El Salmo 37:3 dice, Confía en el Señor, y practica el bien; así heredarás la tierra y la verdad te guiará. Un corazón inquieto es un corazón que no confía. ¡LA FE Y LAS OBRAS VAN JUNTAS! Así que debemos hacer el bien a lo que esperamos en el Señor. Si le somos fieles al Señor, Él será fiel a nosotras.
Una vez conocí a una mujer que era bien pobre. Se llamaba Teresa. ¡ÉSTA TRABAJABA MUY DURO HACIENDO TAREAS DOMÉSTICAS! La pobrecita ganaba muy poco. Sin embargo, ella era una mujer cristiana que rebosaba el amor y la alegría del Señor.
En cambio, había otra hermana – TAMBIÉN CRISTIANA -- que era “bien sombría y hosca”. Un día esta le dijo, “Teresa, yo entiendo tu felicidad de hoy en día, pero tus perspectivas futuras no son muy prometedoras. Suponte, por un momento, que te enfermaras y no pudieras trabajar.
O, suponte que tu empleador decidiera mudarse lejos, y tú no pudieras encontrar trabajo en otro lugar. O, suponte sí… “¡BASTA YA!”, dijo Teresa. “¡YO NUNCA SUPONGO NADA! El Señor es mi Pastor. Y con Él, nada me falta”.
Además, le dijo a su pesimista amiga: “Son todas estas suposiciones las que te están haciendo sentirte miserable y deprimida. Déjate de tanta tontera… ¡Y CONFÍA EN EL SEÑOR!”
Por eso, Hebreos 13:5-6, dice, Confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: No te desampararé, ni te abandonaré. 6 Así que podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda.
Pedro, el impetuoso y franco discípulo, le recordó a Jesús de que él y los otros discípulos… ¡HABÍAN DEJADO TODO ATRÁS PARA SEGUIRLO! Básicamente, Pedro estaba retando a Jesús… ¿Qué ganaremos con esto?
La respuesta de Jesús fue… QUE NO IMPORTABA LO QUE ELLOS HUBIERAN DEJADO ATRÁS, VIVIR CON ÉL ERA INFINITAMENTE MEJOR… ¡ÉL NOS BENDECIRÁ AQUÍ Y AHORA! Y TAMBIÉN NOS PROMETE QUE ESTAREMOS CON ÉL PARA SIEMPRE. ¡No hay pierde cuando aceptamos y vivimos de acuerdo a las promesas de Dios!
Sus promesas son para siempre porque Él es para siempre. Son dignas de confianza porque Él es digno de confianza. Por eso 1 Corintios 1:9, dice, Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
4 Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón. Nosotras nos sentimos atraídas por las personas que nos demuestran cariño. Nosotras nos desvivimos por complacer a la gente que nos demuestra afecto. ¡Y DIOS TAMBIÉN ES ASÍ!
Él responde a nuestro afecto por ÉL… ¡CON SEÑALES DE SU AFECTO POR NOSOTRAS! Aquellas que se deleitan en Dios – que vuelven sus corazones hacia Él y gozan de Su presencia, sin importar las pruebas y las contradicciones en sus vidas – notan algo extraordinario. ¡SUS DESEOS SE COMIENZAN A CUMPLIR!
Parte de la razón de eso ES QUE CUANDO ESTAMOS SATURADAS DE NUESTRO AMOR POR DIOS, Su Espíritu moldea nuestros deseos. ¡ÉL PLANTA SUS DESEOS DENTRO DE NOSOTRAS! Además… cuando nuestros corazones se sienten atraídos por Él, Él también se siente atraído por nosotras.
Es por eso, QUE JESÚS LES DIJO A SUS DISCÍPULOS, en Juan 15:7, Si permanecen en Mí, y Mis palabras permanecen en ustedes, PIDAN TODO LO QUE QUIERAN, y se les concederá. Tu relación con Dios te debe de dar más alegría, más satisfacción y más placer que cualquier otra relación, o actividad, o posesión material que tengas.
