CASTILLO FUERTEES NUESTRO DIOS

SALMO 91

Cuando todo lo bueno se desmorona, ¿qué puede hacer la gente buena? Cuando la enfermedad ataca, los matrimonios fallan, los niños sufren, y la muerte golpea, ¿Qué podemos hacer? El Salmo 91 declara, “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”

Este punto es obvio. A Dios no le espantan nuestras tormentas. A El no lo asustan nuestros problemas. El está sentado en Su trono en el cielo.¶ Los edificios pueden caerse, la Bolsa de Valores puede tambalearse, y profesiones y corporaciones pueden desmoronarse, pero NO Dios.

Ruina y escombros nunca lo han desalentado. DIOS siempre ha transformado la tragedia en triunfo. ¿No lo hizo con José? Miremos a José en la prisión Egipcia. Sus hermanos lo habían vendido como esclavo. La esposa de Potifar lo había acusado falsamente. Si había un mundo que se estaba desmoronando, ese era el de José.

O consideremos a Moisés, cuidando ovejas en el desierto. ¿Es esto lo que él pensaba hacer con su vida? Lo dudo! Su corazón palpitaba con sangre J\judía. Su pasión era la de guiar a los esclavos, ¿entonces por qué Dios lo tenía guiando ovejas?

Y Daniel. ¿Qué hubo de Daniel? El era uno de los chicos más brillantes de Israel, el equivalente de un graduado de la Universidad Católica, o la del Pacífico, o la Universidad de Lima.

Pero él, junto con toda su generación, salió encadenado de Jerusalén... como un vulgar prisionero. La ciudad fue destruida. Y el Templo quedó en ruinas.

José en la prisión. Moisés en el desierto. Daniel en cadenas. Estos eran momentos negros. ¿Quién podía ver algo bueno en todo esto? ¿Quién se hubiera imaginado que José, el prisionero, sería promovido a José, el Primer Ministro?

¿Quién hubiera pensado que Dios le estaba dando a Moisés cuarenta años en el desierto para entrenarlo, en el mismo desierto, por donde él guiaría al pueblo de Dios?

¿Y quien se hubiera imaginado que Daniel, el cautivo, se convertiría en Daniel, el consejero del rey? Dios hace cosas así. Lo hizo con José, con Moisés, con Daniel, y más que todo, lo hizo con Jesús.

En nuestros momentos más difíciles, podemos contemplar lo que los discípulos de Cristo vieron en la Cruz. Ellos vieron al Hijo de Dios masacrado. A la Santidad, asesinada. A la Inocencia, traspasada. Las madres lloraban… la maldad se reía.

Y los apóstoles se preguntaban perplejos, “Cuando todo lo bueno se desmorona, ¿qué puede hacer la gente buena?

El Salmo 91 contesta esta pregunta con una declaración. “Yo le digo al Señor: Tú eres mi esperanza, mi castillo, el Dios en quien confío.” Y, hoy, debemos recordar que Dios todavía es nuestra esperanza y nuestro castillo. Que El todavía está en Su Templo, en Su trono, y todavía está en control de todo.

Y todavía hace príncipes de prisioneros, consejeros de cautivos, y domingos después de viernes. Lo que hizo en ese entonces, todavía lo hace hoy. Nos toca a nosotros pedirle que lo haga.

En nuestros momentos difíciles, nos preguntamos, ¿Donde está Dios en todo esto? ¿Puede salir algo bueno… de lo malo? Y en cuanto a la oración – ¿Me está escuchando Dios realmente?

Y mientras reflexionamos acerca de estas preguntas, mi deseo y oración es que la paz y el discernimiento de Dios toque sus corazones y cure sus espíritus, por medio de la VERDAD de Su Palabra.

EMPECEMOS EN ORACION

Todos los salmos SON de Dios, y son maravillosos. Pero algunos han sido encomendados al pueblo de Dios, por ser especiales y confortadores, y a los cuales muchos se han entregado en momentos de enfermedad, soledad, y angustia. El Salmo 91 es uno de estos salmos especiales.

Muchos se lo han memorizado… Y en medio de las calamidades de la vida, millones se han volcado a él en gratitud.

