Una tarde, Diana y Ricardo se fueron a montar bicicleta, esperando regresar a casa refrescados y llenos de vigor. En cambio, ¡sus vidas cambiaron para siempre! A lo que Ricardo bajaba por una cuesta, perdió el control de su bicicleta, y tuvo una caída estrepitosa.

¡Su cuerpo quedó terriblemente magullado… ¡Con las justas llegó vivo al hospital! Diana se mantuvo fiel al lado de su esposo. Él no podía alimentarse solo, y tampoco podía caminar.

Un día, mientras los dos estaban sentados bajo la sombra de un árbol en los jardines del hospital, Ricardo miró a su esposa y le dijo, “Diana, yo no sé si algún volveré a caminar”, pero estoy aprendiendo a andar más cerca de Jesús. ¡Eso es lo que realmente quiero!”

En vez de amargarse con Dios, ¡Ricardo se agarró fuertemente de la mano de Jesús!

A veces en medio de nuestras pruebas, necesitamos pensar acerca de alguien, como Ricardo, para que nos ayude a alinear nuestra perspectiva. Para recordarnos de la relación “tan extraordinaria que tenemos con Dios”, por medio de Jesucristo.

El Salmo 55:22 dice, Tú, deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a Sus fieles caídos para siempre.

Ricardo descubrió… ¡que andar con Jesús no depende de nuestras piernas! ¡Depende de nuestro corazón! Nosotras podemos andar a través de las pruebas más oscuras… ¡cuando caminamos con Dios en la luz!

Efesios 3:16-19 es una de las oraciones más bellas de la Biblia, escrita por el apóstol Pablo, Para qué por su Espíritu, y conforme a las riquezas de su gloria,” los fortalezca interiormente” con poder. 17Para que por la fe… Cristo habite en sus corazones… arraigados y cimentados en amor.

18 Sean ustedes plenamente capaces de comprender, “con todos los santos”, cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo. 19En fin, que conozcan ese amor, que excede a todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios.

La fuente principal de la fuerza de la creyente “es el Espíritu Santo” en el interior de ella.

Proverbios 20:27 dice que, “El espíritu del hombre [o la mujer] es la lámpara del Señor que escudriña los sentimientos más profundos.

Antes de la caída del hombre, el Espíritu Santo “llenaba el espíritu humano” y, dirigía sus pasos. Pero cuando el hombre cayó, el Espíritu Santo “abandonó” al espíritu humano. El hombre “viviendo en pecado” no fue lo que Dios “tenía en mente” cuando dijo en Génesis 1:26, ¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza!

Ahora “una nueva ley” reside en el alma del hombre – ¡LA LEY DEL PECADO! Ahora toda persona está sujeta a la ley del pecado y de la muerte. Pero cuando alguien se entrega a Cristo… ¡el espíritu humano es regenerado! El Espíritu Santo regresa… ¡y vuelve a prender la lámpara! ¡Ahora la creyente puede vivir en compañerismo y comunión con Dios!

La gran oración de Pablo, para todos los creyentes, era que fueran fortalecidos por el Espíritu Santo, porque ese es parte del plan de Dios. 17Para que por la fe… Cristo habite en sus corazones… arraigados y cimentados en amor. ¡EN EL AMOR DE CRISTO!

¡Nuestros corazones son Su hogar! ¡Nuestros cuerpos son Su templo!

Así como Jesús vivió Su vida humana en el poder del Espíritu Santo, así también nosotras debemos vivir en comunión y cooperación con el Padre. También nosotras debemos vivir “nuestras vidas” en el poder del Espíritu Santo, y en constante comunión y cooperación con Él. ¡Nosotras no podemos imitar la vida que Jesús vivió! Eso es imposible. ¡Hemos tratado, y hemos fallado!

El cristianismo es el Cristo Vivo… ¡VVIENDO EN NOSOTRAS! Y viviendo “Su incomparable vida” A TRAVÉS NUESTRO. ¡La presencia de Cristo en nuestra vida, depende de nuestra FE! © SU VIDA… NO LA NUESTRA, “produce en nuestro carácter, conducta, y conversación”, lo que la gente reconocerá… ¡COMO EL CRISTIANISMO GENUINO!

Él llenará nuestras vidas ¡CON EL AMOR POR DIOS!... ¡Y EL AMOR POR OTROS!

Si nuestras vidas cristianas no están arraigadas en el amor de Cristo, entonces nuestras vidas se marchitarán y se desvanecerán. ¡PERO NOSOTRAS ESTAMOS ARRAIGADAS EN ESE AMOR! ¡Dios nos está transformando a la imagen de Cristo!

Este pasaje también dice “que debemos que estar cimentadas” EN EL AMOR. La palabra griega traducida “cimentada”, habla acerca del cimiento de un edificio, o una casa. Nuestro Señor Jesucristo usó “la misma palabra” en la parábola de los dos constructores, el uno sabio, y el otro, necio.

