Cuando mi hijo tenía solo dos años, le regalamos un par de botas lindas. El estaba tan contento que no se las quitó en todo el día… hasta quería acostarse con ellas puestas. Pero para el día siguiente, ya se había olvidado de las botas, y se había puesto “de nuevo” sus viejas zapatillas.

Mi esposo me dijo, “Como quisiera que este niño supiera lo que las cosas cuestan”. Las botas eran caras, pero un chiquito no sabe nada acerca de precios, de sueldos, o impuestos.

Un niño recibe regalos, con los brazos abiertos, pero sabemos que no podemos esperar, que comprenda completamente, los sacrificios que hacemos para darles cosas nuevas.

A veces… ¡yo misma me comporto como una criatura! Con brazos abiertos, recibo todos los regalos que Dios me da… gracias a Sus tantas misericordias. Pero ¿soy agradecida? ¿Medito en el precio que fue pagado para que yo pudiera vivir una vida plena?

EMPECEMOS EN ORACIÓN

Padre, gracias por el gran regalo que nos has dado en tu Palabra. Tu Palabra nos instruye, nos exhorta, nos corrige, y nos cambia. Nos nutre y nos da vida. Tu Palabra ilumina nuestro camino. Nos demuestra cuanto nos amas, y cuan misericordioso eres.

Padre, transforma nuestros corazones. Haznos mujeres conforme a Tu corazón. Haznos a la imagen de tu Hijo Jesús. ¡Derrama tu Espíritu y aviva los corazones de todos aquellos que están escuchando este mensaje. En el nombre de Jesús, Amén.

El título de este mensaje es ¿SABES LO QUE COSTÓ? Y está dividido en tres imágenes: (I) EL GRAN RESCATE; (II) EL GRAN AMOR; y (III) LA GRAN BONDAD.

ASÍ QUE COMENCEMOS CON LA PRIMERA IMAGEN…

I. EL GRAN RESCATE – 1 Pedro 1:18-21

18 Ustedes saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata. 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero,

20 que ya había sido destinado desde antes de que Dios creara el mundo, pero que se manifestó en estos últimos tiempos por amor a ustedes. 21 Por Él ustedes creen en Dios, que fue quien lo resucitó de los muertos y lo ha glorificado, para que ustedes tengan puesta su fe y su esperanza en Dios.

El Puritano Tomás Watson observó, y con toda razón, que la redención es la obra más grandiosa de Dios: “Grande fue la obra de la creación, ¡SI! pero más grande todavía fue la obra de la redención.

Costó más redimirnos, que crearnos, PORQUE EN UNO, solo se habló la Palabra, y en el otro, hubo derramamiento de sangre. La creación fue la obra de los dedos de Dios. Pero la redención es la obra de Su brazo”.

La redención es el término que describe una de las características esenciales de la salvación. Trata específicamente con el costo de la salvación, y de la forma como Dios recibió el pago.

Como toda la gente es esclava del pecado, y está condenada por la ley, SI NO SON PERDONADAS Y RECONCILIADAS CON DIOS, Él tiene que comprarlas de nuevo debido a su condición. Solo entonces puede Dios liberarlas de la esclavitud, y la maldición del pecado.

Rescatar es la palabra clave en este pasaje. Este término significa “comprar la liberación pagando un rescate” o “poner en libertad pagando un precio”. Para los griegos, esta palabra era también el término técnico de pagar dinero para comprar de nuevo a un prisionero de guerra. ¡Dios tuvo que pagar el precio de rescate por ti! ¡Y por mí!

Tú y yo estábamos bajo el juicio de Dios. Ezequiel 18:4 dice, “Morirá el que peque. Nadie más.” Dios jamás revocará este decreto. Dios nunca cambia. Él es el mismo ayer, hoy, y siempre.

Muchas veces escuchamos decir que estamos viviendo en una nueva era… con nuevas ideas, y nuevos valores… ¡Pero Dios no ha cambiado! ¡Él es inmutable! ¡El no cambia! No hay razón para que cambie… porque Él conoce el fin desde el principio.

