así que tenemos que aprender a lidiar con estas irritaciones. ¿Cómo debes de lidiar con ellas? ¡CON PACIENCIA!

Números 20:10-11 nos cuenta, que en una ocasión, Moisés se irritó mucho con los israelitas. ¡Él estaba harto de ellos! Había aguantado todas sus quejas, y sus críticas, y ya se le había agotado la paciencia.

Cuando Dios le dijo que le hablara a la roca, para que brotara agua de ella, Moisés la golpeó con cólera en vez. Su impaciencia hizo que desobedeciera a Dios. Y como resultado, Dios no lo dejó entrar a la Tierra Prometida.

Por lo general, Moisés era una persona paciente, pero hasta las personas pacientes llegan a su límite, o al menos, así parece. Para muchas de nosotras, NUESTRAS IRRITACIONES MÁS GRANDES EN LA VIDA, SON LA GENTE EN GENERAL. Todas tenemos encuentros con gente pesada e irritante. Gente que nos deprime un poco.

Tenemos que aprender la lección de la ostra. Cuando la ostra tiene una irritación – cuando se le mete un granito de arena en la concha –lucha con tanta empeño para quitársela de encima, que eventualmente, esa irritación se convierte en una perla. Aprender a responder a las irritaciones de la vida, positivamente. te permitirá transformar TUS IRRITACIONES en perlas.

Y la cuarta forma de probar tu paciencia es la inactividad. ¡El no hacer nada! La mayoría de nosotras prefiere estar haciendo algo, cualquier cosa, que estar sin hacer nada… SIMPLEMENTE ESPERANDO. No nos gusta esperar en el consultorio del doctor, ni estar en la cola del supermercado, ni tener que estar en cama por receta médica.

¿Sabías que te pasarás seis meses de tu vida sentada en el carro esperando que la luz roja cambie? ¿Y has notado que cuando la luz cambia a verde, si no te mueves al toque, ¡la persona de atrás te tocará la bocina desesperadamente!

¿Cómo lidias tú con la inactividad? ¡Cuando no puedes hacer nada! Muchas veces hablamos de “la paciencia de Job.” Job es un ejemplo de un hombre que no podía hacer nada, SINO ESPERAR.

Él dice en Job 14:14, “Mientras tenga que cumplir mi servicio obligatorio, esperaré con paciencia a que llegue mi relevo.” Podemos aprender mucho del ejemplo de Job.

Proverbios 19:2 dice: “Donde hay premura, hay locura.” Los investigadores médicos están de acuerdo con esto. HAN DESCUBIERTO UNA NUEVA ENFERMEDAD, llamada “la enfermedad del apuro.”

Los doctores Friedman y Rosenman dicen que el noventa por ciento de la gente que tiene un ataque al corazón, tiene personalidad tipo “A,”es decir, una personalidad que anda siempre apurada. Su impaciencia habitual los mete en problemas. “Si, donde hay premura, hay locura.”

¿Cómo puedes convertirte en una persona paciente? ¿Sabes cuál es la causa de la impaciencia? ¡LA FALTA DE PAZ! Tal vez sea por eso que Dios puso a la paciencia después de la paz en la lista del Fruto del Espíritu.

Cuando no tienes paz en tu corazón, ¡CUALQUIER COSA TE PUEDE IMPACIENTAR! Así que ¿Cómo puedes aprender a ser una persona paciente? Tienes que aprender a hacer cuatro cosas: (1) Mira las Cosas con Otros Ojos; (2) Ten un Buen Sentido del Humor; (3) Profundiza tu Amor; y (4) Depende del Señor.

1. Mira las Cosas Con Otros Ojos

Busca la manera de mirar LA SITUACION O LA PERSONA, que te está causando problemas, de forma diferente, La paciencia comienza cuando cambias tu manera de ver las cosas. Cuando yo me impaciento, lo que estoy haciendo es enfocándome en mí misma.

Enfocándome en mis necesidades, mis deseos, mis metas, mi horario, EN LO QUE YO QUIERO, ¡Y EN LA FORMA COMO LA GENTE ARRUINA MI VIDA! Así que necesito encontrar un nuevo enfoque en mi vida. Necesito ver el punto de vista de otra gente. ¡Mirar las cosas con otros ojos! ¡La raíz de la impaciencia es el egoísmo! Así que necesito encontrar un nuevo enfoque en mi vida. Necesito ver el punto de vista de otra gente.

¿Quieres saber cuál es el secreto del éxito? Si tú quieres ser una buena esposa, entonces aprende a ver la vida, con los ojos de tu esposo. Si quieres ser una buena madre, aprende a ver la vida, con los ojos de tu hijo o hija.

