¿Te has dado cuenta que siempre tenemos demasiado que hacer? Demasiadas cuentas que pagar. Muy poco dinero. Demasiados compromisos. Demasiadas reuniones de trabajo. Niños malcriados. Relaciones tensas.
¿Qué es lo que causa estrés en tu vida? ¿Tanto ajetreo, el trabajo, las relaciones, el dinero? ¡El estrés es un compañero constante! A veces, en nuestras propias mentes, dejamos que estos estreses nos hagan alejarnos del amor de Dios. ¡SI!
El estrés se ha infiltrado en nuestros hogares, en nuestros colegios, nuestros trabajos, nuestras mentes y en nuestras relaciones. El estrés ataca, debilita, y nos destruye físicamente, emocionalmente, mentalmente, y espiritualmente. Todas hemos escuchado los reportes “de lo que el estrés y la preocupación pueden hacer.
Los síntomas físicos del estrés son: la fatiga, el dolor de cabeza, el insomnio, palpitaciones, resfriados frecuentes, dolores de pecho, cólicos, y nauseas. Los síntomas emocionales del estrés son: la ansiedad, el nerviosismo, la depresión, la ira, el miedo y, la frustración.
El estrés también afecta nuestro comportamiento, como el apetito, el llanto, el de culpar a otros por nuestros problemas y, los arranques de ira… como decir malas palabras, gritar, tirar cosas, y otros actos de violencia. También el estrés tiene “ramificaciones espirituales” a medida que aumenta la presión dentro de nosotros.
La Biblia está llena de patriarcas, profetas y discípulos que sucumbieron a las presiones del estrés. Moisés desobedeció a Dios cuando golpeó la roca con ira. Elías salió corriendo para evitar un encuentro con Ajab y Jezabel. ¡Pedro negó a Cristo tres veces!
Todos estos fueron pecados de ira, de desobediencia, y de miedo causados por el estrés, que afectaron su fe negativamente. Por lo tanto, no nos desanimemos, que hasta los grandes héroes de la fe batallaron con el estrés.
¿De dónde viene el estrés? ¿Y por qué siempre nos tomamos las cosas tan a pecho? Primero. Tal vez pensamos que las riquezas y el éxito nos darán mayor seguridad en la vida. Pero en realidad, ¡es todo lo contrario! Por eso Eclesiastés 2 dice, Al rico, “tanta abundancia” le quita el sueño. ¡Más vale ser pobre… ¡y descansar bien!
Segundo. Conforme crecemos, nos damos cuenta que “cosas malas” suceden. La gente pierde a sus seres queridos. Pierde su salud. Pierde su trabajo, Pierde su seguridad económica.
Y eventualmente, después de ver todas esas pérdidas, comenzamos a preocuparnos… “pensamos que seremos nosotras las próximas.” ¡Por favor, no te estreses acerca del mañana! ¡Recuerda que Dios ya está ahí!
Y Tercero, ¿Has notado cual es el ritmo de la vida? Acumulamos demasiadas cosas cada día. Muy rara vez tenemos tiempo para relajarnos, y luego nos preguntamos, ¿por qué nos sentimos tan tensas? Trabajamos demasiadas horas: tanto en la casa como en el carro. Estamos llevando y trayendo a nuestros hijos a sus prácticas.
¡No tenemos ni un momento de quietud! ¡A veces no tenemos “ni tiempo” para comer! ¡Sabemos que el estrés es nuestro enemigo! Sin embargo, igual luchamos hasta el cansancio -- tratando de mantenernos al día -- batallando con la tensión y las presiones.
¿Cuál podría ser la solución al estrés? Dios nos ha dado un plan bíblico para aliviar el estrés. Consideremos las palabras del apóstol Pablo, “un hombre” que después de haber sido golpeado, exilado, torturado, naufragado, muerto de hambre, y encarcelado, comprendió algunas cosas acerca del estrés.
Romanos 8:18 dice, Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros.
Y Pablo continúa en Romanos 8:35, 37-38,¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada?... 37Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 31Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros.
¿No son estas promesas increíbles? Si estás ganando o perdiendo la guerra contra el estrés, encontrarás una esperanza inspiradora y una guía práctica en la Palabra, y especialmente, en el plan de Dios para obtener paz interior. ¿Y CUÁL ES ESE PLAN? ¡ES EL SALMO 23!