Dios no tuvo que enterarse DE NADA cuando leyó el periódico esta mañana, o cuando escuchó el noticiero de la televisión. No había ninguna información, que Él no supiera, porque Él sabe todas las cosas – pasadas, presentes, y futuras. Y Dios no ha cambiado Su decreto de que “Morirá el que peque. Nadie más.”

PAUSA

Después de la devastación de Haití, a consecuencia del terremoto del 2010, las escenas terribles de destrucción y muerte parecían detenerse, de cuando en cuando, a lo que encontraban a alguien vivo de entre los escombros… contra toda esperanza.

Alivio y lágrimas de alegría, eran seguidos por una gratitud profunda hacia aquellos que trabajaban las 24 horas, muchas veces arriesgando sus propias vidas, para darle a alguien la oportunidad de vivir. ¿Cómo te sentirías tú si eso te pasara a ti? ¿Alguna vez has sido rescatada?

Pablo dice en Colosenses 1:13-14 que, [Dios] también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de Su amado Hijo 14 en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de los pecados.” En Cristo, ¡hemos sido rescatadas!

Él nos ha llevado del peligro… a la seguridad. De un poder y destino, ¡A OTRO! De la muerte… a la vida. “Y aquellos que han sido rescatados del pecado, son los más capaces de ayudar a rescatar a otros”.

18 [Como] ustedes saben… Ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata. 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero.

Y el Salmo 49:7-8 dice, “¡Ninguno de ellos puede salvar a su hermano, ni dar nada A DIOS a cambio de su vida! El rescate de una vida tiene un alto precio, y ningún dinero será jamás suficiente”.

La humanidad no tiene NADA con qué pagar este precio. La frase “Ustedes saben” recalca que los creyentes sabían que NO HABIAN SIDO RESCATADOS con cosas perecederas. El precio de la redención no fue pagado con metales valiosos – como el oro y la plata.

¿Qué podemos hacer para redimirnos a nosotras mismas? ¡NADA! Entonces ¿Cómo podemos ser redimidas? ¡SOLO CON LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO! ¡Pedro dice que la sangre de Cristo es preciosa! Pero por muy preciosa que sea, la sangre física solamente” no nos puede salvar, y no ha salvado a nadie tampoco.

Solo cuando la sangre es derramada en la muerte, la multa del pecado puede ser pagada. Es importante notar también… ¡que fué por medio de la sangre “derramada” de Cristo! La Escritura NO DICE… que Jesús murió desangrado. ¡NO! Más bien, nos enseña que Jesús, voluntariamente, entregó Su espíritu.

Sin embargo, esa muerte física no podría haber traído redención, aparte de Su muerte espiritual, por medio de la cual, Jesús fue separado del Padre, cargando la culpa total de todos los pecados de todos aquellos que serían salvados.

Cuando Pablo dice en Gálatas 6:14, “Pero lejos esté de mí el jactarme… a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. Cuando Pablo hablaba de la cruz, él no estaba hablando de troncos o tablas de madera literalmente, sino de todos los elementos de la obra redentora!

Así como la Cruz es una expresión que incluye toda la obra salvadora de Cristo, así mismo, la Cruz incluye la sangre. No es el líquido mismo que limpia a los creyentes del pecado. Sino es la obra redentora de Cristo, lograda por el derramamiento de Su sangre en Su muerte.

PAUSA

Se cuenta la historia de que en el año 75 (Antes de Cristo) un joven caballero romano, llamado Julio Cesar, fue secuestrado por unos piratas. Los piratas demandaron un rescate de 20 talentos de plata (que son aproximadamente $600,000 de hoy en día).

Julio César se rió a carcajadas cuando escuchó la cantidadtan ridícula, que los piratas habían pedido por él. Dijo que obviamente sus secuestradores no tenían idea quién era él. ¡El insistió en que subieran el rescate a 50 talentos! ¿Por qué? Porque Julio Cesar pensaba… que él valía mucho más que 20 talentos.

