LA OBEDIENCIA – 1 Juan 5:1-3
1 Juan 5:1-3 dice “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios. Todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por Él.
2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y obedecemos Sus mandamientos. 3 Pues éste es el amor de Dios: que obedezcamos Sus mandamientos. Y Sus mandamientos no son difíciles de cumplir”.
Todo aquel que ama al Padre, AMARÁ TAMBIEN AL HIJO. El espíritu del anticristo es el que dice, “Yo amo a Dios, pero al Hijo… ESA ES OTRA HISTORIA.” PORQUE DIOS ES AMOR, ¡cuanto más nos acercamos a Él!, más influirá Su amor en nosotras, y más amaremos a Sus hijos.
Aquellos que piensan que no necesitan comunión con el Cuerpo de Cristo, o que llaman a los cristianos hipócritas, no están realmente cerca del Padre. AQUELLOS que son realmente salvos, se caracterizan POR EL DESEO DE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS. Nuestro amor por Dios se expresa en nuestra obediencia a Sus mandatos.
Nuestro Señor Jesús dice en Juan 14:15, “Si me aman, obedezcan Mis mandamientos.” Hacerle caso a la Palabra de Dios es más crítico que pelear la guerra de Dios. A decir verdad, hacerle caso a la Palabra de Dios ¡es pelear la guerra de Dios!
¿Quieres la vida abundante que Jesús promete en Juan 10:10? Entonces, OBEDECE LOS MANDAMIENTOS DE DIOS.
C. S. Lewis escribió: “La obediencia es la llave a todas las puertas”. No pienses ni por un segundo que tú puedes hacerle caso a la voz equivocada, tomar la decisión equivocada, y escaparte de las consecuencias.
Al mismo tiempo, la obediencia lleva en sí una cascada de bondad, no solo para ti, sino para tus hijos, tus nietos, tus bisnietos, y los hijos de mil generaciones en el futuro.
Dios dice en Éxodo 20:6, “Trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen Mis mandamientos.” A lo que obedecemos los mandamientos de Dios, abrimos la puerta a la vida abundante
Cuando Juan dice que los mandamientos de Dios no son difíciles de cumplir, él no está diciendo que no son difíciles, sino más bien, que son las cosas que la gente “QUE HA NACIDO DE NUEVO”, le encanta hacer.
Cuando tú le dices a una mamá que cuide bien a su bebé, tú le estas diciendo que haga, ¡LO QUE A ELLA LE ENCANTA HACER! Nosotras sabemos que los mandamientos del Señor son buenos para nosotros, y son las cosas, DE LAS CUALES NUESTRA NUEVA NATURALEZA, se deleita de todo corazón.
No demostramos nuestro amor a Dios por medio de palabras vacías, SINO MEDIANTE OBRAS, hechas con buena voluntad.
¡Recuerda de quien eres hija! ¡Eres hija de Dios! Fuiste comprada por el PRODUCTO más precioso en la historia del universo: LA SANGRE DE CRISTO. El Espíritu del Dios viviente vive en ti.
Estás siendo facultada para una tarea eterna que te fortalecerá para vivir en la presencia misma de Dios. Tú has sido separada para un llamado santo. ¡Tú le perteneces a Jesús!
Una de las pruebas DEL AMOR MADURO es nuestra actitud hacia la Biblia – YA QUE ES EN ELLA, donde encontramos revelada la voluntad de Dios para nuestra vida. Un hombre o mujer, QUE NO ES SALVA, considera que la Biblia es un libro imposible de cumplir, fundamentalmente, porque no entiende su mensaje espiritual.
Una creyente inmadura considera, QUE LAS DEMANDAS DE LA BIBLIA, son muy pesadas. En cierta forma, se parece a un chiquito, que está aprendiendo a obedecer, y pregunta: “¿Por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué no puedo hacer este otro?
Pero una cristiana, que experimenta el amor de Dios perfeccionado, disfruta de la Palabra de Dios, y la ama verdaderamente. No lee la Biblia como un libro de texto, sino como una carta de amor.
El capítulo más largo de la Biblia es el Salmo 119, y su tema es la Palabra de Dios. Cada versículo,a excepción de dos de ellos, menciona la Palabra de Dios de una manera u otra,hablando de “la ley”, “los preceptos”, “los mandamientos”, etc. ¡Lo lindo de todo esto… es que el salmista amaba la Palabra de Dios, y disfrutaba al hablar de ella!
Él amaba la ley porque amaba al Señor. Los mandamientos de Dios no le resultaban ni pesados ni molestos. Así como un hijo o hija amorosa, obedece con alegría los mandatos de papá, ASÍ LA CRISTIANA, “con su amor perfeccionado” obedece gustosamente los mandamientos de Dios.
Mateo 7:26-27 dice, “Cualquiera que me oye estas palabras, y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y esta se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa”.
¿Se acuerdan cuando Jesús contó esta parábola… acerca de los dos constructores… y que cada uno construyó una casa? Uno la construyó sobre arena barata, y fácil de llegar. El otro la construyó en roca costosa, y difícil de llegar. ¡La obediencia lleva a bendición. La desobediencia lleva a problemas!
El proyecto del segundo constructor demandó más tiempo y gasto, pero cuando las lluvias del verano llegaron, y se volvieron en arroyos…¿Adivinen cuál constructor gozó de la bendición, y cual experimentó el problema? Una propiedad frente a la playa no vale mucho SI NO PUEDE AGUANTAR LA TORMENTA.
Según Jesús el constructor sabio “es aquel que oye Sus palabras, y las pone en práctica”. Ambos constructores escucharon las enseñanzas. La diferencia entre los dos no era conocimiento e ignorancia, sino obediencia y desobediencia. La seguridad viene cuando ponemos los preceptos de Dios a la práctica.
No te dejes seducir por el encanto de una propiedad frente a la playa, ¡construye tu casa en la ROCA!
Por eso, ¡ESCOGE LA OBEDIENCIA! Y, conforme lo hagas, podrás esperar bendiciones. La bendición de una conciencia limpia. La bendición de poder dormir tranquila por la noche. La bendición de tener comunión con Jesús. La bendición del favor de Dios. Esto no te garantiza una vida fácil. ¡Pero te da la seguridad de recibir la ayuda de Dios!