Por Su Fruto los Conocerás - 3era Parte

Gálatas 5:22-25

En el libro “Los Miserables,” Víctor Hugo cuenta la historia de Jean Valjean cuyo único crimen había sido robarse un pedazo de pan para alimentar a los hijos de su hermana, que estaban hambrientos. Después de servir una condena de diecinueve años por su crimen, lo sueltan.

No pudiendo encontrar trabajo porque era un convicto, llega un día a la casa de un obispo cristiano, quien compasivamente le da comida, y un lugar para dormir. Sin embargo, cediendo a la tentación, Valjean se roba las fuentes de plata del obispo, y se escapa de la casa. Pero es arrestado, y llevado de regreso a la escena del crimen.

El compasivo obispo no quería enjuiciarlo. Así que decide tratar de ganarse a este hombre para el Señor, diciéndoles a los oficiales que él había querido que Valjean tuviera las fuentes de plata. Volteándose hacia el culpable, le dice, “Jean, te olvidaste de llevarte los candeleros…

El criminal estaba tan asombrado por la bondad y compasión del obispo, que años más tarde, le entrega su vida a Cristo. El amor y la compasión del obispo hicieron maravillas en la vida de Jean Valjean.

EMPECEMOS EN ORACION

Padre, que maravilla poder ver el fruto del Espíritu en la vida de aquellos que aman a Cristo. Nosotras queremos ese fruto. Queremos que Cristo brille a través de nuestras vidas. Queremos amar a otros como Tú los amas. Queremos permanecer en ti y ser transformadas. Avívanos, Señor, por el poder de tu Espíritu. En el nombre de Jesús, Amén.

Gálatas 5:22-25, “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.”

La semana pasada y la antepasada estudiamos cuatro características del Fruto del Espíritu. El amor, el gozo, la paz, y la paciencia. Ahora seguimos con la Benignidad. Benignidad es benevolencia en acción, dulzura de disposición, gentileza en el trato con otros, afabilidad.

Benignidad es la habilidad de actuar para el bien de quienes abusan de la paciencia de uno. El Espíritu Santo borra la agresividad de carácter de quien está bajo Su control.

El hombre más benevolente, que ha vivido en esta tierra, es Jesús. Pedro hace un resumen de la impresión que tiene de los maravillosos tres años y medio que pasara con Jesús, cuando dice en Hechos 10:38, “Jesús anduvo haciendo el bien.”

Jesús es tierno con las madres de Jerusalén cuando le traen a sus pequeños, a pesar de que los apóstoles las habían regañado por hacerlo. Es compasivo con Jairo y su pequeña hija. Es benevolente con el leproso despreciado, que hasta lo toca… cuando él va a Jesús en toda su necesidad.

Es bueno con Pedro, cuando éste se sentía abrumado por su culpa y vergüenza. Es benévolo con el ladrón arrepentido, que se estaba muriendo. En realidad, es imposible para nosotras imaginarnos a Jesús, no siendo benevolente y compasivo.

Federico Faber dice que la benevolencia y la compasión han convertido a más pecadores que toda la elocuencia, el fervor, y todo el conocimiento del mundo.

PAUSA

Por otro lado, la Biblia es muy clara en su evaluación del corazón humano. Dice que el corazón humano es malvado. Solo busca su propio bien, por encima de todo. Trata de esconder sus secretos de Dios. Alberga malas actitudes contra otros, y cultiva la amargura, cuando lo ofenden.

Mientras todas tenemos maldad en nuestros corazones, debido a nuestra naturaleza pecadora, hay muchos en el mundo, que se esfuerzan por exhibir su maldad.

Muchas de nosotras queremos hacer el bien y comportarnos respetuosamente y con gentileza hacia otros. ¡Con benignidad! Pero, invariablemente, encontramos a aquellos que no tienen conciencia de ellos mismos, y hasta parecen disfrutar, de sus intenciones egoístas.

Cuando dichas personas nos hieren, lo único que nos queda es dejar que el evangelio guíe nuestra forma de responder.