¡Qué tal diferencia… entre la imagen tan arrogante, que el César tenía de su propio valor, al valor que Dios le da… a cada una de nosotras. Nuestro valor no se mide en términos monetarios, sino en lo que nuestro Padre Celestial HA HECHO A NUESTRO FAVOR.

¿Cuál fue el rescate que Dios pagó para salvarnos? Dios nos ama tanto, que dio a Su propio Hijo, a que muriera en la cruz, y resucitara de entre los muertos para poder rescatarnos. ¡Así de valiosas somos para Él! ¡Nosotras podemos medir nuestro valor, por lo que Dios pagó por nosotras!

20 que ya había sido destinado desde antes de que Dios creara el mundo, pero que se manifestó en estos últimos tiempos por amor a ustedes.

21 Por Él ustedes creen en Dios, que fue quien lo resucitó de los muertos y lo ha glorificado, para que ustedes tengan puesta su fe y su esperanza en Dios.

Dios planeó mandar a Su Hijo como el Redentor encarnado, desde antes de la fundación del mundo. La muerte de Cristo no fue un accidente. El Padre no se asombró cuando Adán y Eva cayeron. ¡El no trató de arreglar las cosas a último minuto!

Antes de la Caída – aun antes de la creación – Dios pre-determinó mandar a Su Hijo como Salvador. Desde la perspectiva humana, nuestro Señor fue asesinado cruelmente. Pero desde la perspectiva divina, ¡JESÚS DIO SU VIDA POR LOS PECADORES! Aun los enemigos de Jesús, reconocían que Dios había pre-determinado a un Mesías.

Por eso decían en Lucas 23:35, “Ya que salvó a otros, que se salve a sí mismo, si en verdad es el Cristo, el escogido de Dios”. Lamentablemente para ellos, estos líderes se negaron a reconocer que Jesús era el Escogido de Dios para ser el sacrificio por el pecado.

La doctrina del sacrificio comenzó en Génesis 3, cuando Dios mató a animales para vestir a Adán y Eva. ¡Tuvo que haber derramamiento de sangre para cubrir su pecado! ¡Un carnero murió por Isaac! El cordero de la pascua fue sacrificado por cada hogar judío… en Éxodo 12, que representa al Mesías como Cordero inocente.

Cuando Isaac hizo la pregunta en Génesis 22:7, “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Juan el Bautista la contestó, años después, señalando a Cristo, y diciendo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

Por eso en el cielo, ante el trono de Dios, los redimidos y los ángeles cantan en Apocalipsis 5:12 : “Digno es el Cordero Inmolado”.

¡ASI QUÉ! YA VIMOS EL GRAN RESCATE… AHORA VAYAMOS A LA SEGUNDA IMAGEN…

II. EL GRAN AMOR – 1 Pedro 1:22-25

22 Y ahora, ya que se han purificado mediante su obediencia a la verdad, para amar sinceramente a sus hermanos, ámense los unos a los otros de todo corazón.

Hace años… tuve la oportunidad de viajar a Escocia. Cuando viajaba por la carretera “camino Edimburgo”, gozando de los bellos paisajes del campo, me llamó mucho la atención algo que me hizo sonreír. Ahí, en una pequeña colina, había un gran rebaño de ovejas rosadas.

Yo sé que los dueños de las ovejas marcan a sus animales con puntitos, o con manchas de pintura en spray para identificarlos. ¡Estas ovejas rosadas realmente sobresalían! El dueño había pintado – de pies a cabeza -- a cada uno de sus animales con pintura rosada. ¡Todo el mundo sabía a quién le pertenecían estas ovejas!

La Escritura llama a los discípulos de Cristo OVEJAS, y éstas también llevan una marca que las identifica. ¿Cuál es la “pintura rosada” en la vida de un discípulo de Cristo? ¿Cómo puede alguien ser identificado como de Jesús?

En el evangelio de Juan, Jesús, nuestro Buen Pastor, nos dice lo que nos identifica:EL AMOR. Juan 13:34-35, dice, “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. 35 En esto conocerán todos que ustedes son Mis discípulos, si se aman unos a otros.”

En palabras y acciones, una creyente debe de demostrar amor… a todos aquellos alrededor suyo. 1 Juan 4:11 dice, “Amados, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros”.

