¿Alguna vez has deseado poder hablar con Jesús “cara-a-cara”, y compartir con Él, tus preocupaciones y miedos más profundos “en Su presencia física”, y contemplar Su rostro, mientras escuchas Sus comentarios comprensivos y amorosos?

Tal vez le dirías, “Señor, yo pensé que “a estas alturas” ya tendría mi vida bien encaminada, pero nunca me he sentido más desorientada y confundida.” ¿Cuál sería la respuesta de Jesús?

O a lo mejor le dirías, “Señor, siento que no valgo nada. Hago lo mejor que puedo, pero siempre me quedo corta. “¿Por qué no puedo hacer las cosas bien?”

Después de esa entrevista personal con Jesús, sin duda alguna, “que nuestro valor propio” quedaría bien asentado, nuestra seguridad bien establecida, y nuestro corazón bien contento. ¡Esa conversación con Jesús les daría consuelo y fuerzas a nuestras vidas!

Jesús dice en Juan 14:16-17,Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre: 17es decir, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque Él permanece con ustedes, y estará en ustedes.

¡A nadie le gusta que lo dejen solo! Pero es “hasta más difícil todavía” para los niños pequeños. Si alguna vez te has quedado cuidando a un niñito, tú probablemente, habrás presenciado “personalmente” la ansiedad de la separación.

El chiquito comienza a lloriquear… mientras que su mamá se pone el abrigo, y se dirige a la puerta.

Pero apenas ella dice estas palabras, “Regreso prontito, mi amor. Te lo prometo,” el chiquito comienza a chillar. El niño no quiere que su mamá se vaya, y no le importa “lo que su mamá” le haya prometido.

Por largo tiempo, Jesús les había dicho a Sus discípulos acerca de Su muerte inminente. Él les había advertido “muchas veces” que Su tiempo con ellos ¡estaba por terminar! Para los discípulos, esta idea apuntaba “a una sola cosa” en sus mentes… ¡JESUS LOS ESTABA ABANDONANDO!

¿Por qué los dejaría Jesús? ¿De dónde vendrían sus fuerzas ahora? Sin embargo, Jesús tenía un plan de reemplazo… ¡ya previsto! El Espíritu Santo tomaría “el lugar de Jesús,” cuando Jesús regresara con el Padre.

El Espíritu Santo no tiene que quedarse “dentro un cuerpo,” como lo hizo Jesús. ¡Él puede ir a donde quiera, y estar “con todos los creyentes” a la misma vez! La verdad, es que nosotros no tenemos que entender “completamente” cómo funciona esto.

Lo que podemos hacer es aferrarnos al hecho, de que Dios todavía está con nosotros. Por medio de la fe, tú tienes “acceso total” al poder, la guía, y presencia de Dios… ¡todos los días! El Espíritu Santo “es igual” que tener a Jesús accesible físicamente… ¡SOLO QUE MEJOR!

Imagínate que Jesús estuviera en Jerusalén en estos momentos. ¡Uy! ¡Qué emoción! Todas las aerolíneas estarían aplicando para tener rutas al Medio Oriente. ¡Tú no podrías reservar “un asiento” en un avión! Barcos, transatlánticos, y los trenes de Europa y Asia, todos estarían avanzando hacia Jerusalén. ¡Querrían ver a Jesús!

Y si pudiéramos acercarnos donde Jesús estaba, habría grandes multitudes de personas. ¡Nosotros querríamos ver a Jesús! Pero sería casi imposible “acercarnos a Él.” ¶ Pero nosotros tenemos acceso al Espíritu Santo -- al igual que a Jesús. Pero Su función es de ser nuestro Maestro o Consolador o Ayudante.

Cuando el apóstol Pablo se sintió desalentado, él escribió en 2 Corintios 7:6, Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito. De seguro que Tito le preguntaría, “¿Cómo te sientes, Pablo?... ¿mi buen amigo? ¿No muy bien?” Entonces Tito puso su brazo alrededor de Pablo, y le dijo, “Pablo, ¿por qué no oramos?”

