Es bueno tener metas y objetivos en esta vida, ¡SI! Pero si no incluimos a Dios en esas metas y objetivos, podríamos terminar decepcionadas. Hacer planes -- sin tomar en cuenta a Dios -- “no sirve para nada,” porque nuestro futuro está en Sus manos.
Una buena manera de comenzar a planear para el futuro, es de preguntarnos: ¿Qué es lo que yo quisiera estar haciendo dentro de diez años? ¿En un año, o mañana? ¡SI! ¿Cómo reaccionaría yo si Dios interviniera, y modificara mis planes? Si ponemos la voluntad de Dios -- en el centro de nuestros planes -- ¡Él no nos decepcionará!
Hace muchos años, cuando todavía no le había entregado mi vida a Cristo, yo tenía una empresa, que representaba a varias compañías americanas en Latinoamérica. ¡Tenía una “excelente cartera de clientes”! ¡Me iba de maravilla!
Sin embargo, para poder entrar “a uno de los países claves de américa latina” tenía que asociarme con algunas personas de ese país. A pesar de que sentía que Dios me estaba diciendo “que no me asociara con estas personas”, yo no quise escuchar a Dios… ¡y terminé pagando las consecuencias!
Yo era muy orgullosa, y quería alardear de que estaba abriendo sucursales en otros países. Invertí mucho dinero, pero mis socios me limpiaron a mano armada -- como quien dice. Traté de pelearla, pero era muy difícil hacerlo desde los Estados Unidos, donde yo vivo, aunque yo viajaba para allá con mucha frecuencia.
Así que decidí terminar mi sociedad con ellos. ¡Ellos se quedaron con todo! ¡Cómo se deben de haber reído de mí! Como yo no quise escuchar a Dios… ¡esta sociedad resultó un desastre!
Yo quise tomar el rol de Dios en mi vida, ¡y fracasé tremendamente! Es un disparate hacer nuestros propios planes sin contar con Dios -- porque al final de cuentas – ¡ÉL LOS BLOQUEARÁ!
¡El bloqueó mis planes porque no eran buenos para mí! ¡Y le estoy tan agradecida, aunque en esos momentos, me sentí desilusionada, engañada, y abandonada! Dios es el Rey soberano del universo… ¡y es el Señor de nuestro destino!
En Santiago 4:13, algunos dicen,«Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allá un año, y haremos negocios, y ganaremos dinero.»
En este pasaje, Santiago nos habla de la diversidad de la vida. Pensemos en todo lo que la vida abarca: hoy, mañana, compras, ventas, ganancias, pérdidas, idas y venidas. La vida está hecha de gentes y lugares, de actividades y metas , de días y años. Y cada una de nosotras, tiene que tomar “decisiones esenciales” día tras día.
Cuando uno recibe a Jesucristo, como su Señor y Salvador, y procura hacer Su voluntad, la vida comienza a tener sentido. A fin de cuentas, si no consultas con Dios… ¡fracasarás! Pero si tú te sometes “humildemente” a los planes de Dios, ¡Él te llevará al éxito!
Básicamente, Dios tiene un plan para la vida de cada uno de nosotros. Él es Dios de la sabiduría, y sabe “de antemano” lo que va a pasar, y cuando debe de pasar. Como Dios es amor… ¡Él quiere lo mejor para Sus hijos e hijas!
La escritura nos da “muchas de las características” del verdadero cristiano: como el amor por Dios, el arrepentimiento del pecado, la humildad, la devoción a la gloria de Dios, la oración, el amor por otros, el crecimiento en el Señor, y la obediencia. Pero nada describe “más claramente” el carácter del verdadero creyente… ¡que su deseo de hacer la voluntad de Dios!
En el Salmo 143:10, David dice,Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad, y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos. Primero Juan 2:17 dice, El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.
El ejemplo más grandioso -- DE UNO QUE HIZO LA VOLUNTAD DE DIOS – ES NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. En Juan 6:38, Jesús definió Su misión mesiánica, cuando dijo, Porque no he descendido del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Cuando Jesús se enfrentó a la terrible realidad de la cruz, le oró al Padre, en Mateo 26:39, «Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú.»
En cambio, la indiferencia o la falta de interés en la voluntad de Dios es una “señal segura” de la presencia del orgullo – que es un pecado terrible. Hacer caso omiso a la voluntad de Dios es el equivalente a decir, “¡Nadie me va a decir lo que tengo que hacer!” El orgullo es totalmente lo opuesto a la fe salvadora.