¡El Salmo 23 es el salmo más amado de la Biblia! El gran predicador, Carlos Spurgeon, lo llamó “la perla de los salmos.” Este Salmo ha sido el consuelo y la fuerza para mucha gente… ¡en sus momentos de necesidad! ¡El Salmo 23 es bellísimo!
El Salmo 23:1-3 dice, El Señor es mi pastor; nada me falta. 2En campos de verdes pastos me hace descansar; me lleva a arroyos de aguas tranquilas. 3Me infunde nuevas fuerzas y me guía por el camino correcto, para hacer honor a Su nombre.
Cuando las dificultades se presentan, nosotras respondemos, “Dios mío, yo confío que Tú me ayudarás a superar esto.” O tendemos a decir, “Estoy siendo castigada… ¡y nadie puede hacer nada por mí! Te quiero preguntar… ¿Cuál es tu esperanza? Estoy hablando de la esperanza, que dice que al final de cuentas … ¡TODO VA A SALIR BIEN ¡SI!
Y como nosotras somos “las ovejitas estresadas de Jesús, Él nos dice en Mateo 11:28,30, Vengan a Mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que Yo los haré descansar.30porque Mi yugo es fácil, y Mi carga es liviana.
Una vez Dios mandó una tormenta “al mar de galilea” para enseñarle “a los discípulos de Jesús” una lección de fe. Jesús les había dicho a Sus hombres, en Marcos 4:35, “Pasemos al otro lado”.
De seguro que ellos pensaron -- que lo que Jesús había dicho -- era una señal que éste iba a ser un viaje seguro. Pero cuando una terrible tormenta “amenazó al bote”, ¡los discípulos se aterraron. Los asustados discípulos le preguntaron a Jesús, “Maestro, ¿acaso no te importa que estamos por naufragar?”
¿Cuántas veces le hemos dicho nosotras “la misma cosa” a Jesús? ¿No te importa, Señor, que esto me está pasando?” “No me amas lo suficiente, Señor, ¿para hacer algo acerca de este sufrimiento?”
39Jesús reprendió al viento, e inmediatamente el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. A Sus discípulos les dijo, ¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?”
¿Te estás enfrentando tú a circunstancias difíciles? ¿Tienes miedo que te vayas a hundir? Dios nos ha dado a “cada una de nosotras” una medida de fe -- y Él espera que la usemos -- para superar nuestro miedo. ¡El miedo siempre acompaña a la adversidad! ¡El miedo siempre produce estrés!
El miedo hace que nosotros nos imaginemos lo peor: que nunca más nos recuperaremos; que toda esperanza se ha perdido; y que ya nunca más gozaremos de algo que valga la pena. Pero la fe nos habla de una historia totalmente opuesta.
La fe dice que Dios está en control, y que Él dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman. La fe dice que nos recuperaremos del estrés y, que nuestro estado final “será mejor” … que cualquier cosa que hayamos experimentado hasta ahora.
4Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.
Cuando a mi amiga Elena le diagnosticaron un cáncer terrible, ella y su esposo Carlos, comprendieron que Elena estaría con Jesús muy pronto. Ambos atesoraban la promesa del Salmo 23, de que Dios estaría con ellos “mientras caminaban por el valle más difícil” de sus cincuenta-y-cuatro años juntos.
¡Elena estaba lista para encontrarse con Jesús! Ella se había entregado a su Salvador años antes, y había caminado fielmente con Él todos esos años. Durante el entierro de su esposa, Carlos compartió -- qué aunque él todavía caminaba por ese valle sombrío -- le daba gracias a Dios ¡que su amada esposa estaba ahora con Jesús en el cielo!
A lo que caminamos por el valle más sombrío, ¿adónde podemos encontrar nuestra fuente de luz? Jesús proclama en Juan 8:12, Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Nuestro Dios nos ha prometido estar con nosotros, y ser nuestra fuente de luz, aun cuando nos sintamos estresadas a lo que caminamos por sombras oscuras. ¿Has experimentado la provisión de Dios, para luego dudar, tener miedo… sentirte estresada?
¡DIOS NO TE DEJARÁ NI POR UN MINUTO! ¡ÉL ÉS TU BUEN PASTOR! ¡JESÚS TE LLEVA DE LA MANO – DE LA OSCURIDAD A LA LUZ! ¡EN SU MARAVILLOSA PRESENCIA… ¡JESÚS TE PERDONARÁ! ¡PROVEERÁ POR TI! ¡Y TE PROTEGERÁ! ¿AMÉN?

