¡La obra de teatro está al comenzar! ¡Van subir el telón, y los actores y actrices comenzarán la actuación. Pero la persona más importante en esta obra, ¡no está en el escenario! Este es el director, quien dirige al elenco – diciéndoles donde pararse o sentarse, y como y cuando recitar sus líneas.
El director está detrás del escenario, supervisando y orquestando el montaje, dando las últimas instrucciones, y alentando a los actores. La obra es un éxito, “gracias al director”, quien ha dirigido cada detalle de la obra. Aunque Dios no es mencionado en el Libro de Ester, ¡ÉL ES LA FIGURA CLAVE DE LA HISTORIA!
Él obra a través de las circunstancias, poniendo todo en orden, para lograr Sus planes. ¡Dios es también el director de nuestras vidas! © Cuando reflexionamos y miramos hacia atrás -- a las diferentes etapas de nuestra vida -- podemos ver la huella de la mano de Dios … en todo.
Esta obra comienza cuando el rey Asuero da una gran fiesta en su palacio de invierno en Susa. La fiesta duró 180 días (casi seis meses). El rey se emborrachó de tal manera que mandó llamar a su esposa, la reina Vashti, a que se presentara “delante de todos los invitados” para deleitarlos con su belleza.
¡Ella se negó rotundamente! Y por consiguiente, Vashti fue desterrada del reino. Con el paso del tiempo, el rey comenzó a extrañar a Vashti. Así que los cortesanos decidieron hacer un concurso de belleza para deleitar al rey con una nueva reina.
Ester 2:2-3 dice, Y dijeron los criados del rey, Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; 3 y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, a la residencia real.
Debo de reconocer que este concurso de “Miss Persia” no era precisamente un concurso de belleza inocente. Estas chicas eran reclutadas al harem del rey, para hacer con ellas, lo que el rey quisiera.
Este era un proceso terrible y degradante. Estas chicas eran usadas para satisfacer la lujuria de este rey sensual, arrogante, alcohólico y colérico. Estas mujeres se convertían en sus concubinas. Las concubinas eran chicas, que venían al matrimonio “sin dote,” y eran entregadas al harem del rey, como prisioneras.
Estaban destinadas a vivir el resto de sus vidas en soledad – sin la esperanza de casarse nunca. Como concubinas continuarían siendo mantenidas, como parte de la casa real, pero probablemente, nunca gozarían de la atención del rey en el futuro. ¡Esta no era una vida feliz!
PAUSA
Como verán, hasta ahora no hemos visto nada espiritual en la corte. Así que salgamos de palacio para ver lo que estaba pasando en la ciudad. La mano de Dios se estaba preparando para ablandar el corazón del rey.
¡AQUÍ MARDOQUEO APARECE EN LA ESCENA! El tatarabuelo de Mardoqueo había sido deportado de Judá por el rey de Babilonia. Él no sabía por qué Dios lo había puesto ahí… como judío… en medio del imperio persa. ¡Pero Dios tenía un propósito para su vida!
Tal vez tú te preguntes, ¿Por qué me puso Dios en este matrimonio? ¿Por qué me puso Dios en este trabajo? ¿Por qué me puso Dios en esta comunidad… en este país… en este lugar… en esta circunstancia? ¡No lo sabemos! Pero confiamos en la providencia de Dios, que Él tiene un propósito por habernos puesto ahí.
7 [Mardoqueo] había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
Hadasa es el nombre judío de Ester, y viene de la palabra mirto –que es un arbusto bien insignificante, que significa “fragancia.” Su nombre persa, Ester, significa estrella. Es una referencia, no solo a la flor del mirto, que tiene forma de estrella, sino a una estrella del cielo. ¡Ester, era indudablemente, una estrella!
Mardoqueo había adoptado a su prima huérfana. Él estaba cumpliendo la responsabilidad de un padre por su hija. Ester era probablemente una adolescente en ese tiempo. Y la Biblia nos dice que era muy bella físicamente. Así es como Ester termina en palacio. ¿De dónde saca ella toda esa belleza? ¡Dios se la dio! ¡Era parte de la providencia de Dios!
Podemos encontrar “lecciones eternas” entretejidas en la maravillosa historia de Ester. Dios la pone en una posición de realeza para salvar a su gente. ¿Mira a tu alrededor? ¿Cómo puede Dios usarte para Su gloria?
A lo mejor Él te ha puesto en tu trabajo, en la universidad, o en tu familia para alcanzar a alguien para Cristo. ¡Se valiente! Comparte tu fe… ¡con amor! Ester escogió decirle “SI” a Dios, y se convirtió en “La Mujer del Momento.”
En el contexto de la corte real y de los oficiales del imperio MEDO-PERSA, Mardoqueo y Ester se deben haber sentido de lo más insignificantes – sin ningún chance de influenciar al rey -- y mucho menos, a todo el imperio.
Por muy insignificantes que parecieran, Mardoqueo y Ester, tendrían un rol vital en la liberación del pueblo de Dios y, por lo tanto, en la continuación de la nación, a través de la cual, nacería el Mesías.
Su valentía, fe, y devoción les permitirían ser instrumentos en las manos del Dios soberano, quien está obrando siempre para cumplir Sus propósitos en nuestro mundo . © Los representantes del rey fueron por todo el imperio en busca de las muchachas más bellas para que compitieran en el concurso de belleza, “Miss Persia.”
El rey mismo escogería a la reina de su gusto. Ester no tenía sangre real, ni tampoco había ido a una UNIVERSIDAD PARA REINAS. En realidad, ella no tenía nada que la distinguiera, fuera de que Dios había visto potencial en ella; de la misma forma como Dios ve potencial en ti. Dios quiere que seamos un instrumento dispuesto.
