Efesios 6:5-8 dice 5 Ustedes, los siervos, obedezcan a sus amos terrenales, con temor y temblor, y con sencillez de corazón, como obedecen a Cristo. 6 No actúen “ASÍ”… sólo cuando los estén mirando, como los que quieren agradar a la gente, sino como siervos de Cristo QUE DE CORAZÓN hacen la voluntad de Dios.

7 Cuando sirvan, háganlo de buena gana, como quien sirve al Señor,y no a los hombres, 8 sabiendo que cada uno de nosotros, sea siervo o libre, recibirá del Señor según lo que haya hecho.

Aquí, la palabra griega para “siervos” es traducida “esclavos.” En los tiempos romanos, la esclavitud era la maldición del momento. Muchas personas, incluyendo a muchos de los gentiles de la iglesia, ERAN COMPRADAS Y VENDIDAS, como ganado.

Estos esclavos no tenían ningún derecho civil, y estaban a la merced de los caprichos de sus patrones – PARA BIEN O PARA MAL. Y como resultado, los esclavos guardaban resentimientos profundos.

Sin embargo , el Espíritu Santo les dice A LOS ESCLAVOS CRISTIANOS, que acepten su suerte en la vida. La hora no había llegado todavía para que cayeran las cadenas. Como esclavos, tenían la suprema obligación social de obedecer a sus amos.

PAUSA

Gracias a Dios que los días de la esclavitud han sido eliminados en muchas partes del mundo. Los hombres y mujeres, ya no son vendidos y comprados como objetos. Sin embargo, en el mundo del trabajo, ¡hombres y mujeres venden sus talentos y su tiempo! ¡Y los mismos fundamentos DE SERVILISMO aplican!

Cuando aceptamos empleo, ponemos nuestros talentos a la disposición de nuestros empleadores por tantas horas al día. Y esperamos CIERTO PAGO por desempeñar ciertas funciones. Hasta cierto punto, NUESTRO TIEMPO Y TALENTOS ya no nos pertenecen. ¡Los hemos negociado al mejor postor!

POR CONSIGUIENTE, nuestros empleadores tienen todo el derecho de esperar que seamos trabajadoras -- conscientes, y cooperadoras. A pesar de que vivimos en una era de problemas laborales, el Espíritu Santo no hace excepciones con nosotras. Como cristianas, debemos de ser diferentes a las otras personas en el trabajo.

Debemos de ser obedientes, agradables, y leales. Debemos ser las personas más diligentes en la planilla de pago. ¡ESA ES LA LEY DE CRISTO! José, el hijo de Jacob, siguió siempre ESA MISMA LEY, cuando trabajó para Potifar… cuando estuvo en la prisión… y cuando se mudó a palacio. ¡Y DIOS ESPERA LO MISMO DE NOSOTRAS!

Algunas pueden malgastar el tiempo del jefe. Otras desempeñar sus tareas de mala gana. Y AÚN OTRAS, de criticar o quejarse. Pero nosotras, COMO CRISTIANAS, tenemos que obedecer a nuestros patrones, jefes o supervisores, porque ese es el mandato de Dios.

5 Ustedes, los siervos, obedezcan a sus amos terrenales con temor y temblor, y con sencillez de corazón, como obedecen a Cristo.

Aquí, la frase “sencillez de corazón” significa DEDICACIÓN COMPLETA al trabajo que tenemos delante, y la determinación de darle todo nuestro empeño y eficiencia.

TÚ, COMO EMPLEADA CRISTIANA, debes de trabajar para Jesús. Tú deber es hacer tu trabajo, como si EL MISMO JESUCRISTO lo estuviera haciendo. Puede que seas la única “BIBLIA VIVA” que esa gente lea.

Puede que tu jefe no te caiga bien, o que no se merezca tu respeto. Pero, al final de cuentas, tú no estás sirviendo a tu supervisor. ¡Tú estás sirviendo al Señor! Y definitivamente… que debes de servir a Cristo con sinceridad de corazón.

6 No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, SINO COMO SIERVOS DE CRISTO, de corazón haciendo la voluntad de Dios.”

Nosotras NO DEBEMOS HACER NUESTRO MEJOR TRABAJO, solo porque nos están chequeando, solo porque estamos buscando halagos, osolo porque el jefe está cerca. ¡NO! Con el cristiano o cristiana, el dicho que dice “El ojo del amo, engorda al caballo,” NO APLICA. Él debe de dar alma, corazón y vida a su trabajo… como si fuera su propio negocio.

El esclavo TRABAJABA DURO por miedo a ser azotado. Pero nosotras, no debemos TRABAJAR DURO por miedo a que nos despidan o que nos bajen de puesto. Nosotras trabajamos como empleadas de Cristo. Y COMO EMPLEADA CRISTIANA, debes de ser diligente. No debes de llamar al trabajo diciendo que estás enferma, SI NO LO ESTÁS.

No debes de perder el tiempo conversando, o haciendo cosas personales, cuando debieras de estar trabajando. ¡NO DEJES DE CUMPLIIR CON TUS OBLIGACIONES! No te tomes descansos largos, no llegues tarde, no te vayas temprano, y no pidas que dos personas hagan el trabajo, que tú puedes hacer por ti misma. ESAS SON COSTUMBRES DEL MUNDO, no de la cristiana.

6b-7 Sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios, sirviendo

de buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres.”

Nuestro Señor está siempre presente. A Él lo servimos, no a los hombres. El estándar de la cristiana DEBE DE SER SIEMPRE MÁS ALTO. Estamos en la voluntad de Dios, no solo cuando hacemos “ trabajo religioso o ministerial”, sino también, cuando hacemos trabajo secular.

El Espíritu Santo no hace diferencia entre empleo secular y la obra cristiana. Todas estamos en el ministerio. ¡Todas servimos a tiempo completo! El plomero lo mismo que el predicador, la educadora lo mismo que la evangelista, el policía lo mismo que el pastor, y la mesera lo mismo que la misionera.

Todas estas vocaciones son la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios se debe de hacer de corazón.

Cuando nosotras, LAS CRISTIANAS, servimos a nuestros EMPLEADORES TERRENALES, estamos sirviendo a Jesús, quien es Aquel que nos amó lo suficiente para morir por nosotras, Y DARNOS EL EJEMPLO DE LO QUE ES SERVIR.

Jesús mismo dice en Marcos 10:45, Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos.”

8 sabiendo que cada uno de nosotros, sea siervo o libre, recibirá del Señor según lo que haya hecho.

Capaz nunca recibamos reconocimiento, gratificaciones, ascensos, o elogios en esta tierra. Pero definitivamente, que las recibiremos en el cielo. Nuestro día de pago no será al final de la semana... sino al final de nuestras vidas. El día de pago SERÁ EL DÍA en que comparezcamos ante el tribunal de Cristo.

Nuestros esfuerzos habrán valido la pena cuando escuchemos las palabras de nuestro Señor Jesucristo en Mateo 25:21, “Hiciste bien, sierva buena y fiel.”

¿Le eres fiel a tu jefe, a tu supervisor... a tu trabajo... y a tu ministerio? ¿Sirves a tu empleador de la forma como servirías a Jesús?