Escuchen lo que Carlos Spurgeon, el famoso predicador Inglés, dice del Salmo 91,

“De toda la colección de salmos, no hay un salmo más lleno de gozo que el Salmo 91. Su tono es elevado y sostenido a través del salmo. La fe se luce… está en su elemento… y habla noblemente.”

La base de la fe y seguridad de la creyente está en la esencia… en la naturaleza de Dios, en Su cuidado, protección, y amor. Este es un salmo que debemos leer, especialmente cuando nos enfrentamos a un gran peligro, o estamos siendo confrontadas por los poderes del mal.

El nombre que le he dado a este mensaje, es “Castillo Fuerte es Nuestro Dios.” Realmente, este es el título de uno de los himnos más grandes de la iglesia, escrito por Martín Lutero, el primer héroe de la Reforma. Este himno ha consolado a muchos creyentes por muchas generaciones. ¡Y todavía lo hace!

He dividido este estudio en tres partes: (I) Dios es Nuestro Refugio, (II) Dios es Nuestro Protector, y (III) Dios es Nuestro Salvador.

Así que comencemos con la primera parte…

I. Dios es Nuestro Refugio (Salmo 91:1-2)

El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente.

2 Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.

En tu vida habrá momentos de adversidad, especialmente porque sabes que vivimos en un mundo caído. No trates de evitar las dificultades. El problema principal de una vida fácil, es que oculta tu necesidad de Dios.

Cuando te volviste cristiana, Jesús llenó tu vida con Su vida, permitiéndote vivir en un plano sobrenatural -- dependiendo de El. En esta vida espera encontrarte cara a cara con imposibilidades, con situaciones más allá de tu control. No dejes de reconocer tu insuficiencia ante ellos, y más que nada, tu necesidad de Dios.

Recuerda que es ahí donde Cristo te ha puesto. Ese es el mejor lugar para encontrarte con El -- en toda Su gloria y Poder. Cuando veas un ejército de problemas marchando hacia ti, ¡clama a Jesús! Deja que El pelee por ti. Observa como El obra por ti, mientras que tú descansas a la sombra de Su Presencia Omnipotente y Todopoderosa.

Este salmo nos muestra que la alabanza viene siempre antes que el poder. Antes de que miles fueran salvados en Pentecostés, la gente había estado alabando al Señor en su propia lengua. Mientras Pablo y Silas alababan al Señor en la cárcel, las puertas de la prisión se abrieron.

Cuando la alabanza asciende al cielo, cosas increíbles pasan. Por eso es que el Libro de los Salmos es tan importante. Por eso es que la adoración y la alabanza son tan necesarias.

2 Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.

Este es el equivalente a la confesión de fe que hizo el apóstol, Tomás, cuando Jesús se le apareció después de la resurrección. Tomás se postró a Sus pies, exclamando en Juan 20:28, “¡Señor mío y Dios mío!”

PAUSA

Pregunta. ¿Es Jesucristo tu Señor y tu Dios? ¿Te refugias en El Dios de la Biblia en tus momentos difíciles? Si realmente estás en Cristo, las promesas de este salmo son para ti. ¡Y son promesas extraordinarias!

En estos dos versículos tenemos cuatro metáforas que hablan de la seguridad que tenemos en Dios. El es nuestro “Abrigo,” “sombra,” “esperanza” y “castillo.” Y también nombra cuatro de los maravillosos nombres de Dios, que le dan esencia y poder a estas metáforas. Dios es “El Altísimo,” “El Omnipotente,” “El Señor” y “Mi Dios.”

Cuando el salmista identifica a Dios, como su Dios, está diciendo que el Abrigo, la Sombra, la Esperanza, y el Castillo son para aquellos que realmente viven en Dios, y confían en El.

Así que les hago esta otra pregunta. ¿Tienes una relación profunda con Dios? ¿Descansas en el abrigo del Omnipotente? ¿Pasas tiempo con Dios todos los días orando y leyendo tu Biblia?

Este salmo ha sido escrito para exhortarte a que confíes en Dios, y para que te apoyes en El en todo momento y en toda circunstancia.