De todas las personas de este mundo, Jesús fue la víctima de la peor de las injusticias. Su inocencia perfecta fue destruida por hombres corruptos y malvados. ¿Y cómo respondió Jesús? El sacó la cara por la verdad, y sufrió las consecuencias. Pero Él nunca se desquitó ni se vengó. ¡Nunca! ¡Y nos llama a nosotras a hacer lo mismo!

¿Cómo respondemos cuando nos hieren? Nos asombramos por la maldad del corazón de otros. AUNQUE NO DEBERIAMOS… porque esas mismas semillas están dentro de nosotras. ¿Tratamos de desquitarnos? ¿O de vengarnos?

Si lo hacemos, estaremos violando el mandato de Jesús, y nos pondremos al mismo nivel de esas personas. ¿Hervimos con resentimiento cuando nos hieren? Nuevamente, estaremos desobedeciendo a Jesús, si lo hacemos, y nuestra actitud solo nos herirá a nosotras mismas.

Entonces ¿Qué es lo que debemos de hacer? Jesús nos dice que amemos a nuestros enemigos, que les hagamos el bien, y hasta que les demos prestado, si nos piden. ¡Esto es el polo opuesto a nuestra vieja naturaleza, y es un ataque a nuestro orgullo propio!

Pero eso es exactamente lo que Jesús hizo con nosotras, y el deseo de Su corazón es que seamos como El. ¿Pero, lo seremos? Las injusticias que tengamos que sufrir, mirémoslas como prueba de que el evangelio es verdad. Por eso Jesús nos dice en Lucas 6:35, “Sean compasivas, como también su Padre es compasivo.”

Alguien dijo, “Desparrama dulzura y gentileza a lo largo del camino, y nunca caminarás sola.”

Otra de las virtudes del fruto del Espíritu es la Bondad. Bondad se refiere a todo lo que es característicamente bueno en sí, y beneficioso en su efecto. Por ejemplo, la bondad es usada para retratar la bondad de Dios. En Mateo 19:17 Jesús le dice al joven rico, ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios.

También es usado para describir a Bernabé, del que el Espíritu Santo, dice en Hechos 11:24, “Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y del Espíritu Santo.”

La bondad de Bernabé hace que se haga amigo de Saulo de Tarso después de su conversión, aun cuando todos parecían dudar de que su conversión fuera genuina, sino que creían que era la táctica de un espía.

Esa misma bondad hace que Bernabé buscara a Saulo, de nuevo, y lo llevara a Antioquía para comenzar un avivamiento allí. Bernabé, como delegado apostólico, debía de haber sabido que Saulo muy pronto lo eclipsaría. Pero eso a él no le importaba. Para él, lo más importante era propagar el evangelio… la salvación de Cristo.

Esa misma bondad hace que Bernabé saque la cara por Juan Marcos… a tal punto, que Pablo y Bernabé terminan separándose. Cada cual toma su propio camino.

A pesar que la benignidad y la bondad son virtudes de la misma familia – se podría decir que son primas hermanas -- la bondad, parece ser de temple más fuerte. Tal vez, la bondad requiera “pararse y hacer resistencia,” mientras que la palabra benignidad, no implica eso.

Por ejemplo, la bondad de nuestro Señor Jesucristo lo impulsó a tomar acciones enérgicas para limpiar el templo. Esa misma bondad hizo que Jesús denunciara a los escribas y fariseos por su hipocresía, su error, y su rechazo.

Los eruditos griegos suelen definir la “Benignidad” como el elemento dulce y gentil del carácter perfecto de Jesús, mientras que la Bondad es el elemento más fuerte de su carácter. Ser los dos – compasivo y bueno - es el ideal.

Esta combinación de benignidad y bondad hace que una madre o padre amoroso le diga “No” a su hija o hijo, y hasta que lo discipline, si es necesario.

Hablando de la bondad, Gary Griessner dijo:

· La gente es irrazonable, ilógica y egoísta. Ámalas de todos modos.

· Si haces el bien, gente te acusará de tener motivaciones egoístas. Has el bien de todos modos.

