Santiago 3:18 dice, Y el fruto de la justicia se siembra en paz para los que trabajan por la paz. Nuestra tendencia natural es de odiar a nuestros enemigos, o por lo menos, de evitarlos a toda costa.
Pero si tú te corres del conflicto, te sentirás desdichada la mayor parte de tu vida. Jesús nos llama a un estándar más alto. ¡Él quiere que seamos pacificadoras! Las que trabajan por la paz resuelven sus conflictos y se reconcilian con sus relaciones.
Cuando tú plantas una semilla, siempre recibes más de lo que tenías al principio. Si plantas una semilla de manzana, recibirás todo un árbol lleno de manzanas. Es la ley de sembrar y cosechar. Si tú plantas una semilla de conflicto, terminarás con muchos más problemas de lo que habías anticipado.
Pero la Biblia dice que si plantas las semillas de la paz, recogerás una cosecha de paz, de consideración, y de bondad a cambio. ¡Así que! ¿Cómo puedes hacer eso? Una de las aptitudes de la vida más importantes QUE PODEMOS APRENDER, es cómo solucionar conflictos.
Les voy a dar siete claves para volverse en mujeres pacificadoras en medio de los conflictos:
(1)Da el Primer Paso: No esperes a que la otra persona venga a ti. Tú toma la iniciativa. Invita a la persona a tomar un café o a almorzar juntas. Jesús tomó la iniciativa de mostrar misericordia hacia nosotras. Romanos 5:8 dice, Dios muestra Su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Jesús no esperó a que nosotras le pidiéramos disculpas. Ni siquiera esperó a que nosotras nos sintiéramos mal por nuestra propia conducta. Jesús dio el primer paso. Y Él quiere que nosotras hagamos lo mismo.
(2)Pídele a Dios Sabiduría: A Dios le encanta ayudarnos cuando nosotras hacemos lo que Él dice. Santiago 1:5 nos recuerda, 5 Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y Él se la dará.
Pídele a Dios que te ayude a decidir la hora y el lugar donde planeas hacer tu reunión… ¡tu reunión de paz! Pídele que te dé las palabras correctas, y la forma correcta de decirlas. Por eso Proverbios 25:11 dice, 11 Manzana de oro con adornos de plata: ¡eso es la palabra dicha cuando conviene!
(3)Comienza con tu Propia Confesión: No comiences con un montón de acusaciones. No comiences a enumerar todas las formas con que has sido herida. Comienza con lo que es tu falta. El conflicto puede que sea 99 porciento la culpa de la otra persona. Pero tú puedes encontrar algo que confesar.
En vez de acusar a la otra persona – y en vez de excusarte a ti misma – comienza con tus propias faltas, aun cuando haya sido simplemente tu pobre respuesta. ¡Pero tu comienza con lo que es tu pecado!
Reconciliarnos no es una habilidad que está bien desarrollada en nuestro mundo de hoy, pero es una habilidad que se puede aprender. A decir verdad, JESÚS LLAMA a todos los creyentes a ser pacificadores… a ser reconciliadores.
(4)Escucha el Dolor y la Perspectiva de la Otra Persona: Siempre va a haber dolor en un conflicto. “Cuanto más dolida estoy, más ataco a otros”. La gente que no tiene dolor, no ataca a otros. Por eso las pacificadoras escuchan el dolor de la otra persona, y captan su perspectiva.
San Francisco de Asís dijo una vez, “Busca comprender primero… antes de buscar que te comprendan”.
Filipenses 2:4-5 dice, 4 No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás. 5 Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús. Significa que tú eres,más como Jesús, cuando te estás enfocando en el dolor de alguien más, y no en el tuyo mismo.
(5)Habla la Verdad con Tacto: Efesios 4:15 dice, Profesemos la verdad en amor. La verdad no es suficiente. No es solo lo que dices, sino como lo dices. Si hablas ofensivamente, será recibido defensivamente. Dios es muy específico acerca de las clases de palabras que son inapropiadas.
Estas son palabras que aumentan el conflicto. Palabras furiosas, hirientes, y acusadoras no sirven para nada. Solo crean más problemas. Colosenses 3:8 dice, 8 Deben de abandonar también la ira, el enojo, la malicia, y la blasfemia.
(6)Arregla el Problema, no la Culpa. Necesitas aprender a atacar el problema, no atacar a la otra persona. Echar la culpa es una pérdida de tiempo. Siempre que estés echando la culpa, estarás desperdiciando energía, y no estarás arreglando el problema.
(7) Enfócate en la Reconciliación, no en la Solución. La reconciliación significa restablecer la relación. Significa que no sigues aferrada a ningún daño. Significa que estás dispuesta a hacer las paces. Por otro lado, la solución significa resolver cada uno de los desacuerdos. ¡Eso no sucederá nunca!
Todos somos diferentes. No vamos a estar de acuerdo en todo. Pero la que siembra la paz, puede que no esté de acuerdo, pero no tiene que ser desagradable. Eso se llama madurez. Nuestro mundo está lleno de conflictos. Sólo coge un periódico. Está en todas partes: hay guerras, divisiones, argumentos, pleitos, estrés entre la gente, prejuicios y racismo, violencia, y terrorismo.
Nuestra civilización ya no es civil. Y como resultado, tenemos relaciones rotas, vidas quebradas, y corazones quebrantados. Mi reto para ti es que te comprometas a volverte en agente de reconciliación en un mundo lleno de conflicto.
· ¿Si tú das el primer paso, y te acercas a alguien que te ha herido, ¿qué seguridad tienes de que la persona cambiará su comportamiento, y te pedirá disculpas?
· ¿Cómo puede esto cambiar tu vida? Jesús no esperó a que nosotras nos disculpáramos. Jesús dio el primer paso.
· ¿Por qué crees que el arte de la reconciliación está tan escaso hoy en día?
· ¿Cómo se podrían empeorar las cosas si te enfocaras en la solución, en vez de enfocarte en la reconciliación?
· ¿Qué conflictos en tu vida estás dispuesta a afrontar, y ser una mujer pacificadora? ¿Qué pasos puedes tomar ESTA SEMANA para que esto se haga realidad?