Nehemías 1:3 dice, La muralla de Jerusalén está en ruinas, y las puertas de la ciudad fueron quemadas.
Este libro comienza, cuando Nehemías recibe el reporte de la antigua ciudad de Jerusalén. Los muros estaban rotos, las puertas estaban quemadas por el fuego, y los sobrevivientes, estaban angustiados. Este pasaje es un retrato de la forma como el Espíritu Santo reconstruye y restaura los muros de la personalidad humana.
Por eso, si tomamos a Jerusalén como un símbolo de nuestras propias vidas, podremos ver que muchas de nosotras, encajamos en esta descripción. Tú haces memoria de tu vida en el pasado, y ves lugares donde los muros han sido rotos. Ya no hay ninguna capacidad para resistir ataques destructivos.
Has caído víctima de hábitos pecadores, que ahora te son difíciles de romper. Esa misma es la clase de ruina descrita aquí. A lo mejor has aceptado las maneras del mundo. Has caído en prácticas que la Biblia dice que son malas, Y TÚ SABES QUE SON MALAS. Pero tienes dificultad parando ese mal comportamiento.
A lo mejor todo comenzó inocentemente. No te diste cuenta que estabas formando un mal hábito, PERO AHORA, ya no puedes parar. Tus defensas se han ido. Los muros de tu ciudad están rotos, y a lo mejor tus puertas también están quemadas.
Las puertas son formas de entrar y salir. Son la forma, por la cual, otra gente te puede conocer cómo realmente eres. A lo mejor tus puertas han sido destruidas por malas costumbres. A lo mejor fuiste abusada cuando niña.
Este fenómeno parece estar surgiendo frecuentemente en nuestro día. La vergüenza y las cicatrices te han mantenido distante. Tus puertas están quemadas, y nadie tiene acceso a ti.
A lo mejor fuiste la víctima de un divorcio, o violación o de alguna otra experiencia amarga, y te sientes traicionada o saboteada. Quieres correr y esconderte. Nadie puede llegar a ti. ¡TE HAN QUEMADO GRAVEMENTE!
Ahora eres sensible e inaccesible. Hay partes de tu vida DE LAS CUALES no puedes ni hablar. No quieres que nadie la sepa. Te sientes angustiada, reprochada y deshonrada. Has sido marcada emocionalmente. Puede que nadie sepa nada de esto.
Para otros… TU PARECES SER TODO UN ÉXITO. Piensan que te está yendo de lo más bien, PERO EN TU INTERIOR, tú sabes que NO. Cuando examinas los muros y puertas de tu vida, encuentras que están en ruinas.
¡ES POR ESO QUE DIOS NOS HA DADO LAS ESCRITURAS! Los hombres y mujeres de antaño han pasado por esas mismas dificultades, y nos han dicho como lidiaron con ellas. El gran libro de Nehemías es uno de los retratos más útiles, QUE TENEMOS, para restaurar nuestras vidas rotas.
¿Cómo lidias tú con todo esto? Esa es la gran pregunta A LA QUE MUCHAS se enfrentan. El mundo te dirá, QUE LA INFLUENCIA PREDOMINANTE EN TU VIDA, es tu pasado. Que tu pasado determinará la dirección de tu vida, y que el resto de tu vida te la pasarás luchando con tu pasado. ¡NO! ¡ESO NO ES VERDAD!
En Filipenses 3:13, Pablo dice, 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; PERO UNA COSA SI HAGO: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante. ¡Tú no necesitas preocuparte por tu pasado! ¡Si estás en Cristo, ¡ÉL HA VENCIDO TU PASADO!
Cuando te sientes sola, culpable, débil, herida, amargada, traicionada, angustiada o deshonrada, quiero que sepas esto: Que Jesús está siempre contigo. Él siempre te consuela. ¡Él nunca te dejará ni te abandonará!
Aférrate a las promesas de Dios. Cuando caigas, no te quedes ahí. ¡LEVÁNTATE Y PERSEVERA EN LOS PLANES DE DIOS! Espera en Él valientemente, y Él te fortalecerá.
En Isaías 54:10, Dios dice, Podrán moverse los montes, podrán temblar las colinas, pero Mi misericordia jamás se apartará de ti, ni se romperá Mi pacto de paz contigo. Lo digo Yo, el Señor, quien tiene de ti misericordia.
Y David también dice en el Salmo 23:4, Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque Tú estás conmigo; con Tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.
¡PON TU MIRADA EN JESÚS Y VE EL ALCANCE INCREÍBLE DE SU BONDAD! DE SU PRESENCIA CONTIGO, y de Su amor eterno. ¡FE EN LA BONDAD DE DIOS MANTIENE VIVA NUESTRA ESPERANZA!
Como discípulos de Jesús, no tenemos que ocuparnos de nuestras propias cargas. Tenemos a Jesús mismo, QUE SIEMPRE ESTÁ DISPUESTO A AYUDARNOS. Y Él nos ha dado hermanos y hermanas en Cristo, con quien poder compartir nuestras angustias.
Cuando le entregamos a Jesús las cosas que nos agobian, ¡ÉL NOS DA A CAMBIO SABIDURÍA Y APOYO!
El Salmo 6:5-6 dice, 5 Solo en Dios halla tranquilidad mi alma; solo en Él he puesto mi esperanza. 6 Solo Dios es mi salvación y mi roca, porque Él es mi refugio, NO RESBALARÉ.
El mundo anda preocupado por el pasado… PORQUE SE ENFRENTA A UN FUTURO INCIERTO. Pero la cristiana vive libre, porque Cristo ha vencido su pasado. Segundo de Corintios 5:17 dice, De modo que sí alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!
Dios ha perdonado totalmente el pecado de la cristiana, ¡Y HA ELEGIDO NO RECORDARLO! LAS CRISTIANAS NO NOS OLVIDAMOS DE NUESTRO PASADO. ¡NO! Pero no estamos controladas o motivadas por él tampoco.
ORÉMOSLE AL SEÑOR
“Padre, gracias que Tú nos revelas nuestro propio quebranto, NO PARA CONDENARNOS, sino para reconstruir nuestras vidas. Señor, te entregamos todo lo que está en ruinas, y te pedimos que nos reconstruyas… que nos restaures… y nos hagas las mujeres que Tú quieres que seamos. En el nombre de Jesús, Amén.”