La Escritura te exhorta a deleitarte en el Señor, ENCONTRANDO TU MAYOR PLACER EN DIOS, y las cosas que están cerca de Su corazón. ¿Cómo puedes encontrar placer en lo que Dios disfruta? Cuando pases tiempo con Él… ¡COMENZARÁS A DELEITARTE EN LAS COSAS QUE DIOS AMA!
A lo que encontramos gozo y alegría en el Señor, podremos ver lo que realmente es importante… Y ANHELAREMOS LAS COSAS QUE EL PADRE ANHELA.
5 Pon tu camino en las manos del Señor; CONFÍA EN Él, y Él se encargará de todo. Entregarnos al Señor significa encomendarle todo a Dios: la vida, la familia, el trabajo, las posesiones. Confiamos en Él sabiendo – QUE ÉL CUIDARÁ DE NOSOTROS -- mejor de lo que NOSOTRAS MISMAS podríamos hacerlo.
Hubo una época en que yo creía – QUE UNA VEZ QUE HABÍA ORADO -- yo tenía que hacer todo lo posible para recibir la respuesta a mi oración. Sin embargo, DIOS ME ENSEÑÓ UNA FORMA MEJOR… Y ME MOSTRÓ “QUE EL ESFUERZO DE UNO MISMO”… ¡REALMENTE DIFICULTA SU OBRA!
Él también me reveló – QUE CUANDO ORO Y CONFÍO EN ÉL PARA RECIBIR ALGO -- Él quiere que yo, simplemente, espere en actitud de alabanza… ¡Y QUE HAGA SOLO LO QUE ÉL ME DICE QUE HAGA! Muchas veces, ESPERAR EN EL SEÑOR, nos da una sensación de incertidumbre. Y por eso, ¡ESTAMOS TENTADAS A TOMAR LA SARTÉN POR EL MANGO!
Todas sabemos lo difícil que es rescatar a una persona que se está ahogando – PORQUE ESTÁ TRATANDO DESESPERADAMENTE DE AYUDAR AL SALVAVIDAS -- que la está rescatando. Es igualmente de difícil PARA EL SEÑOR pelear nuestras batallas – cuando estamos tratando de lucharlas por nosotras mismas.
No es que Dios no quiera hacerlo -- SINO QUE NO PUEDE HACERLO MIENTRAS NOSOTRAS SIGAMOS ESTORBANDO SU OBRA. Las fuerzas espirituales no se pueden llevar a cabo, mientras que estemos confiando en las fuerzas terrenales. Además… ¡Dios tiene Sus tiempos establecidos! ¡Y NO NOS CORRESPONDE A NOSOTRAS SABERLOS!
Realmente, ¡NOSOTRAS NO PODEMOS SABERLOS! ¡DEBEMOS ESPERAR POR ELLOS! Si Dios le hubiera dicho a Abrahán en Harán, que iba a tener que esperar TODOS ESOS AÑOS para tener al niño prometido sobre su pecho… ¡LE HUBIERA DADO PATATÚS AL POBRE!
Así que en Su amor maravilloso, la duración de esos largos y pesados años… ¡LE FUERON OCULTADOS! Y solo cuando se acercaba el momento… ¡Y SOLO TENÍA QUE ESPERAR UNOS CUANTOS MESES MÁS, Dios le dice a Abrahán, “¡Ya llegó la hora! ¡Sara tendrá un hijo!”
Si Dios te dijera – POR ADELANTADO -- cuanto tiempo tendrías que esperar para el cumplimento de tu deseo, o de tu sueño… o de tu ministerio ¡TE DESANIMARÍAS! Te cansarías de hacer el bien. ¡Yo también me cansaría! ¡PERO DIOS NO SE CANSA!
Él solo nos dice,” ¡ESPERA! ¡YO CUMPLO MI PALABRA! ¡YO NUNCA ANDO APURADO! Con el pasar del tiempo, te estoy conformando a la imagen de Cristo para que estés lista… ¡PARA RECIBIR LA PROMESA!”