Santiago 4:6 dice, Dios se opone a los soberbios, y da gracia a los humildes. Esos hombres de negocios -- que hacían planes para todo el año -- cuando ni siquiera sabían lo que pasaría al día siguiente.
Su actitud nos recuerda “al rico insensato” en la parábola de Jesús en Lucas 12:16-20, Un hombre rico tenía un terreno que le produjo una buena cosecha.17Y este hombre se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? ¡No tengo dónde guardar mi cosecha!” 18Entonces dijo: “¡Ya sé lo que haré!
Derribaré mis graneros, construiré otros más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes. 19Y me diré a mí mismo: ‘Ya puede descansar mi alma, pues ahora tengo guardados muchos bienes para muchos años. Ahora, pues, ¡a comer, a beber y a disfrutar!’
¿Y cómo le contestó DIOS a ese tipo tan palangana? 20Necio, esta noche vienen a quitarte la vida; ¿y para quién será lo que has guardado?” La vida no es incierta para Dios, ¡pero lo es para nosotros! Cuando estamos en Su voluntad, podemos estar seguras del mañana, ¡porque sabemos que Él nos guía!
14bY qué es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento aparece, y luego se evapora. La vida no solo es incierta… ¡sino que es muy corta! Este es uno de los temas que se repite “muchas veces” en las Escrituras. Para nosotras, la vida parece larga, y la medimos en años. Pero comparada con la eternidad… ¡la vida es como un soplo!
Por mucho que vivamos… ¡la vida es corta! No te engañes pensando que aún te queda mucho tiempo para vivir para Cristo, para disfrutar de tus seres queridos, ¡o para hacer lo que quieras hacer! ¡Vive para Dios! De esta manera llevarás a cabo el plan de Dios para ti… ¡y no importará cuando tu vida termine!
Nosotros recordamos cada cumpleaños, ¡pero la Biblia nos dice que contemos nuestros días en el Salmo 90:12, ¡Enséñanos a contar bien nuestros días, para que en el corazón acumulemos sabiduría! Después de todo, ¡vivimos un día a la vez! Y cuánto más envejecemos… ¡más rápido se nos pasan los días!
Como la vida es tan corta… ¡no debemos malgastarla!” Debemos invertirla en las cosas eternas. ¡Dios revela Su voluntad en Su Palabra! Aun así… ¡mucha gente no le hace caso a la Biblia! En ella, Dios nos da preceptos, principios y promesas que pueden guiarnos en todos los aspectos de la vida. ¡El camino al éxito “es saber y obedecer” la Palabra de Dios!
15Lo que deben decir es: ‘Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
Santiago nos dice que no seamos palanganas acerca de nuestros planes, ni tampoco arrogantes acerca de la vida misma. Por eso, él nos recuerda que hacer planes -- sin orar ni buscar a Dios -- es tan necio como comprar un terreno en la cochinchina.
Tal vez, yo no sepa lo que el futuro me tiene deparado… ¡pero yo conozco al Dios del futuro!
Y cómo Dios sostiene la eternidad en Sus manos, ¿no sería buena idea confiarle nuestros mañanas? ¡La voluntad de Dios se encuentra en la Palabra de Dios! Debemos de vivir dependiendo de la voluntad soberana de Dios. ¡Nuestras vidas le pertenecen!
Pablo dice en 1 de Corintios 16:7, “Si el Señor así lo permite.” Esa era la convicción de su vida. ¡Y también debiera ser la convicción de nuestras vidas! Me encanta lo que Tomás de Kempis, escribió, “El hombre propone, pero Dios dispone.”
No hacerle caso a la voluntad de Dios, ¡es una tontería! Es como caminar por la selva sin un mapa, o navegar por un mar bravo sin una brújula . Poner toda tu esperanza en tus planes, proyecciones, o portafolio, en vez de ponerlos en el Señor, ¡no tiene sentido!
¿En qué áreas de tu vida “tiendes a actuar” por tu cuenta? ¿Qué decisiones has tomado últimamente, en que no incluiste la perspectiva de Dios? ¿Hay alguna decisión o proyecto en tu futuro, que necesitas presentárselo a Dios, en busca de Su voluntad?