Si quieres ser una mujer de éxito en los negocios, aprende a ver la vida, desde la perspectiva de tus clientes. Si quieres ser una empleadora competente, aprende a ver la vida desde el punto de vista de tus empleados. Mira la situación del punto de vista de otros, y descubrirás cómo esa persona se siente.

NO HAY MEJOR MANERA QUE ESA, para reducir los conflictos en tu vida. Proverbios 19:11 dice,“La cordura del hombre calma su furor; su honra es pasar por alto la ofensa.” Nota la palabra “cordura.” Significa sensatez, tacto. Sensatez es ver la vida del punto de vista de Dios. Es ver la perspectiva de Dios en toda situación.

Desde este punto de vista, puedo obtener tres pensamientos importantes. (1) Yo soy solo un ser humano; NO SOY DIOS. Por supuesto que Dios sabe eso, pero quiere que yo lo reconozca también. No soy perfecta, ni estoy en control. A decir verdad, no puedo controlar muchas de las cosas de la vida a las que me enfrento.

(2) Nadie es perfecto tampoco. Así que no me debería sorprender cuando la gente comete errores, o me decepciona. (3) Dios está en control, y Él puede usar las situaciones, las irritaciones, y los problemas que se me presentan, para lograr Sus propósitos en mi vida.

Proverbios 20:24 declara, “Si el Señor dirige los pasos del hombre, ¿cómo puede el hombre entender su camino? Esto significa que tú puedes experimentar demoras divinas… interrupciones celestiales. Algunas veces Dios pone a personas irritantes en tu camino para enseñarte algo.

¡Así que cambia tu punto vista! ¡Ten paciencia! Mira las cosas del punto de vista de Dios. A través de la Biblia, vemos que Dios compara la paciencia con la madurez. Proverbios 14:29 dice, “Enojo lento, gran inteligencia. Espíritu impaciente, demasiada necedad.”

La paciencia es la verdadera señal de la madurez. La mayoría de los niños son impacientes. Ellos no saben la diferencia entre “no” y“todavía no.” Cuando los bebes no consiguen lo que quieren, ¡UY! ¡Se molestan al toque! ¡ La madurez implica saber esperar!

Una persona de entendimiento y sabiduría, que ve la vida desde el punto de vista de Dios, puede ser paciente. Así que, mira las cosas con otros ojos.

2. Ten un Buen Sentido del Humor

Aprende a reírte de tus circunstancias. A reírte de ti misma. De una manera u otra encuentra alegría… hasta en lo frustrante. Proverbios 14:30 dice, “Un corazón apacible infunde vida al cuerpo.”

Estudios científicos muestran que la gente que se ríe mucho, ¡VIVE MUCHO! El buen humor disuelve la tensión. Es el antídoto a la ansiedad. ¡Es el tranquilizante que no tiene ningún efecto secundario! La risa es el amortiguador de la vida.

Muchos cómicos famosos se criaron en barrios pobres con muchos problemas. Y ellos sobrellevaron sus problemas, aprendiendo a reír, y a hacer reír a otros. ¡Así que aprende a reír! Y además, si aprendes a reírte de tus problemas, nunca te quedarás sin cosas de que reírte. Proverbios 17:22 dice, “Un corazón alegre es la mejor medicina.”

3. Profundiza tu Amor

Primero Corintios 13:4 es probablemente uno de los versículos del amor más directos, con respecto a la paciencia. Dice claramente:“El amor es paciente.” ESTO SIGNIFICA QUE CUANDO SOY IMPACIENTE, estoy demostrando poco amor, PORQUE EL AMOR ES PACIENTE.

Cuando amas a alguien, te preocupas de sus necesidades, de sus deseos, de su dolor, y de su punto de vista – NO SOLO DEL TUYO. Cuando estás llena de amor, casi nada te irritará, o te volverá impaciente. Cuando estás llena de ira, ¡CUALQUIER COSA TE PROVOCARÁ! Cuando te sientes presionada, lo que tengas dentro de ti, saldrá a la superficie.

Así que profundiza tu amor. Efesios 4:2 dice, “Sean humildes y mansos, y tolerantes y pacientes unos con otros, en amor.” ¿Por qué debes de ser paciente con otros? “POR AMOR.” ¿Qué sucede cuando alabas a Dios por la gente que te irrita? Te volverás más como Jesús. ¡Esas personas irritantes te dejarán de irritar!

4. Depende del Señor.

La paciencia no es cuestión de tener fuerza de voluntad. La paciencia no es decirte a ti misma “Esa chica realmente me cae bien… no me irrita,” cuando en tu interior estás pensando, “Ay, ¡no soporto a esta mujer!”

La paciencia no es ponerte una máscara, ni pretender algo que no es. Si es la paciencia de Dios lo que sientes, si es el verdadero fruto del Espíritu, tendrás verdadera paz interior.

