Era un día muy caluroso. Melisa, una linda chiquita de 5 años, se moría de calor. ¡Estaba sudando! Así que decidió hablar con su papá. “Papi, hace mucho calor, ¿podemos ir a bañarnos a la piscina”? preguntó Melisa.
Su papá le contestó, “No, Melisa, cuesta como $10 dólares llevar a toda la familia a nadar. Por eso, muchas veces no vamos a la piscina. Te prometo que iremos otro día”. Pero la chiquita insistió, “¿por qué no ahora, papi?” Su papá le explicó, que en ese momento, no tenía el dinero.
Para Melisa, esa era una buena explicación… ¡SI! ¡Pero una mala solución! Así que decidió llevar el asunto a un tribunal mayor. Pensó, ¡Voy a pedirle a Dios! Entonces… ¡ella corrió a su habitación! Intrigado, su papá la siguió sigilosamente.
Él se paró delante de la puerta, para escuchar lo que Melisa le iba a preguntar a Dios. Y “esto” fue lo que escuchó: “Dios mío, está haciendo mucho calor hoy día. Y yo quisiera ir a nadar a la piscina. Pero ellos cobran mucha plata, y mi papi no tiene mucho dinero ahora. Así que, por favor, ¿podrías hacer algo? Gracias, mi Dios. Amén.
Melisa sabía que Dios le concedería su pedido. ¡Rapidito se puso su ropa de baño! Y con toalla en mano, fue a sentarse a la entrada de la casa, para esperar lo que Dios iba a hacer. © En eso sonó el teléfono, y su mamá contestó. La llamada era de una amiga. Esta era una persona muy agradable, pero no necesariamente, una íntima amiga.
Esta le dijo a la mamá de la niña, “Mi esposo y yo hemos estado queriendo conocerlos a ustedes mejor”.
Como está haciendo tanto calor, nosotros nos preguntábamos si ustedes querrían encontrarse con nosotros en el club, para darnos un buen chapuzón todos”. “Ay, nos encantaría”, dijo la mamá “¿A qué hora sería, porque todavía tengo muchas cosas que hacer en casa”
No hay problema, le dijo la amiga. “Nosotras tampoco estamos listos. “Esto recién se me ocurrió hace unos minutos”. ¡LO QUE DIOS PUEDE HACER CUANDO UNA NIÑA ORA CON FE!
Hebreos 11:1 dice, Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve.
La verdadera fe no es un optimismo ciego. La verdadera fe bíblica es una obediencia confiada de la Palabra de Dios, a pesar de las circunstancias y consecuencias.
Esta fe “opera” de una forma muy simple. Dios habla y nosotros escuchamos Su Palabra. Nosotros confiamos en la Palabra, y actuamos de acuerdo a ella, sin importar cualesquiera que sean la circunstancias. Las circunstancias puede que sean imposibles, y las consecuencias desconocidas y hasta aterradoras.
Así y todo, nosotros obedecemos la Palabra de Dios, y creemos que Dios hará lo correcto, y lo que es mejor para nosotros. La fe es mucho más que una creencia en Dios. Es también un estilo de vida. Los héroes de la fe, aunque imperfectos, confiaron en Dios y le entregaron sus vidas a Él.
La fe es la creencia de que Dios es real y verdadero, y que Dios es bueno. La fe es la creencia de que Dios hará lo correcto. La ayuda de Dios está siempre cerca, y siempre está disponible, ¡PERO SOLO “SE LES DA” A AQUELLOS QUE LA BUSCAN!
¿Estás pasando por una prueba en estos momentos? Tú le has pedido a Dios que se ocupe del problema que estás teniendo.
Tú le has orado todos los días para que te ayude, con la esperanza de que Él intervenga. Te sientes agobiada, cargando tu estrés a todas partes --a tus relaciones y a tu trabajo -- dejando que esto afecte tu salud y tu devoción. ¿Te suena conocido?
Puede que “tú” no estés pasando por una prueba en estos momentos, pero casi todo el mundo pasa por pruebas, en algún momento, u otro. Y cuando nos encontramos en esa situación, corremos a Dios para que nos ayude. ¿Suena espiritual, no es cierto? Y tal vez, lo sea. ¡PERO ESO NO ES FE!