· Si tienes éxito, te ganarás falsos amigos y verdaderos enemigos. Ten éxito de todos modos.

· Honestidad y franqueza te hacen vulnerable. Se honesta y franca de todos modos.

· El bien que hagas hoy, será olvidado mañana. Haz el bien de todos modos.

· Lo que te pases edificando por años puede ser destruido de la noche a la mañana. Edifica de todos modos.

· Dale al mundo lo mejor que tienes, y te darán una patada. Dale al mundo lo mejor que tienes de todos modos.

Me encanta saber que Benjamín Franklin solía preguntarse todos los días, “Que cosa buena puedo hacer hoy.”

Pero no todo en este mundo es bueno. Hay hombres malos que odian a los hombres buenos… y mujeres malas, que odian a las mujeres buenas. Hay algo muy bello acerca de la verdadera bondad. Verdadera bondad confronta la maldad, a tal grado, que afecta la mismísima conciencia del malo.

Cuando el Ejército de Salvación estaba en sus inicios en las barriadas de Londres, muchos hombres se convirtieron al cristianismo, abandonando su adicción a bebidas alcohólicas. Uno de ellos fue un tipo llamado “El Plomero.”

Este hombre le caía muy bien a todos sus compañeros de trabajo. Como todos, él era un ladrón malhablado, y borracho para remate, y siempre estaba listo para contar un chiste sucio. Cuando le entregó su vida a Cristo, dejó de tomar y de decir malas palabras. Ya ni siquiera robaba.

De la noche a la mañana, se había vuelto un hombre bueno. No solo santurrón, sino genuinamente, un buen hombre. Al principio su bondad les pareció divertida a sus antiguos compinches, luego los irritó, y eventualmente, los enfureció.

Comenzaron una campaña de persecución sistemática diseñada para hacerle la vida, tan imposible, que lo forzarían a renunciar a su trabajo. Pero su bondad era incorruptible. Lo llegaron a odiar simplemente porque era bueno, y ellos eran malos.

Probablemente esta bondad genuina es lo que más ansiamos, especialmente, cuando envejecemos. Podemos mirar hacia atrás en nuestras vidas, y darnos cuenta de todo lo que hemos malogrado en nuestra vida, por nuestra falta de bondad.

Quisiéramos poder volver a ese u otro incidente, y volverlo a revivir. Quisiéramos haber sido buenas -- genuinamente buenas -- en vez de habernos rendido a la lujuria, o al mal genio, o al orgullo, o a la envidia, o a cualquier otra cosa.

PAUSA

Y AHORA VIENE LA FE… que es otra característica del Fruto del Espíritu.

Una chiquita había estado yendo a la escuela dominical, donde cada estudiante había hecho una placa con las palabras “Ten Fe en Dios” como su lema. Más tarde, ella se subió al ómnibus para irse a su casa, y cuando ya el bus arrancaba, ella se da cuenta que se había olvidado de traer su placa.

Entonces saltó de su asiento, y corriendo por el pasillo, comenzó a gritar, “Pare el ómnibus. ¡He perdido mi fe en Dios!

La Fe es el acto o la actitud de confiar, depender, y también de lealtad. La Fe es entretejida en el tapiz y textura de nuestras vidas. Una de las características de Dios, es que Él es totalmente confiable, y absolutamente fiel. Él no puede romper Su Palabra.

La fidelidad de Dios se manifiesta en nuestro propio mundo. El mundo, como lo conocemos, fue creado por diez mandatos de Dios. Las palabras, “Y Dios dijo” ocurren diez veces en Génesis 1. “Y así fue… Y fue bueno.” Las leyes de la naturaleza son expresiones del poder de Dios en la creación.

Dependemos de ellas implícitamente. Las leyes del calor, luz, sonido, magneto, y gravedad, son completamente confiables. Las leyes que gobiernan la vida, tan complejas y misteriosas, son expresiones de la fidelidad completa de Dios con respecto al universo físico.

Las leyes morales de Dios son igualmente fijas. Su obra en la vida humana y la sociedad puede ser más compleja, más misteriosa y más difícil de seguir, pero no pueden ser violadas tampoco. Santiago 1:15 dice, “El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte.”

