Jeremías 18:1-6 dice, La palabra del Señor vino a mí, Jeremías, y me dijo: 2 Levántate y ve a la casa del alfarero. Allí te daré un mensaje. 3 Yo me dirigí a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando sobre el torno.
Dios mandó a Su profeta, A JEREMÍAS, para observar como trabajaba el alfarero. Muchas veces, una ayuda visual tiene un impacto mucho más poderoso que un mensaje verbal o escrito. Dios nos da parábolas COMO ÉSTA todos los días – UNA CONVERSACIÓN, UN GIRO DRAMÁTICO DE LOS ACONTECIMIENTOS, UNA ESCENA DE LA NATURALEZA, O DE LA VIDA DIARIA.
En nuestras vidas, COMO EN LAS ESCRITURAS, el lenguaje favorito de Dios son los retratos. ¡PRESTA ATENCIÓN A LAS PARÁBOLAS EN TU PROPIA VIDA! Esta es la forma como Dios, MUCHAS VECES, les hablaba a los profetas bíblicos. Es la forma como Jesús enseñaba. Y es como Dios continua enseñándonos en la Biblia.
Cuando Jeremías entró a la casa del alfarero, tres cosas llamaron su atención. Primero, él vio al alfarero – UN ARTESANO INTELIGENTE, CAPAZ Y CALIFICADO -- que sabía exactamente lo que estaba haciendo. La segunda cosa que notó fue el torno – UN INSTRUMENTO SOBRE EL CUAL EL ALFARERO HACÍA SU TRABAJO. Y la tercera cosa que Jeremías vio, fue el barro mismo.
El barro era un material muy común… ¡VIRTUALMENTE SIN VALOR! Sin embargo, en las manos del alfarero, podía ser moldeado en algo de gran valor… ¡EN ALGO ÚTIL! El barro, EN LAS ESCRITURAS, nos representa a nosotras mismas. Nosotras somos el barro. Venimos de la tierra. Y volveremos a la tierra. ¡SOMOS COMUNES!
POR NOSOTRAS MISMAS, no podemos hacer nada significativo. El torno representa las circunstancias del diario vivir. Las vueltas, y vueltas, y más vueltas que da la vida.
La analogía del alfarero y el barro es usada para expresar nuestra relación con Dios. Él es el Maestro Alfarero. Mi vida es el barro. Este retrato nos habla de la soberanía de Dios sobre nuestras vidas. Y la habilidad de Dios, DE HACER DE NOSOTRAS, lo que Él desea.
El hecho de que Jeremías observara al alfarero, al torno, Y AL BARRO EN EL TORNO, nos da una visión de lo que Dios estaba haciendo en la época de Jeremías, y lo que Él está haciendo en nuestras vidas hoy en día. El alfarero no estaba jugando ni entreteniéndose con el barro. Él estaba haciendo ALGO con el barro. Él tenía un plan en mente.
Y a lo que el barro giraba sobre el torno, su plan se llevaba a cabo a través de sus habilidosas manos. Así mismo, ¡DIOS TIENE EL PLAN EXACTO PARA TI Y PARA MÍ!
Efesios 2:10 dice, Nosotros somos hechura Suya. Hemos sido creadas en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas. La palabra “hechura” en griego es poema en español. ¡SOMOS LA POESÍA DE DIOS! Él te está formando… no en una pieza de cerámica, sino en una pieza de poesía.
4 La vasija de barro que él hacía se deshizo en su mano, así que él volvió a hacer otra vasija, tal y como él quería hacerla.
Mientras que Jeremías observaba, la vasija se dañó en las manos del alfarero. Aunque hubo fallas, Y LA VASIJA SE MALOGRÓ EN LAS MANOS DEL ALFARERO, él no se dio por vencido. Él comenzó de nuevo, y remodeló el barro hasta que se convirtió en una vasija que lo complaciera.
En este retrato, VEMOS LA PACIENCIA DE DIOS POR LA FORMA COMO ÉL OBRA CON NOSOTRAS, Y EN NOSOTRAS… a lo que nos forma y nos moldea a la imagen de Jesucristo.
El Maestro Alfarero HACE LA VASIJA DE ACUERDO CON SU PLAN, no de acuerdo con las exigencias del barro. Nosotras decimos, “Señor, has esto en mi vida”. El Señor contesta, “Yo ya tengo un plan. Yo haré lo que quiero hacer en tu vida, y a través de ella”.
En 2 Corintios 3:18, Pablo dice, Por lo tanto, todos nosotros, que miramos la gloria del Señor a cara descubierta, como en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. Así es como Dios está obrando en ti… para conformarte a la imagen de Cristo, pacientemente y amorosamente.
5 Entonces la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: 6 Casa de Israel, ¿acaso no puedo Yo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero? Ustedes, casa de Israel, son en Mi mano como el barro en la mano del alfarero.
Dios sabe cómo traer salvación a tu familia, a tus amigas, a tu comunidad, y a tu mundo. Por consiguiente, Él busca a aquellos que le permitirán moldearlos como los instrumentos QUE ÉL REQUIERE para hacer Su obra divina. El barro no tiene sus propios planes, ni tiene aspiraciones de servir. ¡ES SOLO BARRO! Moldeable, flexible y sumiso a la voluntad de SU AMO.
Hay veces que le decimos a Dios emocionadísimas: “¡Señor, he descubierto cuales son mis puntos fuertes y mis talentos. ¡Ahora sé cómo mejor servirte.” En otros momentos, le informamos: “Señor, estoy muy al tanto de mis debilidades, así que sé que tareas no puedo hacer por Ti.”
Sin embargo, esa no es la característica del barro. Dios no se limita a trabajar solo con nuestros puntos fuertes y con nuestros talentos. En 2 Corintios 12:9-10, Jesús le dijo a Pablo, “Con Mi gracia tienes más que suficiente, porque Mi poder se perfecciona en la debilidad”.
Por eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mí.
10 Por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza.
Estamos en las manos de Dios, y Él está obrando TODOS LOS DÍAS para moldearnos en las mujeres que Él nos ha creado a ser. El desarrollo de nuestro carácter ES EL COMPROMISO PERSONAL DE DIOS… ¡Y ÉL NO SE DARÁ POR VENCIDO!
Jesús modeló perfectamente el ideal de cooperar con Dios. En la noche, antes de ser arrestado en Getsemaní, ÉL LE ORÓ AL PADRE “SI ES QUE HABÍA ALGUNA FORMA” DE EVITAR LA ANGUSTIA Y DESOLACIÓN QUE SE VENÍA.
A la misma vez, Jesús se daba cuenta que Su Padre tenía un plan perfecto en mente. Así que Él se sometió a la mano amorosa de Su Padre, diciendo en Mateo 26:39, “Que no sea como Yo lo quiero, [Padre], sino como lo quieres Tú”. ¿Podríamos nosotras decir lo mismo?