Isadora Duncan, la gran bailarina de ballet, que no solo bailó ante la realeza de Europa, sino que era considerada una de las grandes bailarinas de ballet de todos los tiempos.
Ella dijo: “Yo nunca he estado sola, pero hubiera dado cualquier cosa para que mi corazón no me doliera, para que mis ojos no se llenaran de lágrimas, y para que mis manos no temblaran por tener la paz y alegría que nunca encontré”. En medio de sus millones de admiradores, Isadora era realmente una mujer muy sola.
¿QUÉ ES LA SOLEDAD? Todas lidiamos con la soledad porque la soledad es parte de la condición humana. Se siente en todas partes, en cualquier momento, y por cualquiera. Nadie está inmune, y ningún lugar es seguro. Piensa en los diferentes lugares donde estás rodeada de gente, y sin embargo, te sientes sola.
Tú puedes sentirte sola en la iglesia. Puedes estar rodeada de gente, que está cantando alabanzas, por gente que está sonriendo, y aun así te puedes sentir sola, como si nadie te viera ni notara tu presencia, ni que supiera de tus luchas.
Tú puedes sentirte sola en el trabajo. Simplemente no estás conectada, ni concentrada en las cosas que están sucediendo en tu oficina. Tus compañeros de trabajo parecen haber hecho amistades, salen a almorzar, y planean reuniones después del trabajo. Sin embargo, tú no pareces ser parte del grupo. Sientes que no le importas a nadie.
Y no hay duda, que hasta tú te puedes sentir sola en tu propia casa. Este mundo está lleno de matrimonios solitarios.
Tú podrás ser esposa, pero sentirte más como compañera de cuarto, y no como alma gemela de tu esposo. Ustedes realmente ya no comparten la vida ni el amor juntos.
Trágicamente, los hogares de hoy en día, son muchas veces, los lugares donde más se siente la soledad. Los niños también se sienten solos, pasando la mayor parte de su día, más enfrascados en las pantallas de sus aparatos electrónicos, que con los miembros de su familia. Los padres, y hasta los abuelos, pueden sentirse extremadamente solos.
Desafortunadamente, la soledad nos puede venir en cualquier momento. Los cumpleaños, los aniversarios, y los días feriados, son generalmente, los momentos más felices del año. Sin embargo, también pueden ser los días más difíciles de la vida. Durante esos días especiales podemos sentirnos solas y tristes, por lo que hemos perdido.
Podemos sentir que ya no tenemos a nadie, especialmente, durante las navidades. Es nuestra época más sola, que muchas veces, resultan en depresión, divorcio, y hasta en suicidio. La soledad esta siempre a nuestro alrededor… siempre.
En todos los tiempos y en todas las épocas, se han escuchado canciones acerca de la soledad. Aun en tiempos bíblicos, muchas canciones fueron escritas acerca de la soledad. Una de esas canciones fue escrita por el rey David, el rey de Israel.
La canción de soledad de David se encuentra en el Salmo 102:1-5, Señor, escucha mi oración; ¡deja que mi queja llegue a tus oídos! 2No te alejes de mí cuando me veas angustiado; inclina a mí tu oído, ¡respóndeme pronto cuando te invoque! 3Mi vida se va desvaneciendo, como el humo; mis huesos se deshacen, como tizón quemado.
4 Débil está mi corazón, y seco cual la hierba; ¡hasta me he olvidado de comer! 5Tanto he llorado que los huesos se me pegan a la carne. Podemos sentir el dolor de David saltar de la página. Este salmo es real y es crudo. En este salmo David nos enseña a llevarle a Dios nuestros verdaderos sentimientos.
Si queremos encontrar una respuesta a la soledad, debemos comenzar primero con la realidad de la soledad. ¿Y cuál es la realidad de la soledad? La soledad tiene muchas caras… muchas expresiones. La soledad es tener 5 años -- es tu primer día de colegio -- y no conoces a nadie.
La soledad es enterarte que tus padres se están divorciando, y tú ni siquiera sabes si vas a vivir con tu papá o tu mamá. La soledad es cuando tus hijos crecen y se van, y tu casa se queda vacía. La soledad es cuando estás en la sala de espera del hospital, donde aquel a quien amas tanto, está luchando por su vida.
