Nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo -- mientras andamos por las diferentes etapas de la vida. Algunas estamos lidiando con relaciones que necesitan ser reconstruidas. Algunos están en el proceso de restaurar su negocio. La mayoría de los entrenadores “están contantemente” involucrados en el proceso de restaurar.

Otros están buscando reconstruir su integridad después de haber cometido un gran error. Algunas están buscando reconstruir sus vidas después de un divorcio. Muchas, que han perdido a un ser querido, están tratando de rehacer sus vidas.

Algunas están reconstruyendo su autoestima, con la esperanza de un futuro mejor. De una forma u otra, muchas de nosotras “estaremos tratando de rehacer algo” en nuestras vidas. La buena noticia es que “nunca es tarde para comenzar de nuevo”.

Nehemías 1:1-4 dice, «En el mes de Quisleu del año veinte, mientras yo me encontraba en Susa, que era la ciudad capital del reino, 2recibí la visita de Jananí, uno de mis hermanos, y de algunos varones de Judá. Al preguntarles por los judíos que habían escapado con vida del cautiverio, y por Jerusalén…

3Me dijeron: “Los cautivos que quedaron con vida están muy mal y pasando por muchas vergüenzas; la muralla de Jerusalén está en ruinas, y las puertas de la ciudad fueron quemadas.” 4Cuándo escuché esto, me senté a llorar y durante varios días me puse en duelo; y ayuné y oré al Dios de los cielos.

Nehemías vivió hace más de dos mil quinientos años, y nos enseña en “su libro” como reconstruir. Dios lo puso en la Biblia para beneficio de las generaciones venideras. Pero ¿quién era Nehemías, a todo esto? Él no era un predicador. Él no era un profeta.

Nehemías era un funcionario civil, un hombre común y corriente, que aplicó algunos principios universales, que le permitieron reconstruir una ciudad destruida. Y en medio de todo esto… ¡poder reconstruir muchas esperanzas rotas! La historia de Nehemías comienza después del reino del rey Salomón en Jerusalén.

El reino de Israel se había dividido. El reino del norte de Israel estuvo gobernado por una serie de reyes malos. Luego, en el año 722 AC, los asirios se llevaron cautivos a los judíos. Ellos nunca jamás regresarían. El reino del sur duró hasta el año 586 AC, cuando finalmente fueron destruidos por los Babilonios.

La santa ciudad de Jerusalén fue totalmente destruida y arrasada. El templo fue demolido, los muros de la ciudad fueron destruidos, y sus puertas quemadas. Muchos judíos fueron llevados cautivos a Babilonia. Después de varios años, los persas conquistaron a los babilonios, y permitieron que algunos de los judíos regresaran a Jerusalén.

¡Ellos comenzaron a reconstruir el templo y la ciudad! Pero la obra era tan tremenda… ¡que se dieron por vencidos! ¡Y pasaron los años! La ciudad seguía destrozada y quemada. ¡Esta necesitaba ser reconstruida! Mientras tanto, Nehemías, el judío, seguía exilado.

Aunque él tenía una buena posición con beneficios y retiro, ¡su corazón estaba en Jerusalén! ¡Así que! Él se fue de Babilonia y regresó a Jerusalén con el propósito de motivar a la gente a reconstruir su esperanza; y finalmente, de reconstruir su ciudad santa. ¡Nehemías tenía un plan de reconstrucción! Él edificó “un espíritu de equipo” entre los hombres alrededor suyo.

¡Y terminó la obra de forma increíble! Nehemías comenzó bien! Aquellos que tienen éxito “reconstruyendo sus vidas o sus legados” tienen una cosa en común. ¡ELLOS COMIENZAN BIEN!

Reconstruir algo es mucho más difícil que construir algo de cero. Cuando estamos en el proceso de reconstrucción (no importa que es lo que estemos tratando de reconstruir), no solo hay cosas que necesitan hacerse, sino también, hay cosas que se necesitan deshacer. Hay hábitos que se necesitan romper, y a veces, corazones que necesitan ser sanados.

Cualquier persona que haya tratado de reconstruir un matrimonio, un negocio, un sueño, o una iglesia… ¡sabe que esto es verdad! Muchas veces “es más fácil” alejarnos y comenzar de nuevo, que invertir el tiempo y la energía “que se necesitan” para reconstruir. Si vamos a tener éxito en una reconstrucción, es esencial… ¡que comencemos bien!

Para algunos, ¡comenzar es bien difícil! Y más difícil todavía, es el proceso de la reconstrucción total. Afortunadamente para nosotros, Nehemías era un experto en comenzar bien. Por años, los judíos sabían que debían reconstruir los muros rotos y las puertas quemadas de Jerusalén.

Algunos trataron, “pero fallaron” porque la obra era tremenda. Sin embargo, Nehemías llegó a la escena, realizó “lo que parecía imposible” en menos de dos meses. El éxito de Nehemías, se llevó a cabo “en gran parte”, por la forma como comenzó la obra.

El ejemplo de Nehemías “nos da cuatro pasos” para comenzar nuestro propio proceso de reconstrucción: (1) Haciendo una evaluación honesta; (2) Identificando la necesidad; (3) Tomando la responsabilidad; y (4) Saliéndose de su zona de confort.