Una señora y su consejera bíblica se encontraron en un almuerzo en la casa de campo de una amiga de ambas. La señora, de lo más angustiada, le comentó a su consejera, “Es muy difícil para mí confiar en Dios, cuando todo parece tan negro… tan oscuro.”

La consejera contestó, “Si tú no puedes confiar en alguien, cuando está fuera de tu vista, esa persona no puede valer mucho. Si tú no puedes confiar en Dios cuando todo se ve oscuro, el problema es, que realmente, no consideras a Dios confiable.”

Entonces la consejera le señaló a un pollito que se había refugiado debajo de su mamá gallina en el patio de la casa, y añadió, ¿Ves a ese pollito escondido debajo del ala de su mamá?

Mientras esté ahí, no puede ver nada, pero aún así, está protegido y seguro. Entonces la consejera abrió su Biblia al Salmo 91, y continuó, “Nota que NO dice que bajo Sus alas podrás ver, sino que bajo Sus alas estarás segura.”

ASI QUE YA VIMOS QUE PODEMOS CONFIAR EN DIOS, COMO NUESTRO REFUGIO, AHORA VEREMOS QUE

II. Dios es nuestro Protector (3-13)

3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.

Una vez un periodista estaba entrevistando al trapecista principal del circo que acababa de llegar a la ciudad. El trapecista admitía, que la red que había debajo, era para proteger a los trapecistas a no romperse la nuca.

Y luego añadió, “La red también nos cuida de no caernos. Imagínese si NO hubiera RED. Estaríamos todos tan nerviosos, que habría, probablemente, un mayor riesgo de fallar y caernos. Si no hubiera red, no nos atreveríamos a hacer todas las acrobacias y equilibrios sobre el trapecio, que hacemos hoy en día.

Nosotras tenemos seguridad en Dios. Cuando estamos seguras en Sus brazos, nos atrevemos a hacer grandes cosas para Dios. Nos atrevemos a vivir vidas santas. Nos atrevemos a ser obedientes. Nos atrevemos, porque sabemos que los brazos eternos de Dios nos van a sostener, si caemos.

Vivimos en una cultura, que vive con miedo... donde la gente anda preocupada por todo, desde las epidemias, la economía, a los robos y a los ataques terroristas. Aquí, el salmista se alegra, no solo del poder de salvación de Dios, sino de Su poder de conservarnos en todo momento.

¿Significa eso que las creyentes estamos inmunes al peligro? ¡NO! Pero si significa, que no importa cuales sean las batallas físicas, emocionales o económicas que estemos pasando, el Señor es nuestro Protector. ¿Qué más podemos pedir?

Lord Nelson, era un noble inglés cristiano, que vivía en Londres, cuando la plaga devastó la ciudad en el siglo quince.

Para poderse escapar de la pestilencia, que se estaba propagando por todo Londres, Nelson decidió dejar la ciudad e irse a su casa de campo, cosa que muchos de sus amigos ricos habían hecho.

Ordenó que le prepararan su carruaje y su maleta. Pero, mientras caminaba por uno de los corredores de su casa para subirse al carruaje, alcanzó a escuchar a uno de sus sirvientes decirle al otro:

“Supongo, que si nuestro amo se está yendo de Londres para evadir la plaga… debe de ser que su Dios vive en el campo y no en la ciudad.” Este fue, aparentemente, un comentario inocente… sin malicia… pero le chocó tan hondamente a Lord Nelson, que canceló su viaje, diciendo:

“Mi Dios vive en todas partes, y El me preservará, tanto en la ciudad como en el campo. Me quedaré aquí mismo.” Y se quedó en Londres. Ayudó a muchas de las víctimas de la plaga, y aun así, no se contagió. ¡Su Dios lo protegió!

4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.

Aquí vemos dos imágenes conmovedoras de la protección de Dios: primero, la de un pájaro que protege y resguarda a sus pequeños, y segundo, la de una armadura y escudo de un guerrero.

La imagen, de que Dios nos cubre con sus plumas, me hace acordar a un paseo que tuve, hace años, con mis amigas de la universidad, cuando vivía en Miami. Estábamos todas disfrutando de una linda tarde, cuando de repente, vimos que se venía una gran tormenta.

