Nadie ha mostrado “mayor amor por la gente” que el que “Jaime Harrison” demostró… ¡y lo hizo por gente que ni conocía!

Jaime, miembro del coro de una Universidad Bautista, estaba regresando a su casa de Europa con sus compañeros cantantes. A lo que aterrizaban en Arkansas, el avión fue golpeado por fuertes lluvias y grandes vientos. El avión se salió de la pista de aterrizaje y chocó contra un banco de luz, que rompió el fuselaje del avión.

En medio del caos… ¡las llamas terminaron destrozando el avión! ¡Jaime comenzó a ayudar a la gente! Una y otra vez, él sacaba a los pasajeros del avión, y regresaba corriendo para rescatar a más gente. En su última ida al avión -- que seguía en llamas -- Jaime se sofocó con el humo, y murió. ¡El pobre no sobrevivió esa tragedia!

Durante su funeral, el director del coro citó a Juan 15:13, Nadie tiene mayor amor que éste, que es el poner su vida por sus amigos. En este pasaje, Jesús estaba hablando “realmente” de Su propia muerte por nosotros. El líder del coro recalcó el valor de Jaime, y el supremo sacrificio “que hizo él” para salvar a los pasajeros.

Tal vez, nosotras nunca seremos llamadas “a hacer la clase de sacrificio que Jaime hizo” durante esta terrible tragedia. Sin embargo, cada día tenemos oportunidades de poner a un lado nuestra comodidad, ¡y amar a nuestro prójimo! ¿Cuánto amor demostramos a la gente alrededor nuestro?

En Juan 15:12,14, Jesús dijo,Éste es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como Yo los he amado. 14Ustedes son mis amigos, si hacen lo que Yo les mando.

Hay algo encantador acerca de la palabra “amigo”, “amiga” o “amistad.” Esto se debe “en parte” por nuestro deseo de tener una amiga o amigas íntimas; y en parte, cuando nos acordamos de ellas.

Miramos nuestro pasado, y casi podemos marcar las épocas principales “de nuestras vidas”, por las amigas que hemos tenido. Pensamos en las amigas con quienes fuimos al colegio, y por las cosas que hicimos juntas. Tenemos las amigas de la universidad, y a todas aquellas amigas que hemos tenido a través de la vida.

¡Nadie es feliz sin amigas! Por lo general, aquellas “que se les hace difícil” hacer amigas, se aíslan de todas aquellas que podrían ser sus amigas. Si tú has sido herida en el pasado, tal vez tengas miedo de arriesgarte “a tener una amistad íntima de nuevo”. Sin embargo, todas nosotras necesitamos amigas… ¡SI! ¡y ellas nos necesitan a nosotras!

A mi íntima amiga, ¡yo le cuento mis planes para el futuro, y comparto con ella información confidencial! ¡SI! ¡Las amigas son necesarias! No solo para dar apoyo emocional, sino también porque hay algunas responsabilidades, “que nosotras simplemente” no podemos manejarlas solas. A decir verdad, ¡Dios nunca hubiera querido que las hiciéramos solas!

Si queremos tener un corazón entusiasta “en este mundo quebrantado,” necesitamos tener “intimas amigas” que puedan ayudarnos durante nuestras luchas… ¡y también regocijarse con nuestras victorias! ¶ Jesús, en la víspera de Su crucifixión, elevó a Sus discípulos “al estatus” de amigos.

Muchas veces, nosotras escogemos “a nuestras amigas” en base a nuestra compatibilidad, si es que tienen los mismos intereses que nosotras. ¡O a lo mejor nos atrae su personalidad! Pero Jesús hizo amigos… ¡ganándose a Sus enemigos! Romanos 5:6 dice, Porque a su debido tiempo, cuando aún éramos débiles, Cristo murió por los pecadores.

¡TÚ NO ESCOGES SER AMIGA DE DIOS! ¡NO! ¡SER AMIGA DE DIOS ES SOLO POR INVITACIÓN! Por Su propia naturaleza… ¡Jesús es amigo de nosotros! Él nos ama con un amor perfecto y, nos da el encuentro con la salvación, ¡aun cuando no podamos darle nada a cambio!

¡JESÚS NOS CONSIDERA SUS AMIGAS! ¿No es eso increíble? Él “no nos ama” porque tiene que hacerlo, ¡sino porque Él escoge hacerlo! ¡Le agradamos a Jesús! Somos un deleite a Su corazón. ¿No es maravilloso? Y porque somos Sus amigas… ¡Él quiere que sepamos lo que Él está haciendo!

Jesús formó un círculo íntimo -- que incluía no solo a Sus discípulos -- ¡sino a nosotras también! ¡Piensa en el honor de haber sido escogida “para ser amiga” de un Rey! ¡Del Rey de reyes!

Por lo general, los lideres poderosos tienen muchos conocidos… ¡pero pocos amigos! Por eso, un millonario dijo, “La gente siempre quiere verme haciendo cosas grandiosas. Sin embargo, ¡no le importo a nadie, como persona!”