El amor de un cristiano por otro, debe de ser tan obvio como la lana rosada de un rebaño escocés. Como discípulos de Cristo, nuestro amor debe de destacarse en medio de una multitud.

Jesús contó muchas parábolas acerca de cómo amar a nuestro prójimo. El declaró el mandamiento de Levítico “acerca de amar a otros”, e indicó que debiera ser uno de los DOS GRANDES MANDAMIENTOS, que Dios nos ha dado. ¡Jesús hasta exhortó a Sus discípulos a amar a sus enemigos!

Así que, cuando Pedro escribe, que debemos tener un amor sincero y profundo --unos por otros -- él realmente no estaba hablando de un concepto nuevo. ¡Este mandato es tan antiguo como la Escritura misma! ¿Entonces por qué reitera Pedro un mandamiento tantas veces reiterado?

Porque la pregunta no es ¡SI LO SABEMOS! La pregunta es¡SI LO HACEMOS! Y tanto en la época de Pedro, como la de hoy en día, la mayoría de los cristianos no lo hacen. Por lo menos, no en la medida como la Escritura nos exhorta.

Un día, mientras conversaba con la mamá de Rosita, su voz se quebró de dolor, a lo que me contaba los problemas que estaba teniendo con su hija.

Preocupada por los amigos, con quien se estaba juntando Rosita, esta mamá, no solo había confiscado el teléfono celular de su hija, sino que también se había convertido en su chaperona constante. ¡No la dejaba sola… ni por un minuto! ¡La relación de madre e hija estaba yendo de mal en peor!

Cuando hablé con Rosita, descubrí que ella quería mucho a su mamá, pero se estaba sofocando bajo el amor agobiante de su madre. ¡La chica estaba harta de todo esto!

Como seres imperfectos que somos, todas luchamos con nuestras relaciones. Ya sea, si somos madres o hijas, solteras o casadas, todas luchamos por expresar el amor de manera correcta, diciendo y haciendo lo que es correcto. ¡Y en el momento correcto! ¡Y CRECEMOS EN AMOR A TRAVÉS DE TODA NUESTRA VIDA!

En 1 Corintios 13:4-8, el apóstol Pablo nos hace un resumen de como debiera ser el amor. “El amor es paciente y bondadoso. No es envidioso ni jactancioso, no se envanece, 5 no hace nada impropio. No es egoísta ni se irrita, no es rencoroso.

6 no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad. 7 El amor todo los sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor jamás dejará de existir”.

¡El estándar del amor suena maravilloso! Pero ponerlo en práctica, puede ser absolutamente abrumador. Por la gracia de Dios, tenemos a Jesús como nuestro ejemplo.

A lo que Jesús se relacionaba con genteque tenía problemas y necesidades diferentes, Él demostró,el amor perfecto en acción. A lo que caminamos con Jesús, permaneciendo en Su amor, Y NOS EMPAPAMOS EN SU PALABRA, reflejaremos más y más Su imagen.

¿No te pasa, que a veces, hieres a las personas que más quieres, y hasta te olvidas, EN LA EMOCIÓN DEL MOMENTO, de cuánto las amas realmente? Si es así, recuerda, que mucho antes de que Pablo escribiera 1 Corintios 13, él había sido un hombre furioso y rabioso, que andaba hiriendo al Dios, QUE ÉL CREÍA, conocer y amar.

Primero que nada, él tenía que darse cuenta cuán equivocado estaba acerca de Jesús. También tenía que darse cuenta, QUE CONOCER LA LEY, no es lo mismo que guardarla. Que ÉL MISMO necesitaba, NO SOLO MISERICORDIA, sino también, la ayuda del Espíritu de Dios, para amar a otros, como Dios los ama.

Para demostrar Su amor, Jesús murió por nosotras. Y PARA DEMOSTRAR NUESTRO AMOR, nosotras debemos de vivir para Él.

23 Pues ustedes han nacido de nuevo, y no de una simiente perecedera, sino de una simiente imperecedera, por la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.

