Santiago 1:3 dice, 3 Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia.
Si tú pudieras tener lo que quisieras en tu vida, ¿qué es lo que sería? ¿Qué es lo que haría tu vida perfecta?
La gente ha estado imaginando respuestas a esta pregunta por siglos. Ya sea, haciendo todo lo posible por lograrlo, o quejándose por el hecho de no lo haberlo logrado. Pero si conocieran sus Biblias, lo suficientemente bien, las respuestas a esa pregunta serían todas las mismas. Lo que haría su vida perfecta sería LA PACIENCIA.
Por eso el versículo 4 dice, 4 Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falte nada.
Distintas versiones de la Biblia usan una gama de sinónimos tratando de capturar el corazón de la palabra PACIENCIA, usada en Santiago 1:3-4. Algunos lo llaman “resistencia”. Otros los llaman “perseverancia. La Biblia Reina Valera lo llama PACIENCIA.
La palabra original en griego – hupomeno -- representa la cosa más maravillosa que Dios puede darle a la cristiana! Hupomeno es una palabra compuesta que tiene dos partes: hupo (que significa “bajo”) y meno (que significa “permancecer”) Es la idea de permanecer bajo algo, de no moverse, de no escaparse de las muchas presiones de la vida.
Nuestras vidas están plagadas de cosas que nos causan presión. Nuestros matrimonios pueden causarnos presión. La soltería también puede hacer lo mismo. Tener que lidiar con las exigencias del trabajo y la familia, crea presión. ¡Hasta los achaques de la vejez pueden aumentar la presión!
Y como si esto fuera poco, hay también las presiones imprevistas de la vida; como, los problemas de salud, hijos en dificultadas, autos descompuestos, o cuando los aparatos domésticos se malogran – uno tras otro. Y cuanto mayor sea la presión, mayor será el deseo de salirte de debajo de ella… de huir… de escaparte.
Pero salirte de debajo no es exactamente lo que quisieras… porque hupomeno es el conducto, a través del cual, toda virtud cristiana fluye. Cada cosa buena, que Dios quiere infundir en tu vida, viene de desarrollar tu habilidad de “permanecer bajo” la presión.
Si los pastores se quedaran en sus iglesias, aun cuando los desafíos se vuelvan cada vez más pesados, ellos podrían experimentar lo mejor que Dios quiere darles. Si los esposos o las esposas deciden no darse por vencidos, o los padres o madres optan por perseverar con sus hijos pródigos, ellos experimentarán lo que solo hupomeno puede producir en sus vidas.
4 Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falte nada. No necesitamos tener un debate académico acerca del significado de la palabra perfecto. Significa simplemente “PERFECTO.”
Y eso nos lleva a ser “completas”. Para que cuando alguien te pregunte ¿qué es lo que más necesitas? tú puedas decirle honestamente que no necesitas NADA. Cuando otros se quejen acerca de lo que les falta en sus vidas, ¡TÚ SABES QUE TIENES TODO LO QUE VALE LA PENA!
Dios te ha dado la habilidad de permanecer firme. CUANDO ESTÁS BAJO PRESIÓN, puedes permanecer confiada en tu fe en Jesús. ¡NADA PUEDE PARAR A UNA PERSONA COMO ESTA!
Las PEORES DECISIONES que tomarás en tu vida, serán las decisiones a darte por vencida. Sin embargo, tus MEJORES DECISIONES serán aquellas, en las cuales, Dios te faculte a mantenerte firme en tu lugar. Mientras que las pruebas te presionaban intensamente, tú te negaste a darte por vencida. ¡Tú saliste adelante! ¡Tú te mantuviste firme!
Dios quiere que tus pruebas transformen tu conducta y tu carácter. Y cuando perseveras… cuando aguantas… cuando resistes con paciencia todo lo que se requiere para lidiar en esos momentos CON MADUREZ… tú obtendrás la cosa más grande del mundo: “LA PACIENCIA”. Ten la seguridad que será ¡PERFECTA!
¿Cómo podemos aprender a ser pacientes? ¡A TRAVES DE LAS PRUEBAS Y TRIBULACIONES! Dios está tratando de moldearnos más como Cristo. Y este proceso requiere sufrimiento, frustración… desconcierto… PRESIÓN…
El fruto del Espíritu no puede producirse, cuando está todo siempre soleado. En la vida, tiene que haber momentos de lluvia, y de nubes negras… “Las palabras que te hirieron, la carta que te causó pena, la crueldad de tu mejor amiga, tu necesidad económica”.
A veces nos enfrentamos a luchas en la vida, y estamos tentadas a pensar que Dios nos ha olvidado. Hasta podemos creer que Dios ya no nos ama. Pero el amor de Dios es tan amplio como los brazos abiertos de Cristo en la cruz. ¡Su amor nunca falla!
El Espíritu de Dios tiene cosas importantes que enseñarte, pero solo puedes aprenderlas, por medio de las pruebas. Cuántas veces hemos escuchado a alguna cristiana decir, después de que ha pasado por una gran crisis, “No fue fácil, pero no cambiaría esta experiencia por nada de este mundo.”
En 2 Corintios 1:8-9 Pablo dice, 8 Hermanos, no queremos que ustedes ignoren nada acerca de los sufrimientos que padecimos en Asia; porque fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida.
9 Pero la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros fue para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.
La presión de los tiempos difíciles nos hace valorar la vida. Cada vez que nuestra vida “nos es salvada y devuelta” después de una gran prueba, es como un nuevo comienzo. Entendemos mejor su valor, y por consiguiente, nos aplicamos más efectivamente a Dios y a la humanidad.
Y la presión que aguantamos, nos ayuda a comprender las pruebas de otros, equipándonos para ayudarlos, y para compadecernos de ellos. Un hombre o mujer que ha experimentado gran sufrimiento y dolor es tierno y gentil, y comprende lo que el sufrimiento realmente es.
Las pruebas y momentos difíciles son necesarios para seguir adelante. Trabajan de la misma forma como el fuego provee a un barco la energía que mueve los pistones, voltea el motor, e impulsa a la gran nave a través del mar, aun cuando se enfrenta al viento y las olas.
Cuando tu mente se comienza a preocupar… cuando te enfrentas al peligro… cuando la adrenalina fluye, cuando ves que tus seres queridos están sufriendo, quiero que sepas esto: Que Jesús está siempre contigo. Él siempre te consuela. ¡Él nunca te dejará ni te abandonará! Él es amoroso y fiel.
¡Mantente firme y no te des por vencida! Sin grandes dificultades, no hay grandes hazañas. Sin la batalla, no puede haber victoria. Sin pérdida, no puede haber virtud.
¡Sigue adelante! ¡No te desanimes! ¡No pierdas la esperanza! ¡Atesora cada momento! ¡Persevera hasta el final!