En este pasaje, ¡Cristo nos invita a Su círculo íntimo! Nosotros “no vamos solo a Jesús” porque lo necesitamos. ¡Jesús también quiere que seamos Sus amigas! ¶ Que lindo saber que Jesús no tiene miedo de identificarse con Su gente. Su santidad no hace “que Él se aísle” de una humanidad pecadora.

Más bien, como Jesús iba a morir por los pecadores, Él pudo extender Su mano y traer a Sus seguidores a Su familia. A Jesús no le da vergüenza llamarnos, hermanos y hermanas.

¿Cuáles son algunas de las características de la amistad con Jesús? En Juan 13:35, Jesús dice,En esto conocerán todos “que ustedes son mis discípulos”, si se aman unos a otros. Nuestra tarea es de amarnos “unos a otros,” como Jesús nos amó. ¿Qué clase de amor demostró Jesús? Jesús fue obediente al salvarnos… ¡a pesar del costo!

Él bajó del cielo -- no para hacer Su propia voluntad -- sino para hacer la voluntad de Su Padre, que fue quien lo envió. ¡Este amor le salió carísimo a Jesús! ¡Y Él quiere “que ese mismo amor” se reproduzca en nosotros!

Alguien comentó, “Yo le pregunté a Jesús, ¿Cuánto me amas, Señor?” Él abrió Sus brazos y dijo, “Así de grande es Mi amor por ti,” y luego, murió.” Jesús nos amó tanto que murió por nosotros.” Recuerden, que amarnos unos a otros, no es una sugerencia de Cristo… ¡NO! ¡ES UN MANDATO!

En su novela, “Un Cuento de Dos Ciudades,” Carlos Dickens cuenta la historia de un joven inglés, que fue sorprendido tratando de escaparse de Francia -- con su familia- -durante la revolución francesa. Debido al odio que los franceses le tenían a los ingleses, el muchacho inglés fue sentenciado a muerte en la guillotina.

Una hora antes de que fuera ejecutado, un guardia -- juntamente con un amigo francés del muchacho inglés -- lo visitaron en su celda. Cuando el guardia los dejó solos por unos minutos, el amigo francés le dijo a su amigo inglés, que intercambiara su ropa con la de él. “No, yo no puedo hacer eso,” dijo el inglés protestando.

“Tú tienes que hacerlo,” le dijo el francés. “Tu esposa y tu hijo te están esperando afuera en un carro.” Momentos después, el guardia regresó, “y sin saberlo”, acompañó al inglés a donde su familia lo esperaba. Y una hora más tarde, el muchacho francés fue ejecutado en lugar de su amigo.

15Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer a ustedes.

En los días de las monarquías se consideraba “un honor especial” ser invitado para hablar con el rey o la reina. Sin embargo, nosotros, los amigos de Jesús, podemos hablar con Él todo el tiempo. ¿Te imaginas lo que significa ser amigo del Rey del universo?

¡Es una experiencia increíble! Porque “ES ÉL” quien nos ha escogido a nosotras… ¡NO NOSOTRAS A ÉL! Debemos tener esto presente para que no nos volvamos orgullosas ni arrogantes. El propósito “de todo esto” es poder obedecerlo… ¡y hacer Su obra!

¡El Rey tiene trabajos que deben hacerse! Y si lo amamos… ¡obedeceremos Sus mandatos! Procuraremos dar fruto “que agrade y glorifique al Padre”. Nuestro gozo debe ser de complacerlo. ¡Dios quiere más que siervos! Es verdad que Jesús es digno de nuestro servicio incondicional. ¡SI! ¡Nosotros le debemos nuestra vida entera!

Pero Jesús “no creó a los seres humanos a Su imagen”, simplemente, para que obedeciéramos Sus órdenes. ¡NO! Él quiere tener una relación “creada en el amor,” y ser correspondido por corazones como el Suyo.

Nosotras podremos servirlo, ¡SI! Pero “no solo somos Sus servidoras.” ¡Jesús nos llama Sus amigas!

Esta es “una de las muchas características” que hacen que el Reino de Dios sea un ambiente extraordinario. ¡Todos los ciudadanos del Reino son amigos del Rey! ¡DE JESÚS! ¿No es eso maravilloso?

Dios le dio a Abrahán el derecho de negociar con Él, y lo llamó “amigo”. Dios luchó con Jacob. Él habló cara-a-cara con Moisés, como con un amigo. Y dejó que David le hablara en términos íntimos, e incluso hasta que discutiera con Él, a veces. Dios quiere la clase de relación donde nuestros corazones se conectan, conversan, e intercambian ideas, deseos y sueños.

¡Qué honor poder gozar de esta clase de amistad con nuestro Salvador! ¡Si permanecemos en Jesús -- si nos quedamos cerca del trono -- podremos hacer “cualquier cosa” que Jesús nos mande! ¡Qué privilegio! ¡Qué gran responsabilidad!