Pueden estar seguras que Dios es fiel a Su Palabra también. Cuando Dios hace una promesa, Él la cumple, ya sea a uno individuo específicamente, como Abraham, o a una nación, como a Israel, O EN GENERAL. Podemos confiar en las promesas de Dios. Él no puede mentir. Su Palabra es Su pacto eterno.

Cuando Patrick Henry se estaba muriendo, llamó a sus hijos alrededor suyo y les dijo, “Estoy a punto de dejarles todas mis posesiones terrenales. Pero hay una cosa más que quiero dejarles, específicamente, mi fe cristiana.

Si yo les dejara eso, y nada más, serían ustedes verdaderamente ricos. Si yo les dejara todo lo demás, y no eso, ¡ustedes serían verdaderamente pobres!

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David Livingston, misionero en África, aseguró su vida en la fidelidad de Jesús. En cada gran crisis de su vida, vagando en medio de las tribus salvajes de África, muchas veces, a poca distancia de la muerte, él escribía en su diario su versículo favorito, en Mateo 28:20 donde Jesús dice:

”Y Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” Y luego escribía su comentario usual: “Es la Palabra de un Caballero del más alto honor. Lo que Él dice, eso es. Nunca se le ocurrió dudar de las palabras de Jesús.

¡Y la palabra cristiana tampoco se debe de romper! Hace unos años, el director de una universidad, y una señorita llegaron a un acuerdo de que, al año siguiente, ella sería parte de la facultad. La señorita era cristiana, y el director había aceptado su palabra. Ella firmaría el contrato cuando llegara a la universidad.

Poco antes de que comenzara el semestre, él recibió una carta de esta señorita. Le habían ofrecido otro trabajo, que pagaba más, y había decidido tomarla. Ella dijo, que había orado acerca de esto, y que tenía paz en todo este asunto.

El director de la universidad, viendo el vacío que ahora quedaba en su facultad, y el problema que tenía de buscar reemplazo a último minuto dijo amargamente, “Fantástico, ella tendrá la paz, pero yo tengo el problemón.”

Esta señorita no tenía idea de lo que integridad significaba, y menos aún, lo que significa tener un carácter cristiano. Cuando una cristiana da su palabra, ella debe honrar su palabra, por el simple hecho, que no se le puede ocurrir hacer otra cosa. Ella debe de ser completamente confiable. La FE es el Fruto del Espíritu.

Y AHORA VIENE… MANSEDUMBRE. Escuchen la definición que Aristóteles da de la Mansedumbre. “Es el punto medio entre la inclinación a la ira y la incapacidad completa de sentir ira.” Otra palabra sería ser mansa, que muchas veces, es considerada debilidad.

La noción común es que la gente mansa es gente débil, y que no se puede defender a sí misma. Pero la Biblia dice que la mansedumbre demuestra fuerza , no debilidad.

La mansedumbre es la actitud del corazón, que acepta el trato del Señor, como bueno, perfecto, y aceptable, y no está accesible a pleitos ni resistencia. Nuestro Señor Jesucristo se describe a sí mismo como manso.

Él dice en Mateo 11:29, “Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma.”

Jesús era Dios manifestado en la carne. El poseía en sí mismo, aun viviendo en la tierra, todo el poder de crear una galaxia. Como Hombre, El escoge ponerse a la disposición completa de Su Padre y del Espíritu Santo.

El demuestra poder extraordinario. Tenía poder para convertir el agua en vino, de multiplicar peces y panes, de calmar la tormenta, de limpiar al leproso, de darles órdenes a los demonios, y de levantar a los muertos. Por Su gran fuerza, Él se somete pacientemente a terribles indignidades, y al daño que le hacen, durante Sus juicios y la crucifixión.

Hoy en día, la mansedumbre, como fruto del Espíritu, es ignorada por la mayoría de la gente. Sin embargo, nuestro Señor promete en Mateo 5:5, “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.”