La paciencia es una forma de fe. Es decir, “Yo confío en Dios. Confío que Dios es más grande que mi problema. Sé que Dios está en control de todas mis irritaciones… de todas mis inconveniencias, y las puede usar en mi vida para bien.”

La fe nos ayuda a mirar la vida del punto de vista de Dios. La fe nos ayuda a decir, “Señor, ¿qué es lo que quieres que aprenda de esta situación?” En vez de decir, Señor, ¿por qué me sucedió esto?”

GRACIAS A LA FE, ya no necesitamos preguntarle a Dios, “¿Por qué se me reventó la llanta cuando estaba camino a esa cita tan importante?” Más bien le preguntarás, “Señor, ¿qué quieres que aprenda de este dilema?”

PAUSA

Noé tuvo que esperar 120 años antes de que la lluvia prometida llegara. ¡Eso es paciencia! Abrahán esperó cien años para tener un hijo. ¡Eso es paciencia!

Moisés esperó cuarenta años en el desierto, y luego pasó cuarenta años guiando a los hijos de Israelpor el desierto a la Tierra Prometida. ¡Eso es paciencia! Toda la gente, en la época del Antiguo Testamento, esperaba a que el Mesías llegara.

En los días del Nuevo Testamento, los discípulos esperaban al Espíritu Santo en el aposento alto. ¡La Biblia es todo acerca de esperar! ¿Por qué? Porque ESPERAR demuestra fe, ¡y la fe, complace a Dios!

LA CLASE DE ESPERA MÁS DIFÍCIL, es cuando tú estás apurada, ¡y Dios no lo está! Es difícil ser paciente cuando estás esperando la respuesta a tu oración; esperando que un milagro suceda; o esperando que Dios cambie tu situación económica, o tu salud, tus hijos, tu esposo.

Es bien duro cuando tú estás apurada, ¡Y DIOS NO LO ESTÁ! Pero esperar pacientemente es una evidencia de fe. ¡Es también una prueba de fe! ¿Cuánto tiempo debes de esperar?

¿Te acuerdas de la historia de Lázaro, ese buen amigo de Jesús? Lázaro se enfermó gravemente. Sus hermanas, María y Marta, le mandaron decir a Jesús en Juan 11:3, “Señor, el que amas está enfermo.”

La Biblia dice que cuando Jesús se enteró, esperó dos días más, A PROPOSITO, antes de ir a Betania, la ciudad donde ellos vivían. Cuando Jesús llegó, Lázaro ya había muerto. Su cuerpo ya estaba en la tumba. Al parecer, Jesús había llegado demasiado tarde.

Sin embargo, Jesús sabía que no era demasiado tarde. Así que Él se dirigió a la tumba, y clamó con gran voz en Juan 11:43, “Lázaro, ven fuera.” Y Lázaro salió -- ¡VIVO! El punto AQUÍ es que Dios nunca llega tarde. ¡Su sincronización es perfecta! El no actúa de acuerdo a nuestro horario. ¡Pero Él siempre está a tiempo!

Dios quiere que confiemos en Él… ¡que esperemos en Él! El Salmo 37:7 dice, “Guarda silencio ante el Señor, y espera en Él.” Más que cualquier otra cosa, Dios anhela que nosotras pongamos nuestra confianza en Él. La paciencia es evidencia de nuestra fe en Él.

¿Por qué debemos de ser pacientes? PORQUE DIOS ES PACIENTE, y nosotras debemos de ser como Él. Segundo de Pedro 3:15 dice, “Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación.” ¡DIOS ES PACIENTE!

Si somos hijas de Dios, debemos de tener el mismo parecido de la familia. Es por eso que el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas para producir la paciencia en nosotras. ¡Es parte del carácter de Cristo!

Cuando yo le entregué mi vida a Cristo hace 17 años, ¡yo estaba muy emocionada! Pero en menos de un mes, mi mundo se comenzó a desmoronar. Perdí mi negocio… mi estabilidad económica… y todas las cosas que eran importantes para mí.

En ese tiempo, yo pensaba que mi carrera, mi educación, mi dinero, mi éxito, y mi prestigio eran las cosas que me definían. Las que me daban valor. En medio de mis lágrimas y dolor, hubiera sido tan fácil alejarme de Jesús.

Sin embargo, yo quería estar con mi Salvador. No quería renunciar a esa pasión… a ese amor… ese gozo y salvación eterna, que había encontrado en Cristo. ¡Entonces me di cuenta que mi valor estaba en Él! ¡Que nada se compara a Él! Así que me aferré a Su promesa de que Él nunca me dejaría ni me abandonaría. ¡Y El cumplió Su promesa!

