Jesús dice en Mateo 16:24, “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame”. En este pasaje, Jesús nos dice las dos cosas que debemos de hacer, si es que queremos seguirlo. (1) Negarte a Ti Misma; (2) Tomar tu Cruz.

Así que comencemos con:

Negarte a Ti Misma

El pecado nos hace ser egoístas, volteando nuestros corazones, de Dios al YO. La esencia de la salvación es dejar de lado el egocentrismo, Y CONCENTRARNOS EN DIOS. La cristiana tiene que vivir su vida negándose a sí misma. Nuestra gran tentación es la de querer afirmarnos a nosotras mismas, mientras seguimos a Jesús.

Jacobo y Juan hicieron eso cuando escogieron seguir a Jesús, pero pidieron que les dieran las dos posiciones más prominentes en el reino de Jesús. Marcos 10:35-37 dice que, “Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.

36 Jesús les preguntó: “¿Qué quieren que haga por ustedes? 37 Ellos le respondieron: Concédenos que, en tu gloria, uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.”

Jacobo y Juan querían un discipulado que no les impidiera “para nada” sus deseos y aspiraciones. Como ellos, nosotras decimos, “Señor, quiero complacerte, ¡SI! Pero quiero quedarme donde estoy.” La gente egoísta trata de mantener su vida tranquila, segura, protegida, y sin molestias.

Nuestra gran tentación es la de utilizar nuestro tiempo y esfuerzo para lograr las metas de este mundo. Luego, cuando tenemos éxito a los ojos del mundo, entonces buscamos la forma de traer a Dios a nuestro mundo, honrándolo con nuestro éxito.

Tal vez digamos, “Ahora que he logrado el éxito en mis negocios, [o en los deportes, o la política, o con mi familia, o hasta en el ministerio cristiano] le doy toda la gloria a Dios por esto. A Dios no le interesa recibir una gloria de segunda mano por NUESTRA ACTIVIDAD. Dios recibe la gloria, POR SU ACTIVIDAD, a través de nuestras vidas.

El mundo tratará de seducirte a que adoptes sus metas, y a que inviertas en cosas temporales. Resiste a la tentación de buscar tus propias metas… pidiéndole a Dios que las bendiga. Más bien, niégate a ti misma, Y ÚNETE A LA ACTIVIDAD DE DIOS, cuando Él te la revela.

PAUSA

La segunda cosa que Jesús dice que hagas SI QUIERES SEGUIRLO, es:

Tomar tu Cruz

Tu cruz es la voluntad de Dios para ti, SIN IMPORTAR EL COSTO. Tomar tu cruz es una elección. No es algo que está fuera de tu control. Tú podrás tener problemas de salud, o un hijo rebelde, o presiones económicas, pero no confundas estos con “Tomar tu cruz”.

Ninguna de las circunstancias, a las que te estas enfrentado, ni las consecuencias de tus propias acciones, SON TU CRUZ. Tu cruz será TU PARTICIPACIÓN VOLUNTARIA en los sufrimientos en Cristo, a lo que Él lleva a cabo Sus propósitos de redención.

Por eso, Filipenses 3:10 dice, “A fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a Él en Su muerte.”

Pablo dijo, que él se regocijaba en sus sufrimientos, porque él sabía, que por medio de ellos, él podía participar en los sufrimientos necesarios, para traer a otros, a la madurez cristiana. Nosotras tendemos a querer ir inmediatamente… “de negarnos a nosotras mismas” a “seguir a Jesús.”

Pero tú nunca podrás seguir a Jesús, A MENOS QUE NO TOMES TU CRUZ PRIMERO. Hay aspectos en la obra redentora de Dios, que solo se pueden lograr por medio del sufrimiento. Así como Cristo tuvo que sufrir, para llevar a cabo la salvación, habrán dificultadas que tendrás que soportar, para que Dios pueda llevar la salvación a aquellos alrededor tuyo.

Jesús no les dijo a Sus discípulos ACERCA DE LA CRUZ hasta que ellos no supieron que Él era el Cristo. Mateo 16:21 dice, “Desde entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir, y resucitar al tercer día.”

Tú nunca podrás soportar el sufrimiento de la cruz, A MENOS QUE ESTÉS CONVENCIDA DE QUE JESÚS ES EL CRISTO. Una vez que hayas resuelto tu relación con Cristo, Él te presentará tu cruz. No hay cristianismo sin una cruz.

Si tú esperas tener una relación con Dios, que nunca requerirá sufrimiento o inconveniencias, entonces tú no puedes usar a Cristo, como tu modelo. La voluntad de Dios involucra una cruz. Primero, tomar tu cruz, y luego, seguirlo.

¿Qué significa seguir a Jesús? Jesús dijo en Mateo 28:20, “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Jesús no nos sigue a nosotras. Nosotras lo seguimos a Él. Tú no invitas a Dios a que se una a tu actividad. Él te invita, a ti, a que te involucres en SU ACTIVIDAD.

Jesús dijo en Juan 15:16, “Ustedes no me eligieron a Mi. Más bien, Yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca.” Seguir a Jesús requiere obediencia absoluta. Él no acepta nuestro consejo con respecto a qué dirección tomar.

Dios sabe lo que es mejor… sin tener que consultar con nosotras. Seguir a Jesús te llevará a experiencias que nunca antes te hubieras imaginado. Tú estarás con Jesús… a lo que Él llora sobre aquellos atrapados por el pecado.

Tú sentirás el dolor que Jesús siente. Tú verás a aquellos, que estaban espiritualmente ciegos, experimentar el gozo de venir a Dios por primera vez. Verás vidas quebradas… restablecidas. Verás matrimonios restaurados. Verás a aquellos, esclavizados por el pecado… liberados. Y aquellos que sufren… consolados.

Hay momentos en que te será fácil seguir a Jesús. Y en otros momentos, estarás tentada a abandonarlo. Seguir a Jesús puede significar… ya sea, pasar a través de una tormenta… o estar parada en la cima de una montaña.

A lo mejor tú has dejado de seguir a Jesús, y ahora quieres seguirlo de nuevo. Cuando dejaste de seguir a Jesús, lo hiciste en tus propios términos. ¡ÉL ES DIOS! Tú no lo eres. ¿Estás dispuesta a seguir a Jesús a cualquier lugar, en cualquier momento, y bajo cualquier condición? ¡ESA ES LA ÚNICA FORMA QUE PUEDES SEGUIRLO!