El apóstol Juan escribió en 1 Juan 5:1-2, “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios. Todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por Él. 2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y obedecemos Sus mandamientos.

Es como si Pedro hubiera estado anticipando que sus lectores le iban a preguntar por qué tenían que amar de la forma como él les ordenaba. Por eso, Pedro les dice que ellos debieran amarse de esta manera porque habían nacido de nuevo.

No debemos de permitir que nuestra familiaridad con la expresión “nacido de nuevo” disminuya nuestra apreciación de la maravilla de esto. ¡NACIDO DE NUEVO! Así como hay leyes naturales, que resultan en nuestro nacimiento físico, así mismo, hay leyes espirituales, que resultan en nuestro nuevo nacimiento del Espíritu.

1 Juan 4:7-8 dice, “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.”

PAUSA El Nuevo Nacimiento era el tema favorito del gran evangelista, Jorge Whitefield. En una ocasión, una señora le preguntó… ”Señor Whitefield, ¿por qué predica siempre las palabras “Usted tiene que nacer de nuevo”. Señora, le contestó Whitfield, “Porque usted tiene que nacer de nuevo”.

************************************************************************************* Hace unos años, el doctor del pueblo se estaba muriendo. Un amigo suyo, que lo estaba visitando en el hospital, lo animaba para que aceptara a Cristo. El doctor no parecía entender lo que esto involucraba. Conforme su amigo le leía los diferentes pasajes bíblicos, llegó al versículo, que dice: ¡Tiene que nacer de nuevo!

¡Una luz se prendió en la mente del doctor! ¡Ahora entiendo! dijo el doctor. ¡Eso es lo que necesito! ¡Necesito nacer de nuevo! En mi vida, he dado a luz a cientos de bebés. Yo sé que un bebé no tiene pasado. Todo lo que tiene es un futuro. ¡Qué maravilla! ¿Dime cómo puedo nacer de nuevo?

¡Es una cosa increíble el nacer de nuevo! Significa que nosotras recibimos una naturaleza nueva y divina. Significa que nos convertimos en miembros de la Familia Real en el cielo. Significa que el Espíritu Santo de Dios vive en nosotras, y nos da poder, y nos convertimos en coherederas con Cristo, compartiendo con Él, el trono en los cielos.

Por lo tanto, tenemos un rango más alto que el de los ángeles, que el de todos los principados y poderes, tronos y dominios, que habitan el mundo invisible. También significa, que a su debido tiempo, nosotras recibiremos cuerpos… como el cuerpo glorioso de Cristo.

Como le pertenecemos a Cristo, somos huesos de Su hueso, y carne de Su carne, y partícipes de la naturaleza divina. Y todo lo que el futuro tiene deparado para Él… ¡SERÁ PARA NOSOTRAS TAMBIEN! ¡Tal es la naturaleza de la maravilla que recibiremos!

Además, Pedro menciona LA NATURALEZA DE LA PALABRA EN LA CUAL CREEMOS, porque es la Palabra de Dios, que el Espíritu de Dios usa para hacernos hijas de Dios. Esa Palabra es imperecedera, ¡Y VIVE! y permanece para siempre.

La caída del hombre fue provocada por la falta de fe en la Palabra de Dios. La tentación comenzó con el ataque de Satanás a la Palabra de Dios. En Génesis 3:1, la serpiente les dijo a Adán y Eva, “¿ Así que Dios les ha dicho a ustedes, que no coman de ningún árbol del huerto?”

En nuestra regeneración, el Espíritu Santo usa primero la Palabra de Dios para despertar la consciencia, y provocar en nosotras una “convicción de pecado”. Luego el Espíritu de Dios usa la Palabra de Dios para abrir los ojos del pecador hacia Cristo… Y SU CORAZÓN para darse cuenta que necesita aceptar a Cristo, como Señor y Salvador.

24 Porque: Todo hombre es como la hierba, y toda su gloria es como una flor. La hierba se seca, y la flor se marchita,

No hay nada de valor en nosotras que podamos ofrecerle a Dios. La gloria de la humanidad es como una flor frágil, o como el gras. La vida humana es muy corta en este mundo. La gente muere como el gras.

