La tolerancia. Hoy en día, la tolerancia, es una virtud muy preciada. La habilidad de ser comprensiva, con aquellos con quienes no estás de acuerdo, es una señal de sofisticación.
Jesús mismo fue defensor de la tolerancia. Fue tolerante con los discípulos, cuando dudaban. Fue tolerante con las multitudes, cuando no entendían . Y es tolerante con nosotras, cuando caemos.
Pero hay un área en que Jesús no fue tolerante. Más bien fue intolerante y absoluto. Si Él hubiera compartido Su opinión hoy en día, lo hubieran acusado de ser parcial, prejuicioso, y hasta de fanático e intolerante.
Para Jesús, cuando se trata de la salvación, NO HAY VARIOS CAMINOS… solo hay un camino. NO HAY VARIAS SENDAS… solo hay una senda… Y NO HAY VARIOS ACCESOS. HAY SOLO UNO ¡Y ese ACCESO es Jesucristo mismo!
PAUSA
Y Su discípulo Juan FUE IGUALMENTE FIRME. Juan había conocido a Jesús, había caminado con El, había vivido con El. Él lo había visto curar a los enfermos. Había escuchado Sus palabras. Juan había estado en la tumba vacía, Y ¡SI! EL SABIA… Que Jesús NO ERA una de las tantas opciones. Él era… O LA UNICA OPCIÓN, ¡o nada en absoluto!
¡Sí! Hay momentos en esta vida en que debemos de ser tolerantes. Pero hay momentos donde hay que tomar una posición por la verdad. Y en esta carta, ¡Juan toma esa posición!
Primero de Juan es como un ÁLBUM DE FOTOS de la familia. Describe a aquellos que son miembros de la familia de Dios. Y así como los hijos se parecen a sus padres, asimismo, los hijos de Dios, se parecen a Dios también. Esta carta describe estas semejanzas.
Cuando una persona se vuelve en hija de Dios, ella recibe la vida de Dios. Ella recibe vida eterna. Todos los que tienen esta vida la demuestran claramente. Por ejemplo, ellas reconocen a Jesucristo, como su Señor y Salvador.
Ellas aman a Dios. Ellas aman a los hijos de Dios. Ellas obedecen Sus mandamientos, y no siguen pecando. Estos son algunos de los distintivos de la vida eterna. Juan escribe esta epístola para que todos aquellos, que tienen estos rasgos familiares, puedan saber que tienen vida eterna.
1 Juan 1:1 dice, “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos, referente al Verbo de vida.
El cristianismo es Jesucristo. Sin Cristo, no habría cristianismo. Tanto en su evangelio, como en esta carta, Juan revela haber escuchado, visto, contemplado, y hasta palpado a Dios, físicamente, en Jesucristo.
Un chiquito, cuyo papá viajaba mucho, miró el retrato del papi en la pared, y le dijo a su mamá, “¡Mami, como quisiera que papi se saliera del cuadro, y estuviera aquí conmigo!”
¿Sientes tú que Dios es real? ¿Sientes que es una Persona, que está cerca de ti? O es El, más bien , como un cuadro en la pared, o como un lema, o una doctrina, o hasta algo maravilloso de contemplar, ¿pero que todavía sigue enmarcado?
¿Quisieras que Dios se saliera del marco, y se convirtiera en una realidad viva en tu vida? ¿Has clamado alguna vez, “Ay, ¿cómo quisiera encontrar a Dios?
Si tú fueras Dios, ¿cómo te revelarías a la gente? ¿Cómo les dirías… y les darías… la clase de vida, que tú quisieras que ellos disfrutaran? Romanos 1:20 dice que Dios se ha revelado por medio de Su creación, pero que la creación solamente, no nos puede dar la historia completa del amor de Dios.
Además, Dios se ha revelado plenamente en Su Palabra… en la Biblia. Pero la revelación máxima y más completa de Dios, ES SU HIJO JESUCRISTO. Por eso, Jesús dice en Juan 14:9, “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.” Como Jesús es la revelación de Dios, Él tiene el maravilloso nombre del “Verbo de Vida.” ¿Por qué es que Jesús tiene ese nombre?
Porque Cristo es para nosotras, LO QUE NUESTRAS PALABRAS, son para otros. Nuestras palabras LES REVELAN A OTROS exactamente lo que pensamos, y lo que sentimos. Cristo nos revela la mente y el corazón de Dios, por medio de Su Palabra.
Jesús, el Verbo, es el método vivo de comunicación entre Dios y nosotras.¡Conocer a Jesucristo es conocer a Dios! La Palabra Eterna, que había tenido comunión cara-a-cara con el Padre, desde toda la eternidad, entró al tiempo y al espacio, para relacionarse con nosotros con un cuerpo humano.
Hay momentos en que estamos tentadas a decir: “¡Ay, si solo hubiera caminado con Jesús, como lo hicieron Sus discípulos -- que lo vieron, lo palparon, y lo escucharon personalmente -- sería más fácil vivir la vida cristiana!”
Esta manera de pensar revela que no comprendemos la grandeza del Cristo resucitado, al cual servimos hoy en día. Aunque haber estado con Jesús,en persona, debe de haber sido maravilloso,lo que hizo que la relación de Jesús y sus discípulos fuera extraordinaria, fue la comunión y el compañerismo espiritual, que tenían.
Si eres cristiana, tú puedes tener esa misma comunión con Cristo, por medio de Su Espíritu Santo. Tú puedes ver, escuchar, contemplar y palpar a Jesús por medio de Su Palabra, la oración, y de Su Espíritu. Una religión puede ser enseñada, pero una relación, tiene que ser cultivada – momento a momento… persona a persona.
La Biblia dice que tú puedes conocer a Jesús personalmente – no solo acerca de El – sino también puedes relacionarte con Él. Esto involucra verlo, oírlo, y palparlo espiritualmente. ¡Dios quiere que lo experimentes! El premia a aquellos que lo buscan con afán. ¡Jesús se quiere volver real… verdadero… para ti!