La soledad, es a veces, ser soltera y preguntarte si le importas a alguien. La soledad, es a veces, estar casada y preguntarte si le importas a alguien. La soledad es el entierro de tu esposo. La soledad es un lugar vacío en la mesa, un lugar vacío en la cama… un lugar vacío en el corazón.
Estas son algunas de las imágenes de la realidad de la soledad. Tú probablemente te puedas identificar con algunas de ellas, y tu mente de seguro que está vagando -- sin rumbo -- con recuerdos de tu propia soledad. Tú, tal vez, te puedas identificar con David. Dios sabe lo que estas pasando… ¡TÚ LE IMPORTAS A DIOS!
La soledad es, muchas veces, la falta de amor. Es por eso que es tan importante conocer y experimentar el gran amor de Jesús por nosotras. ¡ÉL TE AMA! ¡Aférrate a esta verdad hoy día! Pero comienza siendo honesta con Dios, y contigo misma.
Algunas de nosotras, simplemente, necesitamos admitir que la soledad es real, y que no hay ninguna vergüenza en ello. Todas luchamos con ella. © ¿Cuáles son las razones de la soledad? Hay tres necesidades básicas en tu vida y en la mía. © Una es de amar y de ser amada. Dios nos creó a Su imagen, y nos ha diseñado para compartir intimidad, amistad y relaciones.
Antes de la caída del hombre, y que el pecado entrara al mundo, Adán caminaba con Dios, y tenía intimidad con Eva, y no sentía vergüenza. El pecado cambió todo esto.
© La segunda es que todas tenemos la necesidad de ser conocidas. Necesitamos saber que alguien nos ama, que nos conoce, y nos acepta. Anhelamos saber que la gente comprende quienes somos, y por qué sentimos de la forma como sentimos. © Y tercero, hay la necesidad de ser necesitada. Es decir, de tener importancia… significado.
Queremos saber que estamos haciendo impacto en el mundo… que estamos haciendo una diferencia. ¡Queremos dejar un legado! En resumidas cuentas, todas necesitamos ser amadas, ser conocidas, y ser necesitadas. A lo que reflexionamos en esto, tal parece que todo en nuestro mundo obra en contra de estas tres necesidades.
Como dependemos tanto de los teléfonos y de otros aparatos electrónicos, al igual que las redes sociales para comunicarnos, nos hemos convertido en la generación más conectada en la historia de la humanidad. Pero también somos la generación más solitaria y más aislada en toda la historia.
Estamos conectadas. ¡SI! Pero también estamos desconectadas de muchas maneras. Sin embargo, la razón de la soledad va más allá de nuestra dependencia en la tecnología. Realmente no es un problema de tecnología. Más bien es un problema de teología. En su esencia… ¡la soledad viene del pecado!
Eso no quiere decir que la soledad sea pecado. ¡NO! La soledad es el resultado del pecado. El pecado nos separa de Dios. Por eso Isaías 59:2 dice, Son las iniquidades de ustedes las que han creado una división entre ustedes y su Dios. Son sus pecados los que le han llevado a volverles la espalda para no escucharlos.
El pecado también afecta nuestras relaciones con otros. En Génesis 3, cuando el pecado entró al mundo, la vergüenza entró al mundo también. Adán y Eva se escondieron de Dios. Su relación con Dios fue para siempre cambiada. Pero el pecado no terminó ahí. El pecado también causó la separación entre Adán y Eva.
Porque cuando Dios confrontó a Adán, éste le echó la culpa a Eva por su pecado. ¿Se imaginan la soledad que Eva debe de haber sentido en ese momento?
Cuando el pecado entró al mundo… ¡la soledad también entró! El pecado causa soledad en todas nosotros, porque la soledad muestra que todas tenemos un hueco en nuestro corazón.
Después de la muerte de su esposo, la Reina Victoria de Inglaterra dijo, “Ya no me queda nadie que me llame por mi nombre, Victoria”. A pesar de que ella era reina, Victoria sabía lo que era sentirse sola. La soledad nos hace preguntarles a otros, y a nosotras mismas… ¿Cómo puedo llenar ese hueco? ¿Ese vacío?
¡SI! ¡La soledad es real! Nos afecta a todas. Nos puede atacar en cualquier situación. PERO ¿CUÁL ES EL REMEDIO? ¡Solo Jesús nos da la victoria sobre la soledad! ¡ASI QUE! NO TE PIERDAS LA SEGUNDA PARTE DE ESTE MENSAJE… ¿TE SIENTES SOLA?