EN SUS TUMBAS, los pobres y analfabetos, sin ninguna influencia, son iguales a los ricos, bien educados y de gran influencia. Sin embargo, EN CRISTO, ya sea si la gente es común o de renombre, nunca morirán espiritualmente.

25 Pero la Palabra del Señor permanece para siempre. Y estas son las buenas noticias que se les han anunciado.

Nosotras necesitamos la predicación, y la enseñanza de la Palabra de Dios, por encima de todo. No es que quiera minimizar el lugar de la música, el lugar de los métodos, y el lugar de la organización, pero no hay ningún substituto para la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios es tan imperecedera y tan eterna, como Dios Mismo. La Palabra del Señor permanece para siempre.

Una vez, el emperador romano DIO-CLE-CIANO, aprovechó los recursos de su imperio para desterrar y quemar ¡ TODA COPIA EXISTENTE DE LAS ESCRITURAS! ¡Pero falló! Voltaire cogió una copia de la Biblia en su mano, ¡Y JURÓ! que esta terminaría en la morgue… aun durante su vida. El desdén y el ridículo fueron sus herramientas. ¡Pero falló!

Teólogos liberales atacan apasionadamente a la Biblia, usando teorías obsoletas para engañar a los incautos. Pero la Palabra del Señor permanece para siempre. La Biblia está hecha de material eterno. Es partícipe de la naturaleza divina. No tiene nada que temerles a sus enemigos. Ellos mueren, pero la Biblia continúa.

Y nosotras también, LAS HIJAS E HIJOS DEL DIOS VIVIENTE, que hemos nacido de nuevo, y compradas por la sangre de Cristo, continuaremos para toda la eternidad.

ASI QUE, YA VIMOS EL GRAN RESCATE, EL GRAN AMOR, Y AHORA TERMINEMOS CON…

I. LA GRAN BONDAD – 1 Pedro 2:1-3

1 Por lo tanto, desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia.

La condición de tu corazón será expresado a través de tu vida. Será evidente en tus actitudes, tus palabras, y tu comportamiento. Si tu corazón es puro, encararás la vida sin maldad. No cuestionarás las motivaciones de aquellos alrededor tuyo. Tú no dudarás la verdad de todo lo que te digan.

No buscarás falta en otros. Más bien, buscarás lo bueno en otros, encontrando lo que es admirable en ellos. No serás ingenua ni un alma cándida, pero buscarás lo que es bueno, en vez, de lo que es malo. Si tu corazón es puro, si tu corazón ama, verás a otros de la forma, como Dios los ve.

Si tu corazón está manchado por la maldad, asumirás motivaciones malas en otros, porque tú sabes lo que tú harías, dada las circunstancias. Serias una hipócrita acerca de lo que escuchas, porque tus propias palabras serían engañosas.

Por supuesto, si somos culpables de maldad o engaño, trataremos de esconderlo. Esto produce “hipocresía”. Muchas veces, la causa de la mala voluntad es la envidia, y el resultado de la envidia son las murmuraciones, y las malas conversaciones que destrozan a otros.

Cuando las creyentes están creciendo en la Palabra de Dios son pacificadoras, Y NO BUSCAPLEITOS, y promueven la unidad en la iglesia.

2 Busquen, como los niños recién nacidos, la lecha espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos, 3 si es que han probado ya la bondad del Señor.

La Palabra de Dios tiene vida, DA VIDA, y nutre la vida. Debemos tener apetito por la Palabra de Dios, ¡como los hambrientos bebés recién nacidos! Debemos querer la palabra pura, sin adulteración, porque sólo esto puede ayudarnos a crecer.

Es triste cuando las creyentes no tienen apetito por la Palabra de Dios. Prefieren que se les alimente con entretenimiento religioso. Conforme crecemos, descubrimos que la Palabra, no solo es leche para los bebés, sino también es carne sólida, para los cristianos maduros.