A duras penas salimos corriendo, antes de que la tormenta cayera sobre el parque donde estábamos. Cuando nos íbamos, una de mis amigas frenó el carro bruscamente, y me señaló una escena de lo más tierna.

Una mamá pájaro estaba sentada sobre el gras, totalmente mojada… expuesta a la lluvia y al viento, y su ala estaba extendida sobre su pajarito, que se había caído del nido. La tormenta era tan fuerte, que era imposible que ella regresara al árbol, así que, estaba tapando a su “bebito,” hasta que el viento y la lluvia pasaran.

Me pregunto, ¿De cuántos vientos te esta protegiendo Dios? A lo mejor una de tus compañeras de trabajo, que estaba furiosa contigo, se dirigía a tu escritorio para “decirte tu vida,” cuando fue interrumpida por una llamada telefónica.

O a lo mejor, un ladrón que estaba camino a tu casa, se le baja la llanta. O a lo mejor, un borracho, que iba manejando, se queda sin gasolina, antes de que TU CARRO pasara al lado del suyo.

¿Coincidencias? No lo creo. Con Dios no hay coincidencias. Dios, tu guardián, te protege. “Bajo Sus alas estarás segura.”

***********************************************************************

El comentarista F. Meyer dice que hay cuatro tipos de llamados que la gallina le hace a sus pollitos: Los llama (1) Cuando ya está anocheciendo, (2) Cuando el peligro acecha. (3) Cuando ha encontrado comida, y (4), simplemente cuando quiere estar cerca a sus pollitos.

Jesús se apropió de esta imagen de la gallina, cuando dijo en Lucas 13:34, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!”

Jesús hubiera salvado y protegido a Jerusalén y a sus habitantes, pero la gente no quiso. No quisieron ir a El. No quisieron morar al abrigo del Altísimo ni acogerse a la sombra del Omnipotente.” En cambio gritaron: “¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!”

Nuestro Señor quiere reunirnos bajo Sus alas, porque El ve la oscuridad que se viene… El ve el peligro que acecha… También tiene alimento para nosotros… SU PALABRA, y sobre todo, El quiere estar con nosotras.

5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7 Caerán a tu lado mil,

Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. 9 Porque has puesto al Señor, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.

¿Y pueden nuestras pequeñas mentes comprender el gran amor de Dios? En los momentos difíciles… puede que te preguntes ¿por qué? ¿por qué?

Cuando el diagnóstico del médico te deja fría, cuando la decisión de la corte está en tu contra, cuando el banco te llama para darte malas noticias, y cuando tantas otras tragedias tocan tu vida... Tú te preguntas… ¿Pero por qué, Dios mío?

Nuestras preguntas angustiadas tratan de encontrar respuesta al dolor, al problema y a las circunstancias difíciles.

Les voy a contar la historia de Corrie Ten Boom. Ella, su hermana, y su papá hicieron de su casa el refugio de muchos de los judíos perseguidos por los Nazis en Holanda. ¡Sin duda que Dios los protegería! Sin duda, que el terror de la noche no los tocaría.

Sin duda que se habían ganado, por lo menos, la bendición de Dios por bendecir a los judíos… a la semilla de Abraham.

¡PERO NO! Una noche el tan temido golpeteo a la puerta llegó a su casa. De ahí siguió el interrogatorio, las palizas, las indignidades, el infame viaje en tren metidos en el vagón de carga como ganado, y al tan temido destino, el campo de concentración de Ravensbrück.

Estuvieron expuestos a las inclemencias del clima, al hambre, a la esclavitud, al tormento, y a terribles atrocidades. No pudieron escapar el alambrado de púas, las amenazas, y los interminables actos de pasar lista.

La hermana de Corrie, de contextura más débil, murió en el campo de concentración, y fue enterrada en la fosa común.

Entonces ¿Dónde estaba Dios cuando todo esto estaba pasando? Dios no nos promete inmunidad durante la persecución. Lo que El nos promete es ir con nosotros a través del fuego, las aguas y el miedo.

Jesús nos promete en Mateo 28:20, “Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” Pase lo que pase, Jesús nunca te dejaré ni te abandonará.