Cuando finalmente Jesús se presenta a Israel, como el tan esperado Mesías de la nación, El entra triunfalmente a Jerusalén montado en un burro. ¡Cómo se deben de haber reído los romanos! Pero escuchen lo que dice el Espíritu Santo en Mateo 21: 4-5

“Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta: Digan a la hija de Sión: Tu Rey viene a ti, manso, sentado sobre una burra, sobre un burrito, hijo de animal de carga.”

Y finalmente, llegamos al último fruto del Espíritu… TEMPLANZA. Habrán notado que todas las virtudes que hemos estudiado implican la necesidad de tener TEMPLANZA O DOMINIO PROPIO. Esta palabra, en griego, significa “fortaleza.”

Como Fruto del Espíritu, esta clase de fortaleza significa mucho más que simplemente dominio propio – ya que esta virtud es también practicada por los no creyentes, y hasta por cristianos carnales y mundanos, en algunas áreas de sus vidas.

Por ejemplo, en su carta a los Corintios, Pablo señala que los atletas, que se estaban preparando para algún gran evento, “se abstenían de todo,” es decir, usaban TEMPLANZA.

ES la referencia al régimen y entrenamiento rígido y severo que los atletas pasaban durante muchos meses para alcanzar sus metas. ADEMAS, en la misma carta, Pablo les aconseja a las personas solteras, que si no pueden contener sus apetitos, que se casen.

1 Corintios 7:8-9, “A los solteros y a las viudas les digo que sería bueno que se quedaran como yo; pero si no pueden dominarse, que se casen; pues es mejor casarse que arder de pasión.”

TEMPLANZA significa dominarse en todo, y es usada para describir a la persona que tiene grandes pasiones, pero las tiene bajo control.

Bob Jones dijo, “La filosofía cristiana es una filosofía de abnegación, dominio propio, y moderación. En cambio la filosofía satánica es “vive como quieras,” “ten lo que quieras,” “no dejes que nadie te diga lo que tienes que hacer,” y “es tu vida y tú tienes derecho a vivirla como te dé la gana.”

Cuando Pablo se encontraba encadenado de pie ante Félix y su esposa Drusilla, defendiéndose, por primera vez, ante un gobernador romano, no solo busca limpiar su nombre de todos los cargos contra él, sino que también va tras el alma de Félix.

Leemos en Hechos 24:25, “Pero cuando Pablo le habló acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó.” Por supuesto, que estaría espantado. El emperador Claudio lo había nombrado procurador de Judea en el año 52 después de Cristo, pero era conocido por su crueldad y traición.

Por otro lado, Drusilla era la hija de Herodes Agripa I, y ella había abandonado a su esposo, el rey de Emesa, para casarse con Félix.

PAUSA

Como ya hemos hecho con el resto del fruto del Espíritu, vayamos a Jesucristo para vislumbrar este fruto en El. Piensa cuan perfecto era Su dominio propio durante Sus juicios. Cuan magnífica Su templanza ante Caifás, cuya alma perversa, Jesús podía leer como si fuera un libro abierto.

Que calmado estaba Él, cuando era confrontado por una sarta de testigos falsos que los principales sacerdotes y los ancianos habían contratado para testificar en contra Suya. Pero El simplemente se mantiene callado.

Tan completa era Su templanza que cuando finalmente rompe Su silencio para confesar Su divinidad, los miembros del Consejo le escupen a la cara, lo cachetean, lo hieren, y se burlan de El en Mateo 26:67-68, “Profetízanos, Cristo; dinos quien te golpeó.”

Piensa en Su dominio propio ante Herodes. Ahí estaba sentado ese mal hombre rodeado de soldados. Ahí estaban parados los principales sacerdotes y los escribas. Herodes hubiera dado cualquier cosa por ver a este mago hacer unos cuantos de Sus trucos.

Las autoridades judías lo acusaban vehementemente. Herodes lo acosaba con preguntas. Pero Jesús no dice nada.

Lucas 23:11 dice, “Entonces Herodes y sus soldados lo humillaron y se burlaron de él; y los vistieron con una ropa muy lujosa, después de lo cual Herodes lo envió de vuelta a Pilato.” Nada perturbaba Su dominio propio.