Traté de conseguir trabajo, pero no había trabajo para mí -- A PESAR DE QUE TENÍA UNA MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS INTERNACIONALES. Como no podía entender lo que estaba pasando en mi vida, clamé al Señor, “Por favor, Señor, ayúdame a entender. ¿No sé qué hacer? ¡Quiero hacer Tu voluntad! ¡Pero ando desesperada!

Un día, después de todo un año de luchas, escuché al Señor hablarme al corazón, de una forma clarísima: “Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.” Y me lo repetía una y otra vez, Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.”

A lo que manejaba mi carro, prendí la radio, y una canción comenzó, “Estate quieta y reconoce que Él es Dios.” Se me salían las lágrimas. ¡Dios me estaba hablando!

Luego fui a la tienda a comprar una tarjeta para el día del padre, y esta tarjeta prácticamente me saltó encima, decía, Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.”

Ese domingo, cuando fui a la iglesia, el encargado de la alabanza comenzó a cantar un solo, “Estate quieta y reconoce que Él es Dios.” Y ese miércoles en la iglesia, el pastor comenzó el servicio, orando, “Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.” ¡Dios me lo repitió cinco veces… en cinco días!

“Señor,” le pregunté con lágrimas de emoción, “¿Me estás tratando de decir algo?” ¡Era obvio! En ese tiempo yo todavía era “relativamente” nueva en la fe, así que no entendía bien todo esto. Dios me estaba hablando a través del Salmo 46:10. Él me estaba diciendo que confiara en El. Que tuviera paciencia.

Que Él tenía un plan para mi vida, y que Él lo cumpliría a Su debido tiempo. Que tenía que dejar de hacer las cosas a mi manera, y hacerlas a Su manera. Mientras esperaba pacientemente a que Su voluntad se cumpliera en mi vida, Jesús me abrió la puerta para ir a la Escuela de Ministerio.

Cuando terminamos la parte académica de la escuela, nos fuimos en viaje misionero a las reservaciones de los indios Sioux de Dakota del Sur. Y es ahí, en el campo misionero, que Jesús me habló al corazón, diciéndome que yo tambi én tenía mi propia gente.

Yo le pregunté: “Señor, ¿quién es mi gente? ¿La mujer peruana? ¿La hispana? ¿La americana? ¿O la mujer en general? Y a través de una misionera, que conocí en ese viaje, El Señor me habló al oído, diciéndome, “Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.” El Señor me estaba diciendo nuevamente que tuviera paciencia. Que esperara en Él.

El Señor me comenzó a preparar para enseñar la Biblia a las mujeres. Primero en mi iglesia, como maestra bíblica en inglés, y luego en Latino América, dando conferencias bíblicas a las mujeres hispanas.

¡Y DESPUES DE 11 AÑOS! cuando ya pensaba, que tal vez, no había escuchado bien al Señor, Dios me volvió a hablar, pero esta vez, a través de Josué 18:3, ¿Hasta cuándo vas a esperar para tomar posesión del territorio que te he dado? ¡UY! ¡No lo podía creer!

Dios abrió la puerta en el momento preciso, para que enseñara Su Palabra, a la mujer hispana, a través de la radio, la TV, y el internet. El mensaje que estás escuchando hoy, es la obra del Señor, y tú no estás escuchando por casualidad. Dios tiene algo muy importante que decirte hoy, a través de Su Palabra.

Y Él tiene un gran plan para tu vida también. ¡Así que… ¡Espera en El! ¡Ten paciencia! ¡Persevera! Y como me dijo a mí, te dice a ti también, en el Salmo 46:10, “Estate quieta y reconoce que YO soy Dios.”

LA PACIENCIA es palabra de Dios. ¡Él nunca anda apurado! La palabra de Dios para nosotras es“ESPERA.” “TEN PACIENCIA.” “ESTATE QUIETA.” Toma tiempo para que la tierra complete su gira alrededor del sol. Toma tiempo para que la marea suba.

Toma tiempo para que una niña crezca y se convierta en toda una mujer. Y toma tiempo, llevar a una persona a la madurez completa en Cristo.

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, como anhelamos que el fruto del Espíritu Santo, se de en nuestras vidas. Queremos más de Ti, Señor. Queremos Tu paciencia, para poder ser mujeres más bondadosas, más misericordiosas, y más tolerantes. Padre, ayúdanos a contenernos cuando alguien nos provoca a la ira. Ayúdanos a no perder la paciencia.

Gracias por llenarnos de tu Espíritu. No podemos vivir la vida cristiana sin Su amor y poder. Gracias, Padre, por amarnos y santificarnos en tu Espí ritu, y por usarnos para Tu Reino. En el nombre de Jesús. Amén.