Una vez, el famoso pastor y autor F.B. Meyer, le contó a un amigo, que él se sentía bienvenido en cualquier casa de Inglaterra, excepto en su propia casa. Su matrimonio sin amor era la fuente de su profundo dolor.
Sin embargo, Meyer sentía que su alma dolida, lo había preparado para dar amor y fuerzas a otros, especialmente, a su esposa, cuando ella se estaba muriendo.
Puede que tú tampoco te sientas muy amada. Si es así, no trates de buscar amor haciéndote amiga del mundo. Más bien… ¡dedícate a conocer y a amar a Dios! Deja que Él llene “tu gran necesidad” de afecto y cuidado. Dios te da mucha gracia – mucho más “que cualquier otra cosa” que puedas ganarte por ti misma.
Cuando tú conozcas y experimentes el amor incondicional de Dios, entonces tú te podrás dar “de ti misma a otros” – aun a aquellos que te hayan causado pena y dolor. Deja que Dios, por Su gracia, obre a través de tu dolor, y controle tus intenciones y deseos.
Deja que Él te atraiga “A SÍ MISMO”, y te abrace con Su amor extraordinario, moldeándote a Su diseño perfecto. ¡NADIE ESTÁ FUERA DEL ALCANCE DEL AMOR DE DIOS! ¡NO EXISTE AMOR MÁS GRANDE!
Santiago 4:1-6 dice, ¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no vienen de sus pasiones, las cuales luchan dentro de ustedes mismos? 2Si ustedes desean algo, y no lo obtienen, entonces matan. Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces discuten y luchan.
Pero no obtienen lo que desean, porque no piden; 3 y cuando piden algo, no lo reciben porque lo piden con malas intenciones, para gastarlo en sus propios placeres. 4¡Ay, gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se declara enemigo de Dios.
¿Si tú le preguntas a un chiquito por qué le pegó a su hermanita, él no te va a decir que es la culpa del pecado que hay en su corazón? No, él te va a decir, “Porque ella me estaba fastidiando.” Si le preguntas a un adolescente por qué llegó tan tarde a casa… ¡él no va a asumir la responsabilidad!
Él te va a dar el cuento de que había habido un accidente en la vía expresa. Y luego, que una de las calles por donde él acostumbra a ir, estaba inundada. ©© Si le preguntas a un papá por qué está molesto todo el tiempo, él no te va a decir, que es porque su corazón es egoísta e impaciente. No, él te va a decir que es porque sus hijos lo vuelven loco.
Si le preguntas a una mujer soltera, por qué está ella siempre malhumorada y descontenta, ella no te va a decir que es por la envidia que tiene en su corazón. ¡Más bien te dirá que la vida es muy dura! Si tú le preguntas a un anciano por qué es él tan malo, él no te va a decir porque está amargado.
No, él te va a contar acerca de todas las ocasiones en su vida en que no recibió el honor que se merecía. Cuando hacemos algo malo, todos tendemos a apuntar “a algo de afuera de nosotras” por la causa: “Este tráfico me pone furioso.” “Ella me saca de quicio.” “Mi jefe me hace perder la paciencia.”
¡PERO ESO NO ES VERDAD! Nos sentimos muy bien pensando, que nuestros grandes problemas en la vida, existen afuera de nosotros, y no dentro de nosotros. ¡PERO ESO SIMPLEMENTE NO ES VERDAD! Jesús desbarató “esa idea acerca del comportamiento humano” en el Sermón del Monte.
Por eso en Mateo 5:21 Jesús dice, Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y que cualquiera que mate será culpable de juicio.
22 Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio.27Ustedes han oído que fue dicho: “No cometerás adulterio”. 28Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón. El pecado es un asunto del corazón, antes de ser un problema de nuestro comportamiento.
Esto significa que nuestro problema en la vida “existe dentro de nosotros”, y no fuera de nosotros. ¡Debo de confesar que yo soy mi problema más grande! Y si yo confieso esto, estoy diciendo, que yo no necesito ser rescatada por la gente, lugares, y situaciones. Lo que yo necesito “desesperadamente” es la gracia de Dios para rescatarme de mi misma.