Corrie Ten Boom escapó de Ravensbrück y se convirtió en misionera, y su testimonio cautivó la imaginación del mundo. Y su hermana fue una mártir.

Algunas veces es la voluntad de Dios que suframos dificultades y que nos beneficiemos por el sufrimiento. En Job 23:10, Job dice: “El [Señor] me probará, y saldré como oro.”

Romanos 5:3-4 nos dice que nosotros obtenemos esperanza, desarrollamos carácter, y aprendemos perseverancia, por lo que sufrimos. Cuando pasamos circunstancias difíciles, Dios va con nosotros a través de nuestras circunstancias. El nos sostiene en medio de nuestro sufrimiento.

PAUSA

Romanos 8:31 nos pregunta, “¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” La pregunta no es simplemente, “¿quién puede estar en contra nuestra?”

“¿Quién está en contra tuya? La enfermedad, la corrupción, el agotamiento, la economía… Ž Las calamidades confrontan, y el miedo paraliza. Cuando Pablo pregunta, “¿quién puede estar en contra nuestra?” podemos contar nuestros problemas más fácilmente de lo que podemos resolverlos.

PERO esa no es la pregunta. La pregunta es “¿Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” Cinco palabras de este versículo merecen nuestra atención. “Dios está de nuestra parte.”

Tus padres te pueden olvidar, tus maestras te pueden ignorar, tus hermanos y hermanas se pueden avergonzar de ti, tu marido te puede dejar, pero al alcance de tus oraciones, está el Creador del Universo. El Creador de los cielos, la tierra, y el mar. ¡Dios mismo! ¡Y Dios está de tu parte!

NO… que Dios estaba de tu parte en el pasado, sino Dios está de tu parte ahora. Hoy día. En esta misma hora. En este mismo minuto. “Dios está contigo, y está de tu parte.” No puede estar más cerca de ti, de lo que ya está en este segundo.

Su lealtad no aumenta si eres más buena, ni disminuye, si eres menos buena. “Dios está de tu parte.” ¿Estás demasiado cansada para continuar? El te cargará. ¿Estás demasiado desalentada para seguir luchando? El te levantará. ¡Dios está de tu parte!

Max Lucado dice: Si Dios tuviera un calendario, tu santo estaría marcado en él. Si Dios manejara carro, tu nombre estaría en el parachoques del auto. ►Si hay un árbol en el cielo, El habrá inscrito tu nombre en el tronco.

Y sabemos que Dios tiene un tatuaje, y sabemos lo que el tatuaje dice, en Isaías 49:16, “Grabada te llevo en las palmas de Mis manos.”

Dios pregunta en Isaías 49:15, “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?” Que pregunta tan extraña. “Se pueden imaginar ustedes, mamás o abuelas, dándole la mamadera al bebe, y después preguntarse, ¿Cómo es que se llamaba este chico? ¡NO!

Todas ustedes, que han tenido bebes, saben cómo es eso. Los acariciamos… los engreímos… los apachurramos… se nos cae la baba cuando sonríen. Son la alegría de nuestra vida. ¿Puede una mamá olvidar? ¡No creo! Pero aún si ella se olvidara, Dios nos dice en Isaías 49:15, ¡Yo no te olvidaré!

Así que, sabiendo todo eso, ¿quién puede estar en contra tuya? ¿Puede la muerte hacerte daño ahora? ¿Puede una enfermedad robarte la vida? ¿Puede alguien quitarte tu propósito, o disminuir tu valor? ¡NO!

Aunque el infierno mismo estuviera en contra tuya, nadie puede derrotarte. Tú estás protegida. “Dios está de tu parte.”

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

Dios nos promete escoltarnos a nuestro hogar celestial. Eso no significa que hagamos experimentos audaces con Dios… que hagamos cosas tontas, que no son bíblicas, con la suposición que no importa lo que hagamos, nada malo nos va a pasar. Eso es lo que el diablo quería que Jesús hiciera.

El diablo cita estos dos versículos como parte de su tentación a Jesucristo, que están escritos en Mateo 4 y en Lucas 4. Pero los cita de forma engañosa. Omite “en todos tus caminos” – es decir, en los caminos marcados para nosotras por Dios, y no, en nuestros propios y obstinados caminos.