Estos principios funcionan “no importa lo que estés tratando de reconstruir en tu vida”. Por ejemplo. ¿Alguna vez has tratado de adelgazarte? ¡Yo he tratado! ¿Alguna vez has tratado de comenzar un programa de ejercicios? ¡Yo he tratado! ¿Alguna vez has necesitado reconstruir “una relación rota” que habías dejado a un lado? ¡Yo he tratado!

La parte más difícil “de cualquiera de estos retos” es simplemente comenzar. ¿Hay algo en tu vida que necesitas rehacer? ¿Algo que necesitas reconstruir? Aquellos que ganan en la vida… ¡siempre terminan lo que comienzan! ¡Nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo!

Cuando Nehemías escuchó el reporte de que las murallas de Jerusalén estaban rotas y las puertas quemadas… ¡Se puso a llorar! ¡Pero noten que él se sentó! No salió corriendo a resolver el problema. Estoy convencida “que uno nunca comienza a reconstruir” hasta que no se identifique con la necesidad.

La primera preocupación de Nehemías “de reconstruir” no era para el beneficio de la gente… ¡NO! ¡Era para la gloria de Dios! ¡Él comenzó a orar! Él agonizó. Lloró. Ayunó. ¡Nehemías hizo todo lo que los líderes piadosos deben hacer! ¡Él sacó fuerzas de su Señor! Él se identificó con los necesitados… ¡y vivió con ese peso por cuatro meses!

¿Cómo está tu pasión? Si no tienes “una gran pasión” por reconstruir un proyecto… ¡tú nunca cumplirás tu cometido! No es suficiente ser honesta acerca de tu necesidad… ¡si no la identificas apasionadamente! A decir verdad, sin quebranto y pasión, todo el proceso de reconstrucción será “un peso más” encima de tus sueños rotos.

Por ejemplo. Un matrimonio necesita ser reconstruido. Pero para ser restaurado, se necesita un corazón arrepentido -- por parte de la persona que ofendió -- y un corazón receptivo, por parte de la persona ofendida. ¡Pero ninguno quiere dar su brazo a torcer!

Ellos nunca tomarán la responsabilidad “de evaluar su situación” y de identificar la necesidad por “ellos mismos”. ¡Ellos prefieren echarle la culpa “al otro” por la condición de sus muros rotos y sus puertas quemadas!

Por eso “muchos hogares” siguen rotos, y muchas relaciones siguen quemadas. Estamos muy ocupadas dando excusas… ¡y justificándonos a nosotras mismas! Solo toma “una persona” para que el proceso de reconstrucción comience, ya sea en una relación en el hogar, o en el trabajo… ¡Nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo!

Reconstruir significa, que a veces, nos tengamos “que salir” de nuestra propia zona de confort. Esto es exactamente lo que Jesús hizo, cuando Él puso de lado Su gloria en el cielo, tomó un cuerpo humano, y caminó entre nosotros. Jesús está “constantemente” llamando a hombres y mujeres” para que dejen sus zonas de confort… ¡y que lo sigan!

Nehemías era el copero del rey. ¿Tú te preguntarás? ¿Qué puede importar que fuera el copero del rey? ¡Importa mucho!

Porque Nehemías estaba dispuesto a dejar su zona de confort. Su gran sueldo… su retiro. Significaba tomarse un riesgo. Significaba regresar a Jerusalén. Significaba volverse vulnerable. ¡Pero el resultado sería muy provechoso!

Nehemías se convertiría en el agente de un proceso “de reconstrucción increíble” que haría mucho bien a otros… ¡y le daría gloria a su Dios! ¿Hay murallas en tu vida que necesitan ser reparadas? ¿Hay puertas rotas que te están dejando expuesta y vulnerable? ¡Sé honesta!

A lo mejor tu muralla no está completamente rota, pero le falta una piedrita aquí o allá, y pequeñas grietas han comenzado a aparecer. Recuerda, que nuestro Señor Jesucristo dejó Su zona de confort. Él “dejó el cielo” para convertirse en el reconstructor de nuestras murallas rotas.

Dios nos dice en Isaías 49:15-16,Acaso se olvida la mujer del hijo que dio a luz? ¿Acaso deja de compadecerse del hijo de su vientre? Tal vez ella lo olvide… ¡pero yo nunca me olvidaré de ti! 16Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos; siempre tengo presentes tus murallas.

Nuestro Señor vio que las murallas de nuestras vidas necesitaban ser reconstruidas. ¿Y qué es lo que hizo al respecto? ¡Él vino para ser nuestro reconstructor! ¡Él comenzó bien! Él hizo una buena evaluación; y luego, identificó nuestra necesidad. Jesús, como Nehemías, lloró sobre nosotros, y sobre la ciudad de Jerusalén.

Luego… ¡él tomó la responsabilidad! Él tomó nuestro pecado “en Su propio cuerpo” y murió nuestra muerte, para que nosotras pudiéramos vivir Su vida. Él tomó nuestro pecado para que nosotros pudiéramos tomar Su justicia. ¡Él vino para reconstruir las murallas rotas de nuestra vida!

¡Así qué! ¡Levántate! ¡Sal de tu zona de confort! Y cuando lo hagas, comenzarás bien, y descubrirás… ¡Que nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo!