Nehemías ora… en Nehemías 1:5-6, “Señor, Dios de los cielos, tú eres fuerte, grande y temible. Cumples tu pacto y eres misericordioso con los que te aman y guardan tus mandamientos. Yo te ruego 6 que prestes atención a las súplicas QUE DE DÍA Y DE NOCHE te hace este humilde siervo tuyo, en favor de Israel.
Reconozco que tu pueblo Israel ha pecado contra ti, lo mismo que mis antepasados, y yo. Concédele a este siervo tuyo tener éxito ante el rey, para que me conceda lo que le solicite.”
Esta oración es la primera de doce ocasiones de oraciones registradas en este libro. El Libro de Nehemías comienza y termina en oración. Es obvio que Nehemías era un hombre de fe, que dependía totalmente del Señor, para llevar a cabo la obra, que Dios le había encomendado. Nehemías tuvo éxito porque él dependía de Dios.
Alan Redpath, hablando del ministerio de la iglesia de hoy en día, dijo, “Hay demasiado trabajo haciéndose ante los hombres, pero muy poco tiempo, esperando ante Dios.”
Nehemías comienza su oración “Señor de los cielos…, de la misma forma, como nosotras debemos de comenzar nuestras oraciones: “Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre”.
¿A qué clase de Dios le oramos cuando levantamos nuestras oraciones al Dios del cielo? Nosotros le oramos al único Dios… fuerte, grande y temible, que es digno de nuestra adoración y alabanza.
Si te sientes angustiada, Y A PUNTO DE EMPRENDER UNA GRAN OBRA, entonces tú necesitas gran poder, gran bondad y gran misericordia de nuestro gran Dios. ¿Es el Dios a quien adoras LO SUFICIENTEMENTE GRANDE para lidiar con los retos a los que te estás enfrentando?
Aquí podemos ver claramente que Nehemías tenía un gran dolor… una gran preocupación. Él estaba dispuesto a enfrentarse a los hechos, llorar sobre ellos, y hablarle a Dios acerca de ellos. ¡ESE ES SIEMPRE EL LUGAR POR DONDE DEBEMOS COMENZAR! No hay nada superficial acerca de esto.
Hay una famosa canción que dice: “NO TE PREOCUPES. SÉ FELIZ”. Pero eso es, como poner una simple pomada… o una curita sobre un cáncer profundo. Lo que necesitamos es enfrentarnos honestamente a la ruina… CUALQUIERA QUE SEA. Y sin echarle la culpa a nadie, o tratar de involucrar a alguien más, CONTÁRSELO TODO A DIOS.
Dios siempre acoge A AQUELLOS QUE VIENEN A ÉL, con el espíritu quebrantado y el corazón contrito. Quiero que noten el modelo de oración de Nehemías. PRIMERO, él reconoce el carácter de Dios. La ruina que te preocupa, puede que no sea tuya personalmente.
¿Te angustias, como Nehemías, y quieres llorar y contarle a Dios todo acerca de esto? Ese es siempre el mejor lugar para comenzar, porque Dios es un Dios leal y comprensivo. Él le presta atención a las oraciones de Su gente.
LA SEGUNDA COSA QUE NEHEMÍAS HACE es arrepentirse de todos sus pecados, personales y colectivos. Él se estaba confrontando honestamente a su propia culpabilidad. Noten la falta de arrogancia. El no dijo: “Señor, estoy pensando en todos estos terribles pecadores de Jerusalén. Sé gentil con ellos porque han caído en la maldad”. ¡NO!
Él mismo se pone en la figura, diciendo, “Yo confieso ante ti, Señor, mis pecados y los pecados de la casa de mi padre”. No trató de echarles la culpa a otros de esto. Era un simple reconocimiento de lo malo.
TERCERO, Nehemías le recordó a Dios de Sus gentiles promesas. En el Libro de Deuteronomio, Moisés proféticamente describe la historia completa de Israel.
Él les dice que iban a desobedecer a Dios, y que ellos serían esparcidos entre las naciones. ¡ELLOS SERÍAN EXILADOS! Pero si ellos cambiaban y reconocían su maldad, Dios los traería de vuelta a la tierra. Nehemías le recordó a Dios de Su bondadosa promesa.
Y LA CUARTA COSA QUE NEHEMÍAS HACE es pedir AYUDA ESPECÍFICA para comenzar el proceso. No iba a ser fácil, pero él sabía lo que tenía que hacer. ¡Claro que tomaría la autoridad máxima de todo el imperio! ¡La autoridad del rey! ¡Y eso no sería fácil de organizar! Pero Nehemías estaba seguro de que su Dios lo ayudaría.
Así que comenzó a orar, y a pedirle a Dios GRACIA Y FORTALEZA para llevar a cabo los pasos necesarios para comenzar la reconstrucción. El Salmo 145:18 dice, 18 Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad.
Cuando los hijos de Israel fueron a luchar contra Amalec, Moisés escogió la montaña de la oración, en vez del valle de la batalla. ¡Y los israelitas ganaron la batalla!
Cuando Abrahán se enteró DE LA INMINENTE DESTRUCCIÓN DE SODOMA Y GOMORRA, Génesis 18:22 dice, 22 Y aquellos varones se apartaron de allí, y fueron hacia Sodoma; pero Abrahán seguía estando delante del Señor, en vez de correr a las ciudades para advertirles del peligro.
Los consejeros le informaron a Nehemías que Jerusalén estaba en ruinas. Nehemías sentó los cimientos de la oración, antes de sentar los cimientos de piedra (X2). Las cartas de Pablo contienen más peticiones de oración, que peticiones de dinero, posesiones, o comodidad.
¡Y JESÚS!... Las oraciones de Jesús... Levantándose temprano para orar. Despidiendo la gente para orar. Ascendiendo al monte para orar. Creando un modelo de oración para enseñarles a Sus discípulos a orar.
Limpiando el templo para que otros pudieran orar. Entró a un jardín a orar. Jesús impregnaba Sus palabras y Sus obras en oración. ¡COSAS PODEROSAS SUCEDEN CUANDO NOSOTRAS HACEMOS LO MISMO! Cuando Dios dice que oremos, ¡ÉL LO DICE EN SERIO! Orar es el mandato más mencionado en las Escrituras.
Es mencionado más veces “QUE AMA A TU PRÓJIMO” y más veces que “QUE VAYAS A LA IGLESIA”, y más veces “QUE EVANGELIZAR”. ANTES QUE NADA, Dios nos llama a orar. ¡A ser gente de oración!
Nosotras, también, podemos ser parte del esfuerzo de reconstrucción de Dios. Nosotras podemos ser parte de la respuesta de Dios al sufrimiento, Y EL MAL DE ESTE MUNDO, a lo que oramos por las cosas que Dios ha puesto en nuestro corazón. El llamado MÁS ALTO Y MÁS GRANDE DE LOS CRISTIANOS es el ¡MINISTERIO DE LA ORACIÓN!