Los latigazos, la burla de los soldados, la sentencia injusta y cobarde del gobernador, la preferencia tan insultante de los judíos por Barrabás, en vez de Jesús, y los fuertes gritos de la multitud para lo crucificaran… a pesar de todo el amor y compasión que Jesús les había mostrado de tantas formas y maneras.

Pero nada podía romper Su templanza.

Ahora sigamos a Jesús al Calvario. Vean la dignidad con que se somete a los soldados que clavaron los clavos a través de Sus manos y pies. Escúchenlo orarle fervientemente al Padre para que los perdonara.

Mírenlo proveer por Su madre… Escúchenlo prometerle al ladrón moribundo un hogar en el cielo… en el paraíso. Ni una vez perdió Su dominio propio. Su mente, corazón, y voluntad estaban siempre bajo el control de Su espíritu, hasta Su último suspiro, cuando soberanamente le entrega Su espíritu al Padre, inclina Su cabeza, y muere.

¡Templanza! Es el fruto del Espíritu. Este no es el resultado de poner la mente, las emociones, y los sentidos bajo el control de la voluntad humana. Al contrario, es el resultado de poner la voluntad humana bajo el control del Espíritu Santo. El Espíritu Santo le imparte energía a la voluntad humana para producir este fruto del Espíritu.

Es un deleite conocer a la persona, cuyo fruto del Espíritu está bien desarrollado en ella, y a la vista de todo el mundo. Dicha persona es amorosa, calmada, y llena de gozo y paz. Esta persona es sumisa a Dios en todo momento, y ante toda circunstancia.

Ella es amable, buena, leal, fuerte, y muy por encima de reaccionar violentamente a las provocaciones. Todas conocemos personas como esas. Todas envidiamos su serenidad.

¡Pero la templanza no es automática! Requiere oración, leer la Biblia, disciplina, obediencia y abnegación, antes de que se pueda convertir en parte del carácter cristiano.

¡ASI QUE! YA HEMOS HABLADO DE “LA VIDA EN EL ESPIRITU” Y “EL FRUTO EN EL ESPIRITU,” AHORA VAYAMOS A NUESTRA TERCERA Y ÚLTIMA SECCION:

III. LA PRÁCTICA EN EL ESPIRITU (Gálatas 5:24-25)

(24) “Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”

Pablo nos dice que la creyente se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cristo no solo murió por ti, y por mí, sino que nosotras morimos con Cristo. Cristo murió por nosotras, para quitar la pena de nuestro pecado, pero nosotras morimos con Cristo para romper el poder del pecado.

Nosotras debemos aceptar lo que Dios dice acerca de la vieja naturaleza y no tratar de hacer de esto algo que no es. Romanos 13:14 dice “Que nos revistamos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne.”

Romanos 7:18 dice “Yo sé que en mí, esto es, en mi naturaleza humana, no habita el bien.” Y Romanos 8:13 dice “Porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.”

La única forma, de ser como Dios quiere que seamos, es de cooperar con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca obliga, nunca fuerza, nunca presiona, y nunca intimida. Él nos guía, y nosotros lo seguimos. Él nos guía a toda la Verdad. Él nos guía por el camino de la justicia. Él nos guía paso-a-paso. Él nos guía suavemente, y de forma infalible.

Él nos guía en nuestra hora de devoción todos los días. Él nos guía a través del consejo de hombres y mujeres devotos. Él nos guía a través de las circunstancias de la vida. Él nos guía avivando nuestra conciencia. Él nos guía alentándonos o conteniéndonos, asegurándonos o censurándonos. Él nos guía, y nosotras lo seguimos un paso a la vez.

(25) Si vivimos por el Espíritu, vivamos también según el Espíritu.

Para vivir en el Espíritu, debemos caminar en el Espíritu. Seguirle el paso al Espíritu Santo. ¿Pero cómo podemos hacerlo de forma práctica en nuestra vida diaria? Yo te sugiero tres cosas: (1) PIDE, (2) RELAJATE, Y (3) RECIBE.