Nosotras no decidimos… ni el lugar ni el momento de nuestro nacimiento, ni nuestra nacionalidad. ¡Ester nace para un momento como ese! Dios la trae al reino para hacer una obra, de la misma forma, como Él nos trae a Su reino, para hacer una obra. Nos puso en una familia en particular y en un “cierto lugar.” y nos hizo de cierta raza.
Él tiene un propósito para todas las situaciones, en las cuales nos pone. ¡Él nos ha puesto en Su reino para un momento como este! La pregunta es, ¿Aceptarás lo que el Señor quiere que hagas? Confiarás en Él, lo suficiente, para decir juntamente con Ester, “¡Si perezco, que perezca!”
No sabemos si Ester fue llevada a palacio, voluntariamente, o en contra de su voluntad. Pero basado en todo lo que sabemos del rey Asuero, tal parece que la llevaron a la fuerza. El rey tenía poder absoluto, y si ella se negaba o se resistía, hubiera significado la pena de muerte.
Así que, ya sea si ella había ido por su propia voluntad, o había sido forzada, sabemos que Dios -- en Su providencia -- hace siempre “algo bueno de lo malo”. ¡Dios tenía un plan para cumplir Sus propósitos de redención en este mundo!
Dios pone a Ester en palacio y le muestra Su gracia. ¡Ester tenía belleza interior! Era una mujer de dignidad… fortaleza y valentía. Ester era una chica notable. ¡Su carácter era digno de admiración! Su carácter le gana la gracia y buena voluntad de todos.
Tenía un espíritu que atraía... Dios está siempre obrando en todo lugar, aun en el harem de este rey pagano. ¿Difícil de creer, ¿no? No hay lugar donde vivas, trabajes, sirvas, o tengas que desempeñarte -- por muy horrible que sea -- que Dios no pueda estar ahí. Dios está en los lugares más improbables – en tu trabajo, en tu hogar… en tu universidad.
Dios puede manifestar Su presencia en todas partes y en cualquier lugar. Ester sobresalía sobre todas las demás. ¿Se estaba moviendo la mano de Dios? ¡Absolutamente! ¡Era la mano de Su providencia divina! Él iba a poner a Ester en el trono al lado del rey, porque si ella no estaba ahí, toda la nación de Israel sería destruida.
Y si eso sucedía, Dios estaría violando Su Palabra… ¡lo cual Él jamás hace! ¡Ester era diferente a las otras mujeres! Ella no sucumbía a las tentaciones alrededor suyo – toda esa superficialidad, egoísmo, seducción. Ella exhibía modestia y autenticidad en medio de toda esta extravagancia.
Así es como Ester se hace bella en palacio, diciendo, Estoy metida en una circunstancia miserable, pero por la gracia de Dios, no voy a dejar que esto me convierta en una mujer miserable.”
Piensa en tu situación en el trabajo… en tu matrimonio difícil… o en tus dificultades en la escuela. La pregunta es, ¿Te convertirás como tu medio ambiente… cómo la cultura que te rodea? ¿Comenzarás a hablar vulgaridades y a coquetear como las mujeres del mundo?
O mantendrás tu buen juicio, y dirás, “Yo soy diferente. Yo le pertenezco al Señor.” Ester era judía… no encajaba en el imperio persa. Sin embargo, ella preservó su pureza y su corazón, a pesar de haber sido forzada a una situación atroz.
¿Cómo te comportas tú cuando vas a trabajar, o cuando vas a la universidad? ¿Te estás volviendo como las mujeres que están a tu alrededor? ¿Qué hablan bellacadas y necedades, que son indiscretas e inmorales? ¿O estás conservando un corazón puro, siendo diferente al mundo que te rodea?
16-17 Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real… 17Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina.
Cuando el rey vio a Ester, ¡ya no tuvo que buscar más! Para él… ¡el concurso había terminado! Ya había encontrado a la que reemplazaría a la reina Vashti, y hace a Ester… ¡reina de Persia! ¡Ella se convirtió en “La Mujer del Momento!” Este rey había compartido su lecho con las mujeres más bellas del imperio.
¿Por qué Ester no se vuelve en un pasatiempo más para el rey? ¿Cómo así se convierte ella en la ganadora? ¿Sería su buena suerte? ¡NO LO CREO! ¡HABÍA SIDO ELEGIDA POR LA PROVIDENCIA DE DIOS!
Y YA PARA TERMINAR…
¿Qué es lo que este libro le dice a la mujer de hoy? Todas queremos ser la Ester de nuestra era moderna. Sin embargo, sus cualidades parecen casi inalcanzables. Tú, como mujer, tienes tus propias presiones, tus propias dificultades, y tus propias circunstancias.
Pero Dios te ofrece la forma de manejarlas, para que te puedas convertir en Su persona especial. La pregunta es… ¿Cómo? Primero, ¡PIDE! Pídele a Dios que cultive tu carácter… tu ser interior. Santiago 4:2 dice, “No obtienes lo que deseas, porque no pides.”
Y Segundo . CONFÍA. Confía en Dios. Confía que Él está en control de las circunstancias que te rodean. No esperes a que tus circunstancias sean perfectas. ¡Nunca lo serán! En medio de esta competencia, rodeada de mujeres sensuales, superficiales y codiciosas, Ester permanece sola… digna… fuerte... y valiente.
¡PIDE Y CONFIA EN DIOS! Nosotras dependemos completamente de Él para obtener vida eterna, para ser perdonadas, para modelar gracia, belleza, dignidad y elegancia. Y como Ester, tú también te puedes convertir en la “Mujer del Momento.”