1 Pedro 1:6-7 dice, Esto les causa gran regocijo, aun cuando les sea necesario soportar, por algún tiempo, diversas pruebas y aflicciones. 7 Pero cuando la fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro, habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo se reveló.
El oro es perecedero y, sin embargo, se prueba en el fuego; ¡y la fe de ustedes es mucho más preciosa que el oro!
A pesar de que el sufrimiento es doloroso, éste nos madura, y refina nuestro carácter. Cada una de nosotras se enfrenta a pruebas en diferentes momentos. Y cuando estas ocurren, muchas veces nos preguntamos, “¿Por qué me está sucediendo esto?” “¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí?”
¿Cuál es el propósito de las pruebas? Las pruebas son el proceso de probar la calidad o el valor de alguien, ¡o de algo! Las pruebas demuestran nuestra fe, nuestra paciencia, y nuestra resistencia, a través del sufrimiento.
Dios usa las pruebas en nuestra vida para limpiar nuestro carácter y purificar nuestro corazón. Confía que Jesús usará cada una de nuestras pruebas para mostrar Su fidelidad a través de tu vida, y te dará paz a través del proceso. Jesús está siempre contigo. Él siempre te consuela. ¡Él nunca te dejará ni te abandonará! Él es amoroso y fiel.
En Génesis 30:22, podemos ver claramente la fidelidad de Dios, cuando dice, “Pero Dios se acordó de Raquel. La escuchó y le concedió tener hijos”.
A lo mejor tú conoces el dolor de la infertilidad… o de un hijo rebelde, o de un esposo infiel. O a lo mejor tú conoces el dolor de haber sido abandonada cuando eras niña.
O tú conoces las presiones de no ser valorada en el trabajo, o las luchas con una enfermedad crónica, o con una enfermedad incurable. A lo mejor estás lidiando con dificultades económicas, o estás distanciada de algunos de los miembros de tu familia. O tal vez te sientas sola, a pesar de la gente en tu vida.
En cualquiera de estas situaciones, o en un sin número de otras, nos preguntamos si Dios nos ha olvidado. Raquel debe de haber pensado lo mismo a lo que veía a su hermana dar a luz… UN HIJO TRAS OTRO – un total de seis hijos – y además una hija.
Por años… Raquel había anhelado un hijo. Sin embargo, ella seguía infértil. Pero luego leemos… que Dios se acordó de Raquel. ¡Y DIOS SE ACUERDA DE NOSOTROS TAMBIEN! Él conoce nuestros problemas, de la misma forma como Él supo del dolor de Raquel.
¡Dios se ocupa de estas dificultades! Pero lo hace a Su manera, y en Su propio tiempo, para lograr Su voluntad, Y GLORIFICARSE EN ELLAS. Su ayuda no viene apenas la queremos. Más bien, viene en el momento perfecto. ¡Así que! ¡Anímate! ¡Jesús se acuerda de ti!
¿Te está probando Dios en algún área de tu vida? ¿Qué es lo que la prueba ha revelado? ¿Estás amarga con Dios por lo que te ha hecho pasar? ¿O has aprendido a confiar en Él más, como resultado de lo que has pasado?
Hay momentos en que Dios sabe que necesitamos pasar por pruebas. Algunas veces las pruebas nos disciplinan, cuando hemos desobedecido la voluntad de Dios.
Por eso, el Salmo 119:67 dice, “Antes de sufrir, yo andaba descarriado; pero ahora obedezco tu Palabra”.
En otros momentos, las pruebas nos preparan para crecer espiritualmente, o para que nos ayuden a prevenir el pecado.
Las pruebas son controladas por Dios. ¡No duran para siempre! Son solo por una época. Cuando Dios permite que Sus hijos pasen por el horno, Él mantiene Su ojo en el reloj, y Su mano en el termostato. Si nos rebelamos, Él tal vez, tenga que comenzar el reloj de nuevo.
Pero si nos sometemos, El no permitirá que suframos ni un minuto más de lo debido. Lo importante es que aprendamos la lección, que Él quiere que aprendamos, y que le demos toda la gloria.
¿Cuáles son las actitudes que dificultan la gracia de Dios? La sola presencia del dolor no es garantía de que tú crecerás y madurarás. La prueba en sí no produce crecimiento. Tu actitud, y como respondes a ella, determina lo que Dios puede hacer en tu vida.
¿Cómo respondes tú a las pruebas que Dios pone en tu vida? ¿Con amargura? ¿O con humildad?
El Corazón Amargado dice: “¿Cómo es posible que un Dios de amor permita tanto sufrimiento? Si Dios es todopoderoso, entonces ¿por qué permite que yo sufra? La vida es cruel, y Dios también. Dios me ha fallado al no quitar estas dificultades de mi vida. ¡No puedo perdonar a Dios! Él pudo haber evitado todo esto”.
En cambio, el corazón humilde dice: “Los caminos del Señor son siempre correctos. Él nunca se equivoca. En el plan perfecto de Dios, Él me perfeccionará por medio del sufrimiento.
Aceptaré… tanto el gozo como el sufrimiento, que mi Padre Celestial permite que llegue a mi vida. Dios me ayudará en esta prueba, aun cuando no me la quite.
Dios me dará la gracia que necesito para obtener la victoria en cualquier situación que Él permita en mi vida.”
¿Cuáles son algunas de las semillas de amargura? La ira destructiva. Las emociones secas. El poco gozo. Un semblante deprimido. Las acusaciones dañinas. La poca auto-estima. El deseo de escapar. La desconfianza de otros. Las dudas acerca de Dios.
Cuando te estás enfrentando a una gran prueba, hay cosas que necesitas saber acerca de tu relación con Dios, que fortalecerán tu determinación, y te mantendrán en el fuego hasta que éste haya hecho su obra en tu corazón.
Quiero que sepas que Jesús te ama. Que Jesús está contigo. Que Jesús se preocupa por tu lucha. Que Jesús comprende tu debilidad. Que Jesús controla tus circunstancias.
Dios no nos ha prometido cielos siempre azules, o caminos llenos de flores a lo largo de nuestra vida. Dios no nos ha prometido sol sin lluvia, gozo sin sufrimiento, paz sin dolor. LO QUE SÍ NOS HA PROMETIDO es fortaleza para el día, luz para el camino, gracia para las pruebas, ayuda de lo alto, compasión continua, ¡Y EL AMOR QUE NO SE ACABA!.