La fe no se aferra a la preocupación ni al estrés. La fe no necesita tener todos los detalles en orden. La fe siempre tiene en mente a AQUEL que tiene todos los detalles en Sus manos. La fe confía en la voluntad de Dios, cualquiera que esta sea. ¡LA FE NO ELIMINA LOS PROBLEMAS! La fe te mantiene confiando en Dios… ¡en medio de tus problemas!
La fe tiene “más que ver” con tu relación con Dios… QUE CON TUS CIRCUNSTANCIAS. ¡No hay nada más seguro QUE LO QUE TÚ LE ENCOMIENDAS A DIOS! No confundamos suplicarle a Dios… ¡CON CREERLE A DIOS! Ambos son apropiados, pero solo “UNO” califica como fe.
Muchos le han suplicado a Dios para que intervenga, pero no han confiado en Su poder y bondad. Por otro lado, la verdadera fe, está absolutamente segura, que el Dios invisible tiene una “respuesta visible” para nosotras. ¡QUE TU META SEA LA VERDADERA FE!
¿Tienes alguna razón para sentirte ansiosa? Cuando llegues al punto “en que puedes estar segura” – LO VEAS O NO – de que Dios te está cuidando, y que siempre te cuidará, y que Su cuidado es el mejor que hay, o pueda haber, entonces habrás llegado al lugar de verdadera fe.
Me encanta lo que un autor anónimo escribió: “La duda ve los obstáculos, la fe ve el camino. La duda ve la noche más oscura, la fe ve el día. La duda tiene miedo de dar el próximo paso. La fe se eleva hacia las alturas. La duda pregunta, “¿Quién cree”? La fe contesta… ¡YO!”
Rafito era un chiquito de solo diez años. Sin embargo, aun a su tierna edad, él sabía lo que era vivir una vida con dolor. Por cuatro años él había luchado la batalla contra el cáncer. Un sábado, él estaba “otra vez” de regreso al hospital. Rafito decidió escribirle una nota a su mejor amigo. Decía:
“Hola Manuelito, ¿Cómo estás? Yo estoy en el hospital de nuevo. Yo sé que tú te preocupas por mí, pero no te preocupes demasiado. También, si esto te ayudaría a sentirte mejor, tú me puedes visitar en el hospital, si tienes tiempo. Cuando yo muera, si me muero pronto, no te preocupes porque estaré con Jesús en el cielo.
Y en menos de lo que cante un gallo, tú también estarás en el cielo conmigo “porque mil años en la tierra son como un minuto en el cielo”. Yo sé que tú me vas a extrañar cuando yo me vaya, pero acepta mi muerte, como lo hiciste con tu tío. Mi mamá te dará algo mío, para que me recuerdes siempre. No te preocupes mucho. Firmado. Rafito.
Tres días después, Rafito pidió un vaso de agua y dijo, “Te amo, mamá. Te amo, papá. Y se fue a su hogar en el cielo con su Señor. Rafito había estado tranquilo porque tenía la seguridad de que pronto estaría con Jesús, y que viviría con Él para siempre! No más lágrimas, no más dolor, no más hospitales, no más tratamientos. ¡ESA ES LA VERDADERA FE!
6 Sin fe es imposible agradar a Dios.
¿POR QUÉ “ES LA FE” TAN IMPORTANTE PARA DIOS? Porque la fe se enfoca en el carácter del Todopoderoso. Él no quiere que pongamos nuestra confianza en lo visible, sino más bien, que nos enfoquemos en lo invisible. Es decir, en lo que Dios ha prometido y declarado, como verdadero.
Él quiere que confiemos en Sus promesas, aun cuando todas las circunstancias visibles parezcan apuntar en dirección opuesta. La fe “le da” a la Palabra de Dios un valor supremo, aun cuando nuestros propios sentidos nos engañen. En la vida te enfrentarás a situaciones, donde tendrás que practicar “la fe” para poder vivir una vida que glorifique a Dios.
La fe es un testimonio “interno” de lo que realmente es verdad, ya sea si esa verdad se ha hecho visible en nuestras vidas, o no. No es una ilusión o una esperanza en el aire. ¡ES EL ARTE DE SABER! ¡DE TENER LA SEGURIDAD!
¿Alguna vez has considerado que tu fe es un acto de adoración? Tiene beneficios invalorables para ti, “personalmente”, pero también bendice el corazón de tu “Padre Celestial”. La fe honra la fidelidad de Dios, Su poder, Su amor, y Su sabiduría en un mundo que lo ha abandonado. ¡TU FE LE DA GLORIA A DIOS!