A veces los niños no tienen hambre porque han estado comiendo dulces y otras porquerías. Por eso, Pedro les advierte a sus lectores que “desechen” ciertas actitudes malas del corazón, que malograrán su apetito y crecimiento espiritual.

El documental llamado Bebés, que fue filmado en el año 2010, siguió las vidas de cuatro bebés que nacieron en diferentes circunstancias en Mongolia, en Tokio, San Francisco, y Sao Paulo.

En esta película no hay narración ni diálogo de adultos… solo los sonidos que los bebés hacen, cuando comienzan a descubrir el mundo, en que han nacido.

Hacen “gorgoritos” y se ríen cuando están contentos. Lloran cuando sienten dolor, o tienen hambre. ¡Y a todos les gusta la leche! Lo lindo del film es poder observar cómo crecen los bebés.

¡Y así! Como el bebé tiene ganas de tomar leche, los discípulos de Cristo deben de tener ganas de tomar la lecha espiritual y pura de la Palabra, que los lleva al crecimiento espiritual.

¿Has probado la bondad de Dios en las Escrituras? ¿Has experimentado la gracia de Dios que se encuentra en Su Palabra? La Biblia no es un libro negro antiguo lleno de teología acerca del ayer. ¡NO! Es un libro que satisface los anhelos del corazón humano. La Palabra de Dios nos fortalece cada día, y nutre nuestro espíritu.

Jesús dice en Juan 17:17, “Santifícalos en tu Verdad. Tu Palabra es verdad”. Si quieres que tu vida cambie, satura tu alma y alimenta tu corazón con la Palabra de Dios. La Biblia tiene el poder de salvar y santificar, y también tiene el poder de fortalecer.

¡Nuestra vida misma depende de esta Palabra y de su verdad! ¿Amas la Palabra de Dios? ¿Estás obedeciéndola? Si amas la Palabra, ¡la leerás! Y si la lees, la orarás… la pensarás… la vivirás… y la compartirás.

ORÉMOSLE AL SEÑOR

Padre, gracias por darnos la oportunidad de nacer de nuevo. Gracias que Jesús pagó, con Su preciosa sangre, la multa que nosotras no podíamos pagar, para hacernos Tus hijas. Gracias, Señor por darnos tu Palabra, que es nuestra leche espiritual para crecer y madurar en nuestra fe////////////////////////////////////////////////

Y ahora… te quiero preguntar… En estos momentos… ¿Te está hablando Jesús al corazón? ¿Quieres nacer de nuevo? ¿Quieres ser hija de Dios? ¿Quieres recibir la vida eterna que Jesús te ofrece? ¿Quieres tener la seguridad de que eres salva?

Jesús dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre si no es por Mí.” ¡Jesús es el único camino! Ninguna religión, ninguna iglesia, ninguna persona te puede llevar al cielo. ¡Solo Jesús puede hacerlo!

¿Qué si este es tu último momento? ¿Tu último día? ¿Estás segura que si te mueres hoy, te irás al cielo? La Biblia dice que puedes estar segura. ¡Que hoy es tu día de salvación!

Romanos 10:9 dice, “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salva.” Juan 1:12 dice, “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechas hijas de Dios.”

Tú te puedes ir al cielo, no por tus buenas obras, o tu moralidad, o tu decencia, o el dinero que ofrendes, ¡NO! tú te puedes ir al cielo solo por el mérito de la obra terminada de nuestro Señor Jesucristo, que murió en la cruz en tu lugar, Y EN EL MÍO, y pagó la sentencia de la ley, en sí mismo. La Biblia dice que por Sus heridas fuimos sanadas.

Así que… sí quieres aceptar a Jesús por primera vez, O a lo mejor lo aceptaste en el pasado, pero sabes que no has estado caminando con Él, hoy es tu oportunidad de regresar a Él. Si es así, REPITE ESTA ORACIÓN DESPUÉS DE MÍ --RECUERDA QUE LE ESTÁS HABLANDO AL SEÑOR, DE CORAZÓN A CORAZÓN.

Señor Jesús, Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi corazón y vida. ¡Quiero nacer de nuevo de tu Espíritu! Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el nombre de Jesús