Si tu corazón no está gobernado por el honor de Dios, y tu vida por el plan de Dios, tú podrás ser muy religiosa, pero lo que estás viviendo no es una fe bíblica. Y eso lo podemos ver en nuestros matrimonios especialmente. Yo me puedo escapar de situaciones y relaciones, pero no tengo el poder de escaparme de mi misma.
Ninguna de nosotras, ha vivido en un matrimonio que es completamente libre de conflicto y tensión. Ninguna de nosotros ha podido escaparse de los momentos de irritación e impaciencia. Todas hemos tenido discusiones desagradables o largos momentos de silencio. De alguna forma, todas hemos estado desilusionadas con nuestros matrimonios.
Si eres soltera, aplica esto a las relaciones en tu propia vida. Ahora lo único que necesitas es preguntarte, “¿Por qué es que hay tanta tensión y conflicto? Si tu leyeras “el libro de matrimonio de la cristiana”, tú llegarías a la conclusión que todas las peleas y discusiones son acerca de los problemas “del diario vivir” de cada matrimonio.
Así que la conclusión es que, “si eres lo suficientemente inteligente” para hablar acerca de las diferencias entre hombres y mujeres, las diferencias en las personalidades, las expectativas del rol de cada uno, finanzas, sexo, crianza de los hijos, dietas, etc., puedes evitar muchos de estos conflictos. En la superficie, suena muy bien, pero no es lo que la Biblia dice.
Noten como Santiago explica por qué tenemos tantas peleas y discusiones.
Él no dice, “Estos vienen de la gente difícil con quien vives”, o las peleas son el resultado de los asuntos prácticos con los que tienes que lidiar. “No, él dice que vienen de las “pasiones” que luchan dentro de nosotros.
En este contexto, la pasión significa un poderoso deseo… ¡de gobernar! Nosotros nos peleamos con nuestros maridos, porque tenemos un problema del corazón. En vez de que nuestro corazón sea gobernado por Dios, y motivado por el honor de Dios, nuestro corazón está gobernado por nuestros deseos, necesidades, y sentimientos.
Y si es así, siempre estaremos en alguna clase de conflicto. Además, Santiago nos dice que el conflicto humano está arraigado en el adulterio espiritual. Cuando nosotras tomamos el lugar que le pertenece a Dios, el resultado es siempre un conflicto. El pecado nos hace egoístas en el verdadero sentido de la palabra.
Nos hace más exigentes… que serviles; más acusadoras… que perdonadoras; más a la defensiva… que accesibles; y más criticonas… que comprensivas y pacientes. Así que no debería sorprendernos, “que nuestras relaciones”, estén marcadas por problemas.
¿Por qué tenemos que esforzarnos siempre para poder vivir en paz y armonía con aquellos que decimos amar? ¿Por qué tienen nuestros matrimonios y relaciones que estar marcados por tanto conflicto? ¿Por qué experimentamos tanta irritación, dolor, e impaciencia?
6 Pero “la gracia” que él nos da es mayor. Por eso dice: «Dios se opone a los soberbios, y da gracia a los humildes.»
La verdad es que “no necesitas perder las esperanzas” acerca de tu matrimonio y de tus relaciones. ¿Por qué? ¡Porque tienes “la gracia de Dios” para esta lucha! La esperanza de tus relaciones no se encuentra en ti, o en otros…¡Hay gracia para cada momento doloroso! ¡Hay gracia para cada momento que pecas, o que han pecado contra ti!
Y la gracia que se te ha dado para tu matrimonio y tus relaciones… ¡nunca se agotará! ¡Siempre hay más gracia por venir! Tú te puedes entregar a amar, a perdonar, a confesar, a confrontar, a confiar y a perseverar, aun cuando las cosas sean difíciles… ¡PORQUE DIOS TE DARÁ MÁS GRACIA!