Esa era la verdadera esencia de la tentación. Él quería que Jesús se fuera por Su propio camino, en vez de confiar en Dios. El diablo no quería que Jesús estuviera contento en el camino que Dios había trazado para El, aun si esto significara ir a la cruz.

El diablo quería que Jesús pusiera a prueba a Dios tirándose de la parte más alta del templo, con la esperanza de que Su Padre mandara ángeles para que lo sostuvieran, y no cayera al piso y se hiciera polvo. ¡Qué mejor manera de impresionar a la gente con este espectáculo!

El diablo estaba tergiversando la promesa de Dios de mandar ángeles, “como si fuera un permiso” para que Jesús se aprovechara de Su Padre.

Sin embargo, Jesús le contesta en Mateo 4:7: “También está escrito: "No pongas a prueba al Señor tu Dios." Poner a Dios a prueba, tirándose del punto más alto del templo, no hubiera sido tomar el camino que Dios había trazado para El. Hubiera sido el opuesto a confiar en Dios. Hubiera sido tirarle “una carnada a Dios.”

Nuestro Señor derrota a Satanás porque confía en Su Padre. Hay una gran diferencia entre confiar en Dios… y ponerlo a prueba. Cuando nosotros deliberadamente nos ponemos en peligro, demostramos que no entendemos lo que su promesa de protección significa. Jesús resiste a la tentación, y ángeles vienen a ministrarlo.

En nuestra propia vida, Dios manda a Sus ángeles para apoyarnos. Nosotros no los vemos, pero ellos están ahí presentes, llevando a cabo fielmente la voluntad de Dios.

Y FINALMENTE, DESPUES DE RECONOCER QUE DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y NUESTRO PROTECTOR, CONCLUYAMOS CON NUESTRA TERCERA PARTE

III. Dios es nuestro Salvador (14-16)

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida,

Y le mostraré mi salvación.

En muchas de las circunstancias de la vida, debemos aprender a confiar en Dios. El Señor es nuestra seguridad, nuestro escudo y refugio de todo mal. Debemos tener siempre la seguridad que Su protección es mayor que cualquier peligro que nos acecha.

No importa cuán grande sea la adversidad, Dios está en control de todo. El está sobre todo. Por eso debemos confiar en El completamente.

Podemos confiar en la Protección de Dios – Nada puede venir a nuestras vidas a menos que haya pasado por las manos de Dios primero. El no dejará que entre cualquier peligro que El elija. Lo que El permite en nuestras vidas está ahí por cita divina… para nuestro bien.

Podemos confiar en el poder de Dios – Si habitamos bajo la protección de Dios, El hará posible, por Su gracia divina, que cobremos ánimo en medio de fuertes pruebas. En nuestra debilidad, el poder de Dios se hace perfecto. El da aun mayor gracia para que podamos seguir adelante en medio de la tormenta.

Podemos confiar en la paz de Dios – La paz es más que la ausencia de problemas. Es la presencia de una calma en medio de nuestros problemas, en el cual Dios tranquiliza y satisface nuestros corazones con Si mismo. Jesús nos da una paz divina que sobrepasa todo entendimiento.

PAUSA

Cuando una catástrofe ocurre, el espíritu humano responde de maravilla. Muchos se ofrecen a donar sangre, Otros contribuyen con miles de dólares para a ayudar a los damnificados, y aún otros, trabajan horas interminables para rescatar a los heridos.

Pero hay un grupo que es el más valiente e importante de todos. Son aquellos dedicados a la oración. Son los que mantienen el fuego de la fe ardiendo. Nuestro Redentor escucha nuestra oración. El hace que todo el cielo se quede en silencio para escucharnos mejor. No se quiere perder ni una palabra nuestra. El escucha tu oración.

¿No es maravilloso saber que Dios nos escucha? Tu voz importa en el cielo. Dios te toma muy en serio. Cuando entras a la presencia de Dios, no tienes que preocuparte de que El te ignorará.

Aún cuando vaciles o tartamudees, aún cuando lo que tienes que decir no impresione a nadie, impresiona a Dios. El escucha el ruego doloroso de la viejita que está en un hospicio. El escucha la confesión tosca del condenado a muerte.