(1) PIDE -Jesús nos da la primera clave de como caminar en el Espíritu cuando dice en Lucas 11:9, “Así que pidan, y se les dará. Busquen, y encontrarán. Llamen, y se les abrirá.” Es interesante que en el griego los verbos pidan, busquen, y llamen están en el tiempo presente.

Esto significa que pidamos, que busquemos y que llamemos continuamente. No es algo que hacemos una vez por semana, o en la iglesia, o cuando vamos a un retiro. Es lo que hacemos todos los días, cuando le decimos, “Señor, necesito Tu ayuda. Quiero que me uses para Tu Reino. Hazme sensible a Tu Espíritu.”

(2)RELAJATE Si el primer paso para caminar en el Espíritu es el de pedir, el segundo paso es el de relajarte. En 1 de Samuel 9, vemos a Saúl buscando los asnos de su padre. Como no los podía encontrar, Saúl decide regresar a la casa de su padre con las manos vacías – cuando escucha que Samuel, el hombre de Dios, podía ayudarlo.

Entonces va en busca del profeta Samuel, y le pregunta si sabía a dónde estaban los asnos de su padre. Samuel le dice que no se preocupara por los asnos, sino que fuera con él al santuario, y comiera con él. Habían cosas más importantes de que hablar. Saúl se iba a convertir en rey de Israel.

Nosotras somos como Saúl. Muchas de nosotras estamos buscando nuestros asnos perdidos. Deseando venir a nuestro Padre con algo significativo en nuestras vidas, andamos sin rumbo y regresamos con las manos vacías.

Luchamos con un trabajo, o la casa, o una carrera, o una relación. Aunque estas cosas son importantes, son simplemente asnos, en comparación al Reino de Dios. El Señor nos llama a un ministerio significativo, a tocar la vida de otros, a impactar a nuestro mundo.

Él nos dice, “No te concentres en los asnos. Yo sé a dónde están. Ven siéntate conmigo, saca tu Biblia, y pasa un rato en comunión Conmigo.”

Y por último, (3) RECIBE DEL SEÑOR - ¿Qué pasa cuando Saúl se sienta a la mesa de Samuel? Samuel le dice que le va a dar la Palabra de Dios. Luego toma un frasco de aceite y lo derrama sobre la cabeza de Saúl en 1 Samuel 10:2 “El Señor te ha ungido para que seas el rey de Su pueblo Israel.”

¿Quieres caminar en el Espíritu? Haz lo que Saúl hace: Olvídate de los asnos. Pon a un lado tus planes, por un momento. Quédate quieta en la Presencia del Señor. Recibe Su ungir. Luego, como Saúl, se te dirá a donde puedes encontrar los asnos perdidos.

Jesús dice en Mateo 6:33, “Busquen primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” Es así de simple. Por la mañana, durante el día, los domingos, entre semana – busca primero el Reino de Dios.

NO SOLO SERAS UNGIDA POR EL ESPIRITU, sino que oportunidades se te abrirán, y, como Saúl, encontrarás lo que realmente estabas buscando.

Y YA PARA TERMINAR, las dejo con este cuentito, que resume todo lo que hemos estudiado acerca del Fruto del Espíritu.

Un día, mientras una mujer oraba, preguntó, “¿Dios, quién eres,?” Él contestó, “Yo Soy.” Pero quién es, “¿Yo Soy?” Él contestó: “Yo Soy Amor. Yo Soy Paz. Yo Soy Gracia. Yo Soy Gozo. Yo Soy Fortaleza. Yo Soy Seguridad. Yo Soy Refugio. Yo Soy Poder.

Yo Soy el Creador. Yo Soy el Confortador. Yo Soy el Principio y el Fin. Yo Soy el Camino, la Verdad, y la Vida.∐ Con lágrimas en sus ojos, ella miró hacia el cielo y dijo, “Ahora entiendo, Señor. Pero, ¿quién soy yo?” Dios enjugó tiernamente sus lágrimas, y le susurró: “Tú eres Mía.”

