1 Pedro 3:8-9 dice, 8 En fin, únanse todos en un mismo sentir; sean compasivos, misericordiosos y amigables; ámense fraternalmente 9 y no devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición. Al contrario, bendigan, pues ustedes fueron llamados para recibir bendición.
¿Has notado que el amor es un tema, que se repite mucho, en las cartas de Pedro? No sólo el amor de Dios por nosotros, sino también nuestro amor por otros. Pedro mismo tuvo que aprender esta lección, ¡y sí que le costó aprenderla! ¡Cuán paciente fue Jesús con él!
Así como toda la ley se resume en el amor, todas las relaciones humanas se cumplen en el amor. Esto se aplica a todo creyente y a todo aspecto de la vida.
Un famoso doctor hizo una lista de las diferentes emociones que producen enfermedades en los seres humanos – como el miedo, la frustración, la rabia, el resentimiento, el odio, la envidia, y los celos.
El doctor dijo, que el único antídoto, que puede salvar a la gente de la destrucción contra estas fuerzas tan poderosas ES EL AMOR.
¿Qué es el amor cristiano? Es quedarte callada cuando tus palabras pueden herir. Es tener paciencia cuando tu vecino es brusco. Es hacerte de oídos sordos cuando el escándalo fluye. Es ser considerada con los problemas de otros. Y es ser valiente cuando la desgracia sobreviene.
El amor es como una sonrisa – NINGUNO TIENE VALOR… a menos que sea regalado. ESTE AMOR SE EVIDENCIA CUANDO ESTAMOS UNIDOS POR UN MISMO SENTIR. La unidad no quiere decir uniformidad. Quiere decir cooperación en medio de la diversidad. Los miembros del cuerpo trabajan juntos en unidad, aunque todos sean diferentes.
Otra evidencia del amor es la compasión. La compasión es “ un sincero sentir por las necesidades de otros”. “Si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Y si tú quieres ser feliz, practica la compasión”.
1 Tesalonicenses 4:9 dice, “En cuanto al amor fraternal, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado que ustedes deben de amarse los unos a los otros”. El amor se revela en compasión… en ternura de corazón hacia otros.
Y la palabra “amigables” también viene de la compasión. Debemos compartir tanto las alegrías como las pruebas. Romanos 12:15 dice, “Gocémonos con los que se gozan, y lloremos con los que lloran”.
“Ser amigables” es mucho más, que actuar como una dama o caballero. ¡Ser humildes en actitud es una mejor traducción! La humildad es el cimiento de la cortesía, porque la persona humilde pone a los demás por delante de sí misma.
Los que recibieron esta carta estaban siendo perseguidos por hacer la voluntad de Dios. Pedro les advirtió, que la persecución oficial estaba a punto de comenzar. Así que sería mejor que se prepararan. La iglesia de hoy, también debe de prepararse, porque tiempos difíciles se vienen también.
9 y no devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición. Al contrario, bendigan, pues ustedes fueron llamados para recibir bendición. Como creyentes, podemos vivir en uno de estos tres modos: (1) Podemos devolver mal por bien, que es el modo satánico. (2) Podemos devolver bien por bien, o mal por mal, que es el modo humano.
Y (3) Podemos devolver bien por mal, que es el modo divino. ¡Jesús es el ejemplo perfecto del modo divino! Como hijas de Dios, no debemos devolver “ojo por ojo, y diente por diente” Debemos obrar con misericordia, porque es así como Dios nos trata.
Esta exhortación debe de haber significado mucho para el mismo Pedro, porque en una ocasión, él trató de luchar CON ESPADA contra los enemigos de Cristo.
Antes de su conversión, Pablo usó todos los medios posibles para oponerse al cristianismo. Pero cuando se entregó a Cristo, Pablo nunca usó ARMAS HUMANAS para luchar las batallas de Dios. Cuando Pedro y los apóstoles fueron perseguidos, ellos dependieron de la oración y del poder de Dios, y no de su propia sabiduría o fuerza.
10 Porque: El que quiera amar la vida y llegar a ver días buenos, debe refrenar su lengua del mal, y sus labios no deben mentir.
Primero, debemos deliberadamente DECIDIR amar la vida. Este es un acto de la voluntad. Es una actitud de fe “QUE VE” lo mejor en toda situación. Podemos decidir aguantar la vida y hacerla una carga… O escapar de la vida como si estuviéramos huyendo de una batalla. O disfrutar de la vida porque sabemos QUE DIOS está en control de todo.
Pedro no está sugiriendo QUE SEAMOS POSITIVAS a como dé lugar… negándonos a enfrentar los hechos de la vida. ¡NO! Más bien, nos está exhortando a tomar un enfoque positivo de la vida en sí. Y POR FE, aprovechar al máximo toda situación.
Y Segundo, debemos controlar nuestra lengua. Muchos de los problemas de la vida son causados por decir palabras desatinadas, o hasta hirientes. O decirlas con un espíritu engañoso. En el Salmo 141:3, David le pide a Dios, “Señor, pon un vigilante en mi boca. ¡Ponle un sello a mis labios”!
Una familia había invitado a unos amigos a cenar. El ama de casa, queriendo demostrarle a sus invitados que ellos mantenían los más altos estándares cristianos, “en su propia casa,” le pidió a su hijito, de cinco años, que hiciera la oración de gracias.
Hubo una larga pausa, seguida por las palabras tranquilizadoras de su mamá. “Cariño, simplemente di lo que papi dijo esta mañana en el desayuno.” Obedientemente, el chiquito repitió, “O Dios mío, tenemos a esta gente pesada, que va a venir a cenar a casa esta noche.”
¡Cuán bien conocía Pedro las tristes consecuencias de las palabras desatinadas… hirientes… y de mal gusto!
¿Buscas tú la forma de demostrar amor, simpatía y compasión a las hermanas? ¿Te das cuenta del poder que tiene la lengua para hacer el bien… y para hacer el mal?