El escucha al borracho que pide misericordia, a la esposa que necesita consejería, al hombre o mujer de negocios, que se detiene en una iglesia, a orarle a Dios. Dios escucha. El escucha atentamente. Las oraciones son honradas en el cielo.

Son como joyas preciosas. Tus oraciones en esta tierra activan el poder de Dios en el cielo. No importa donde estés, cuando le hablas a Jesús, El te escucha. Y cuando Jesús escucha, el mundo cambia. ¡Todo porque alguien ora!

Las promesas de Dios son para aquellos que lo aman y confían en El. Por eso, hay bendiciones que algunas creyentes se pierden, simplemente porque andan preocupadas y ansiosas, y no confían en Dios, como debieran.

Aquí el salmista cita a Dios… diciendo que las bendiciones son para aquellas que aman a Dios, que confiesan Su nombre, y que buscan satisfacción en lo que solo Dios puede proveer. ¿Tú haces eso? ¿O tú todavía estás tratando de encontrar satisfacción en el mundo? ¿Amas al mundo más de lo que amas a Jesús?

TERMINEMOS CON UN CUENTITO BASTANTE SIMPATICO… PERO PROFUNDO A LA VEZ…

Una mañana en 1950, estoy casi segura que Dios le dijo a San Pedro, “¡Pedrito! ¿Adivina de quien recibimos oraciones esta mañana? San Pedro le contestó, “Aquí arriba, yo ya he escuchado de todo.”

“Bueno,” dijo Dios, “dos de los nuestros, un héroe de la Segunda Guerra Mundial, José García y su esposa Luisa, quieren tener una casa propia. Es como si dos gorriones trataran de comprar su propio árbol.

Recién casaditos…, no tienen ni cuenta bancaria. Ellos trabajan, pero ganan sueldo mínimo. Con las justas tienen para pagar su pequeño apartamento. Sin embargo, tener casa propia se ha convertido en su obsesión, y me han pedido que los ayude.”

“Ay, esa obsesión es ridícula,” dijo Pedro, “¡Señor, me imagino les dirás que no!” “Al contrario,” dijo Dios, “¡los voy ayudar!” Yo se algo que ellos no saben. Realmente necesitan una casa, porque los suegros se van a mudar con ellos.

Y Luisa va a tener su primer bebe, el primero de cuatro hijos, y realmente, necesitan una casa para criarlos, en vez del huequito que tienen ahora.” “Pero no van a poder pagar por esa casa,” dijo Pedro, “No por ellos mismos.”

“Yo sé, que por si solos, no pueden,” dijo Dios. “Pero ellos no están solos…Yo estoy con ellos.” ► José y Luisa pidieron ayuda a la empresa donde José trabajaba, pero se la negaron. Después de orar, la empresa decidió ayudarlos.

El banco les negó el préstamo, pero después de orar, el banco cambió de idea. Y finalmente, después de orar, encontraron la casa perfecta para ellos, que sería su refugio durante más de veinte años. ¡Ese es el poder de la oración!

¿Así que, qué crees? ¿Puedes confiar en Dios con tu futuro? ¡Puedes confiar en que El te protegerá!

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, muchas veces nuestros problemas nos dan miedo. Confesamos que somos débiles y frágiles ante ellos. Ayúdanos a no enfocarnos en ellos, sino enfocarnos en Tu grandeza y poder. Permite que nuestros corazones descansen plenamente en Ti.

Tú eres nuestro Refugio, nuestro Protector, y nuestro Salvador. Si Tú estás de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?”

Padre, muchas de nosotras estamos pasando por situaciones difíciles, algunas estan enfermas, otras desconsoladas, otras se sienten muy solas, algunas están pasando por problemas económicos, y también hay otras que han perdido a un ser querido.

Solo el hecho de saber que Tú eres nuestro Castillo Fuerte nos da paz y seguridad… nos conforta…. Nos da consuelo y esperanza. Tu Palabra, Señor, es un bálsamo para nuestra vida. Gracias por Tu misericordia. En el nombre de Jesús. Amén