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, gracias que cada vez que leemos tu Palabra, ésta nos cambia, nos limpia, nos instruye, nos hace conocerte cada vez más. Sabemos que por nuestros propios esfuerzos no podemos producir fruto. Solo lo podemos hacer por el poder de tu Espíritu.

Queremos mostrar el fruto del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Queremos permanecer en Jesús para que este fruto brote en nuestras vidas, para que el evangelio sea creíble ante los ojos del mundo. Señor, queremos ser compasivas, como Tú eres compasivo.

Queremos caminar en el Espíritu. Queremos desparramar dulzura y gentileza a lo largo del camino… vivir vidas santas, y traer a muchos a tu Reino.

Y AHORA QUIERO PREGUNTARTE… ¿Te está hablando Jesús al corazón? ¿Te está invitando a que seas Suya? Jesús dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre si no es por Mí.” ¡Jesús es el único camino!

Ninguna religión, ninguna iglesia, ninguna persona te puede llevar al cielo. ¡Solo Jesús puede hacerlo! ¡ASI ES COMO FUI SALVADA! Porque pensé: “Si Jesús es el único camino, yo quiero tomar Su camino. Si Él es la única verdad, yo quiero esa verdad, y si Él es la única vida, yo la quiero.

Ahora se, sin duda alguna, que tengo salvación eterna. Esto no tiene nada que ver con religión, sino con un encuentro verdadero con Dios. ES CONOCERLO… ES AMARLO. Es tener una relación íntima con El. ¡Mi vida cambió desde ese momento! Ha sido un proceso maravilloso que continuará para toda mi vida.

Dios te ama y quiere darte vida abundante. Y El estará contigo contra viento y marea. Él nunca te dejará ni te abandonará. ∐ Jesús me ha dado paz y alegría… me ha dado propósito

Romanos 10:9 dice, “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.” Juan 1:12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechas hijas de Dios.”

¿Te sientes sola en estos momentos? ¿Vacía? Solo Jesús puede satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón. Solo Jesús te puede dar paz… esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

¿Qué si este es tu último momento? ¿Tu último día? ¿Estás segura que si te mueres hoy, te irás al cielo? La Biblia dice que puedes estar segura. ¡Que hoy es tu día de salvación!

Tú te puedes ir al cielo, no por tus buenas obras, o tu moralidad, o tu decencia, o el dinero que ofrendes, ¡NO! Tú te puedes ir al cielo solo por el mérito de la obra terminada de nuestro Señor Jesucristo, que murió en la cruz en tu lugar, y en el mío, y pagó la sentencia de la ley, en sí mismo.

La Biblia dice que por Sus heridas fuimos sanadas.

Escúchame. No importa lo que hayas hecho… No es demasiado tarde. No importa cuán bajo hayas caído. No es demasiado tarde. Jesús te acepta tal como eres. Jesús te está invitando, pero tú tienes que venir. ¡Ven tal como eres! ¡Jesús te ama! Él quiere perdonarte. Quiere hacer de tí, una mujer nueva.

Dios te puede dar un nuevo comienzo. Una nueva vida. ¡Tú no estás aquí por casualidad! Tenías una cita divina con Dios. Así que, te quiero preguntar: ¿Quieres aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador?

O a lo mejor lo aceptaste en el pasado, pero sabes que no has estado caminando con El, hoy es tu oportunidad de regresar a Él. Sí quieres aceptar a Jesús por primera vez, o si quieres regresar a Él, por favor, repite esta oración después de mí --RECUERDA QUE LE ESTAS HABLANDO AL SEÑOR, DE CORAZON A CORAZON.

Señor Jesús, Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi corazón y vida. ¡Quiero ser Tuya! Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el nombre de Jesús… Amen.

Si has aceptado a Jesús, como tu Señor y Salvador, y quieres que tu relación con Él crezca y se haga más íntima, ORALE TODOS LOS DIAS, LEE TU BIBLIA TODOS LOS DIAS. Anda a una iglesia que enseñe la verdad de Su Palabra. Y no dejes de contarle a alguien acerca de la maravillosa decisión que acabas de tomar. ¿Amén?

¡BENDICIONES!