Imagínate por un momento ser un muchacho de 15 años, bien educado, de lo más guapo, y estar prisionero “en una tierra extraña” a mil quinientos kilómetros de tu casa. Esta era la realidad de Daniel, y de otros jóvenes nobles de Judá.
El nombre israelita de Daniel significa “Dios es mi juez”. Pero el nombre que le fue dado a Daniel “por sus captores babilonios” fue Beltsasar, que era el nombre de un dios de Babilonia. Sus captores tendrían la autoridad de cambiarle su nombre… ¡pero no su lealtad! Daniel se mantuvo fiel a su identidad, como creyente del Dios de Israel, y se negó a adorar a nada… ¡ni a nadie!
El libro de Daniel es uno de los libros más emocionantes de la Biblia… ¡y uno de mis favoritos! ¡Daniel “fue un hombre de Dios extraordinario”, que vivió una vida bella y ejemplar. Daniel fue llevado cautivo “de Jerusalén a Babilonia”, en el año 605 antes de Cristo. Ese fue un año crucial en la historia del antiguo Israel.
Daniel sirvió en el gobierno de Babilonia durante los 70 años de cautiverio. Primero al lado de Nabucodonosor; y años después, al lado de Darío, el Medo, y Ciro, el rey de Persia. No ha habido nadie “más grande y más recto” en todo el Antiguo Testamento… ¡que Daniel! ¡Daniel nunca dejó de ser un hombre de integridad!
¿Qué es la integridad? Es hacer lo correcto… ¡aun cuando nadie te está viendo! Una persona íntegra no puede ser comprada. Su palabra es sagrada. Es honesta tanto en las cosas pequeñas como en las cosas grandes. ¡La persona íntegra cumple sus promesas!
ASI QUE COMENCEMOS…
Daniel 1:1-8 dice, En el año tercero del reinado de Joacín, rey de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió. 2Y el Señor permitió que el rey Joacín cayera en manos de Nabucodonosor.
3El rey Nabucodonosor dio órdenes a Aspenaz, jefe de sus eunucos, de que se llevara a algunos israelitas pertenecientes a la familia real. 4Debían ser jóvenes bien parecidos y sin defectos físicos, capacitados en todo conocimiento, inteligentes y capaces de aprender, y con las cualidades suficientes para estar en el palacio del rey.
A éstos Aspenaz debía enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos. 5Para su alimentación diaria, el rey señaló provisiones de su propia comida y de su propio vino. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, serían presentados ante el rey.
6Entre estos jóvenes se hallaban Daniel, Jananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá. 7Pero el jefe de los eunucos les cambió de nombre. 8En lo íntimo, Daniel se propuso no contaminarse con la ración de la comida y bebida del rey que se le daba, y le pidió al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse.
Daniel veía cuán tentador era ceder a las presiones de la nueva cultura alrededor suyo. Otro cualquiera pensaría… “¿Quién se va a enterar de lo que Daniel comía? ¡Su casa estaba bien lejos! Además, los otros muchachos estaban comiendo la comida de Babilonia… ¡sin ningún problema!
Pero Daniel decidió resistir a las presiones de su nuevo ambiente, ¡y no ceder! Se dijo a sí mismo, “¡no me voy a dejar influenciar por esta gente!” Sin embargo, Daniel “se involucró” en las cosas que no eran esenciales, como aprender el lenguaje y la historia de Babilonia.
Pero él no se dejó influenciar “en nada que fuera en contra de la ley de su Dios”. Daniel tuvo que tomar decisiones bien difíciles!
La historia de Daniel comienza en Judá, su tierra natal. Babilonia era el centro del paganismo, y la gran potencia mundial de esa época. En medio “de todo esto” estaba Nabucodonosor, el gran rey de Babilonia. ¡Él era un líder extraordinario! ¡Él construyó una ciudad increíble y un imperio espectacular!
Por otro lado, Joacín, el rey de Judá, era un papanatas… un hombre sin carácter, que llevó a los judíos a adorar a otros dioses. 2 Reyes 24:19, dice que [Joacín] hizo lo malo a los ojos del Señor. Daniel era descendiente del buen rey Ezequías. Cuando era niño, Daniel presenció “un avivamiento espiritual nunca visto”, bajo la mano del rey Josías.
Este avivamiento “impactó” la vida del joven Daniel. Él era brillante. Era buenmozo. ¡Y tenía un gran futuro por delante! Pero en el año 605 antes de Cristo, su vida se volvió “patas arriba” cuando los babilonios conquistaron Jerusalén, y llevaron preso a Daniel a Babilonia.
Nabucodonosor cogió “a un pequeño grupo de los jóvenes más brillantes de Judá”, y se los llevó consigo a Babilonia.
Ya en Babilonia, Daniel caminó “por los pasillos de una cultura”, que se estaba desmoronando. Desgraciadamente, hoy en día estamos viendo “la misma cosa” en nuestra propia cultura. ¡Pero Daniel no se dejó influenciar por esa cultura! ¿Saben por qué?
Porque Proverbios 22:6 dice, Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano, no se apartará de él. Así como Dios guía a Sus hijos “según Sus caminos”, así mismo “el papá y la mamá” deben de guiar a sus hijos por el buen camino.
Hay un camino que lleva a la justicia y bendición de Dios. Y hay otro camino, que lleva a la destrucción. Guiar significa “mucho más” que simplemente dar instrucciones. ¡Es estar personalmente involucrado en la vida de sus hijos!
8En lo íntimo, Daniel se propuso “no contaminarse” con la ración de la comida y bebida del rey.
Daniel le habló “al jefe de personal” acerca de sus convicciones con una sabiduría maravillosa. Él no pedía que le sirvieran la carne de Judá, ni se paseaba “como si fuera un gran príncipe judío”. ¡NO! ¡PARA NADA!