Jesús dijo en Mateo 7:25 -- hablando del hombre sabio que construyó su casa en la roca. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero esta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca. ¡NOSOTRAS ESTAMOS CIMENTADAS EN EL AMOR DE CRISTO! ¡QUE ES NUESTRA ROCA!

Si necesitas una luz en la oscuridad de hoy, “medita en el maravilloso amor de Dios por ti”. Mientras Dios te formaba en el vientre de tu madre… ¡Él te amó! Antes de que pudieras escogerlo… ¡Él te escogió! Cuando estabas quebrantada, y amargada, Él te hizo completa… ofreciéndote el dulce sabor del perdón.

Cuando no tenías esperanza… ¡Él se volvió tu esperanza! Cuando estabas demasiado ocupada con las cosas de este mundo, Él te interrumpió… para mostrarte lo que es eterno.

Cuando estabas perdida, Jesús te encontró, te rescató, y te mostró, que Su misericordia y justicia reinarían. Y en un acto de amor supremo – JESUS MURIÓ EN UNA CRUZ – abriéndote el camino para estar con Dios. Ahora tú puedes llevarle esperanza” a un mundo desesperado por conocerlo.

18 Sean ustedes plenamente capaces de comprender, con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo.

Imagínate los sentimientos de amor “más intensos” que hayas sentido en tu vida. Esa época en que sentiste “que tu corazón estaba a punto de explotar” por tu amor “tan abrumador” por cierto muchacho. ¡Estabas tan enamorada! Ahora, imagínate esos sentimientos multiplicados por dos. ¡Y MULTIPLICADOS POR DOS DE NUEVO! ¡Y DE NUEVO!

Sería muy difícil “para tu corazón” lidiar con tanta intensidad, ¿no es cierto? Sin embargo, esa intensidad es solo una fracción del amor de Dios, para cada una de nosotras, Sus hijas. Las dimensiones de Su amor son incomprensibles, pero, aun así, este pasaje nos alienta a que tratemos de entenderlo.

La única forma que podremos conocer este amor -- que sobrepasa todo entendimiento -- ES ENFOCANDO NUESTRA MIRADA EN LA CRUZ DEL CALVARIO. © ¿CUÁN ANCHO ES EL AMOR DE DIOS? Es más ancho que el mar, más ancho que el mundo, más ancho que el universo.

Cuando Dios demostró Su amor, convirtiéndose en hombre y viviendo en esta tierra, ese amor no fue angosto, ni prescrito por un credo, ni por costumbre.

¡JESÚS AMÓ AL HOMBRE RICO! Él amó a la mujer que fue sorprendida cometiendo adulterio. Él amó a Herodes, que mató a Juan el Bautista, y se burló de Jesús. Él amó “al débil y egoísta” Poncio Pilato, cuyo corazón estaba dividido entre la justicia y la ambición

Él amó a Nerón, a Hitler, y a Stalin. ¡Y MARAVILLA DE MARAVILLAS! ¡ÉL NOS AMA A NOSOTRAS! ¡Su amor es lo suficientemente ancho… ¡para abarcar a todas nosotras! ©

¿Y cuán largo es el amor de Dios? ¿CUÁNDO COMENZÓ EL AMOR DE DIOS? ¡EL AMOR DE DIOS NUNCA COMENZÓ! ¡SIEMPRE EXISTIÓ!

¡SU AMOR ES ETERNO! ¡Tan eterno como Dios es eterno! © ¿CUÁN PROFUNDO ES EL AMOR DE DIOS? Cristo vino de las imponentes fortalezas del cielo, a los recovecos más oscuros de la tumba. Jesús vino de las glorias del cielo… A GALILEA, y estuvo contento de ser criado en un pueblo despreciado, como Nazaret, y de ser conocido como el hijo de un carpintero.

Jesús recorrió el largo y solitario camino de Galilea a Getsemaní, donde lloró… ¡ante el horror de nuestro pecado” y el tormento de la cruz… que se aproximaba. ¡JESÚS FUE CLAVADO A UNA CRUZ EN GÓLGOTA! ¡Jesús fue abandonado por Dios! ¡Él fue aplastado bajo el peso del pecado del mundo!

El amor llevó a nuestro Salvador… ¡de la gloria a la tumba! ¿Y CUÁN ALTO ES EL AMOR DE CRISTO? Él ascendió a la gloria, y está sentado a la mano derecha del Padre. En esas alturas, Cristo reina en esplendor y brillantes. Él es adorado y alabado por los santos alrededor del trono.

¿Nos olvidará Jesús, “ahora que está en el trono del universo” con galaxias girando alrededor de Sus pies… ¡NO! ¡JESÚS NUNCA NOS OLVIDARÁ! Por eso Él nos ha prometido en Juan 14:3, Si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, “y los llevaré conmigo”, para que donde Yo esté, también ustedes estén. ¡VEN SEÑOR JESÚS!