Él oró con Pablo, escuchó a Pablo, le recordó de las batallas pasadas y de las victorias… ¡y compartió con él algunas escrituras! Al poco rato, Pablo se comenzó a sentir mejor. ¡Ya estaba listo para seguir adelante! Esto nos da un retrato del “Consolador,” ¡Él que siempre viene a nuestro lado!

Si estás pasando por momentos difíciles, es la obra del Espíritu Santo de venir a tu lado -- de consolarte y fortalecerte. Sintiéndote “sola y aislada” -- durante esa época difícil – puede que sea una de las peores emociones que podamos sentir en nuestra vida.

Jesús sabía, lo que se le venía: Su arresto, juicio, crucifixión y resurrección.

Pero antes de dejar a Sus discípulos -- para llevar a cabo el plan de Dios de reconciliar “a Su gente a Sí Mismo” -- Jesús quería que entendieran que Él nunca los dejaría ni los abandonaría. Las circunstancias -- no serían siempre fáciles o tranquilas para este pequeño grupo de hombres -- que habían puesto “sus vidas en juego” para seguir a Jesús.

Sin embargo, Jesús exhortó a Sus discípulos a que mostraran el amor de Dios -- reflejándolo en sus vidas -- en vez de atacar hostilmente a la oposición “que estaba ahí reunida” en contra de ellos. Cuando respondemos a otros con amor – y no con los valores de este mundo -- podremos revelar el “corazón del Padre” a aquellos alrededor nuestro.

Jesús les ofreció a Sus discípulos “el maravilloso regalo de Su consuelo y ayuda durante los momentos de prueba”. Nuestro Señor no solo ha prometido regresar por Su gente, sino también, que Él nos responderá… ¡cuando invoquemos Su nombre!

El Consolador que Jesús prometió “ha venido desde hace tiempo” y ha establecido Su residencia en nuestros corazones, “enseñándonos lo que Dios quiere que sepamos”, ¡y trayendo paz a nuestras almas! Nosotros nos enfrentamos a muchas dificultades, por el pecado en nuestras vidas, y por la “maldad” que se está proliferando en nuestro mundo.

El apóstol Juan -- como muchos otros escritores bíblicos -- les recordaban a los creyentes “continuamente” de que Dios es tan real y está tan cerca de nosotros -- “HOY” -- como Jesús lo estuvo con Sus discípulos dos mil años atrás… aun cuando no podamos percibir lo que Dios está haciendo.

Nuestra fe “se puede asfixiar” por los grandes problemas alrededor nuestro. Pero Pablo nos recuerda “la confianza que podemos tener en nuestro Señor”, en Romanos 8:35, 37-39 ,

¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? 37Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, 39ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor, que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Nosotros tenemos la presencia del Espíritu en nuestros corazones, no solo AHORA, sino que algún día, podremos disfrutar “de la presencia gloriosa de Jesús” para toda la eternidad. Uno de los hechos más alentadores del cristianismo es que “El Consolador” no solo viene a nuestro lado, sino que también está “dentro de nosotros”.

El SER más poderoso del universo vive dentro de ti -- en tu cuerpo de carne y hueso. El SER más sabio del universo habita en tu cerebro. ¡El SER más amoroso del universo está en tu corazón! ¡SI! El Espíritu Santo – juntamente con Jesús -- te alentará, te guiará, y te capacitará para toda buena obra.

En medio de las muchas dificultades de la vida, y de los momentos de estrés, no hay nada más reconfortante que saber que tienes un AMIGO A TU LADO. ¡ESE AMIGO ES JESÚS!

¿Qué debemos hacer con respecto al Espíritu Santo? Estar conscientes de Su presencia y actividad: Cómo Él nos declara culpables de pecado, Él nos estimula a actuar, y nos habilita “de forma sobrenatural” con Su sabiduría, energía, y talento.

Cuando veas cuan real y verdadero es el Espíritu Santo… ¡TE QUEDARÁS MARAVILLADA! Así que, acepta la ayuda que se te ha dado. Alégrate sabiendo -- que el Espíritu que te acompaña siempre… ¡PUEDE MANEJAR CUALQUIER COSA! ¡SI! ¡CUALQUIER COSA!