Él solo pedía una simple dieta de verduras y agua, que fuera fácil para su superior, y que permitiera “que Daniel y sus amigos” honraran a Dios. Daniel era de una gentileza única, y nunca daba la impresión de ser una persona falsa o fanática. Si vas a pedir que te hagan algo especial… ¡hazlo con delicadeza!
Daniel se mantuvo fiel a Dios, “al no comer la comida, y beber el vino del rey”. Daniel fue disciplinado en su dieta, escogiendo las comidas… ¡que no comprometieran la ley de Moisés! Él no iba a ceder en cuanto a la Palabra de Dios… y Sus mandatos.
Daniel no trató de separarse de la cultura alrededor suyo. A pesar “de no aislarse” de la cultura pagana… ¡ÉL NO SE CONTAMINÓ CON ELLA! Si un creyente se aísla, “él no puede ser sal y luz”, como nuestro Señor Jesucristo nos ha llamado a ser.
Nosotros necesitamos tener, lo que Daniel tenía: un buen conocimiento de lo que es bíblico… y lo que no es. Daniel estaba “siendo presionado a que se sometiera a esa cultura.” ¡Todo a su alrededor había cambiado! Su lenguaje había cambiado. Los libros que leía ahora “eran totalmente lo opuesto” a todo lo que él había estudiado antes.
¡Hasta su nombre se lo habían cambiado! A pesar de eso, Daniel confiaba en la Palabra de Dios para que lo guiara. La Biblia está repleta de ejemplos “de hombres y mujeres”, que creyeron que Dios obraría a través de ellos, haciendo una gran diferencia para Su reino.
Por ejemplo, Dios puso a Ester, “estratégicamente” en la corte del rey, en un momento crucial donde ella podía salvar las vidas de la gente de Dios. Dios colocó a José “estratégicamente” para que se convirtiera en el consejero “más poderoso del faraón en Egipto”, y de salvar a Jacob y su familia de una sequía devastadora.
Una de las razones, que muchos creyentes fallan, “y caen” cuando son confrontados por los valores de nuestra cultura moderna… ¡es porque no saben lo que la Biblia dice!
Así que ceden, y se asimilan a la cultura alrededor de ellos… ¡porque no tienen verdaderas convicciones! ¡Debemos seguir el ejemplo de Daniel! Muchos tienen la impresión, -- que si no hacen todo lo que el mundo hace – tal vez, no reciban esa promoción, o que perderán su trabajo.
Daniel sabía “a quien quería [él] a su lado” … ¡y no era su jefe! ¡Él quería a Dios a su lado! Daniel conocía la verdad de Proverbios 16:7 que dice,Si el Señor aprueba los caminos del hombre, hasta sus enemigos, hacen la paz con él.
¡Piensa en todo lo que está sucediendo en nuestro mundo de hoy! Por ejemplo, estamos viviendo en un mundo “donde el compromiso matrimonial” ya no vale nada. El matrimonio ya no es para toda la vida. Cuando hay problemas conyugales, la sociedad dice, “¡Anda! ¡Divórciate!”
Vivimos en una época en que ya no hay integridad en los negocios, en las industrias y en los trabajos del diario vivir. ¡Cada cual a lo suyo! Muchos trabajadores “trabajan lo mínimo”… ¡pero demandan una buena paga!
La verdadera integridad “sigue adelante” tanto en la adversidad como en la prosperidad. En momentos de debilidad o de poder, “la verdadera integridad permanece”, ya sea si eres una simple empleada -- trabajando duro sin que nadie lo note -- o seas el presidente de la república.
¿Quieres ver el valor práctico de una vida de integridad? Si dejas que Dios tome tu vida, y que te de las normas de cómo vivir… ¡TÚ VIVIRÁS PARA SU GLORIA! Si piensas que vivir una vida íntegra, te hará volverte en una persona aburrida, poco atractiva e ineficaz… ¡no has entendido el mensaje de la vida de Daniel!
¡Daniel llegó a la cumbre “en el poder de Dios”, y no en el suyo propio! Como Daniel, cuando hagas lo correcto, alguna gente no te entenderá, y hablará mal de ti, aunque seas la persona más pura del mundo. ¡Pero tú te convertirás en un gran instrumento en las manos del Señor!
Nunca es demasiado tarde para comenzar a hacer lo correcto… ¡y vivir una vida de integridad!
17Dios les dio a estos cuatro jóvenes conocimientos e inteligencia en todas las letras y ciencias. Además, Daniel era muy entendido en cuestiones de visiones y sueños.
Estos muchachos hebreos tuvieron que estudiar duro y parejo. Pero Dios les dio la habilidad de aprender el material… el discernimiento para entenderlo… y la sabiduría para saber “cómo aplicarla y relacionarla” con la verdad de Dios.
Daniel y sus amigos aprendieron “todo lo que pudieron” acerca de esa nueva cultura para poder hacer un trabajo excelente! Y mientras lo hacían… ¡se mantuvieron leales a Dios! ¡Y Dios los premió… dándoles capacidad y sabiduría! La cultura de un lugar no tiene que convertirse en enemiga de Dios. ¡Pero nuestra lealtad a Dios debe ser lo más importante!
Y finalmente, tu reputación es lo que tú eres, en tu exterior. Pero tu carácter es lo que eres… ¡cuando nadie está mirando! ¿Quién eres tú cuando nadie te está mirando? ¿Eres un hombre o mujer de integridad? ¿De rectitud? ¡Comienza cada día… pidiéndole a Dios que te ayude a serle fiel… ¡SIRVIÉNDOLO!