La Biblia dice que está establecido que todos los seres humanos tienen que morir, ¡ y que no hay excepciones! Jesús les habló a Sus discípulos de Su propia muerte, y de ir a cierto lugar donde ellos no podían ir. Esto los había dejado estupefactos, confundidos, y hasta muertos de miedo.

El momento había llegado para hablarles a Sus asustados discípulos, y decirles exactamente a dónde iba, ¿y por qué?

En Juan 14:1-3, Jesús dice “No se turbe su corazón. Ustedes creen en Dios; crean también en Mí. 2 En la casa de mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes. 3 Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde Yo esté, también ustedes estén.

¿Qué es lo que la cristiana debe de hacer cuando el mundo , que ella conoce, se desmorona? ¿Qué es lo que puedes hacer TÚ en el día de sufrimiento?A pesar de que no nos gusta pensar en esto, la vida está llena de problemas. La decepción es un problema, y en la vida hay muchas decepciones.

Estamos decepcionadas de nosotras mismas, porque no somos siempre lo que quisiéramos ser. Queremos ser fuertes, pero somos débiles. Queremos tener éxito, pero experimentamos fracasos. Queremos ser queridas, pero muchas veces, la gente nos trata con indiferencia.

A veces también nos decepcionamos de otras personas… ya sea, de nuestros esposos, hijos, hijas, amigas, jefes, socias, compañeras de trabajo, o cualquiera que sea el caso. Las circunstancias de la vida son fuentes de decepción también.

La pérdida de un ser querido está fuera de nuestro control, ¡Y ES DEVASTADOR! Y lo mismo es la pérdida de un trabajo, o una enfermedad, y hasta la inseguridad, que tenemos, acerca del futuro.

¡Admitámoslo! Cuando algo terrible pasa en la vida, la humanidad inmediatamente mira al cielo, y hace una de estas dos preguntas:“¿Por qué permitió Dios que esto pasara?” O ¿Dónde estaba Dios?” Ambas preguntas sugieren que el Señor “ o no pudo” o no quiso prevenir la tragedia.

Cuando nos sentimos presionadas por las aflicciones de este mundo, comenzamos a preguntarnos si Dios nos ha abandonado. Comenzamos a dudar de Su bondad y poder. Jesús les dice a Sus discípulos que confiaran en El, en medio de su confusión.

Jesús dice, “Que no se turbe su corazón.” Básicamente, Jesús dice que le llevemos todas nuestras ansiedades a la cruz. La próxima vez que estés preocupada por tu salud, por tu casa, por tus finanzas, MAX LUCADO TE RECOMIENDA HACER UN RECORRIDO MENTAL “MONTE ARRIBA” HACIA EL CALVARIO.

Pasa unos minutos observando nuevamente los acontecimientos de la pasión de Cristo. Imagínate a tus dedos tocando la punta de la lanza, o balanceando un clavo en la palma de tu mano. Imagínate leyendo el letrero de madera escrito en tu propia lengua. Y mientras lo haces, imagínate tocando la tierra… húmeda por la sangre de Dios.

¡La sangre que sangró por ti! ¡La lanza que recibió por ti! ¡Los clavos que sintió por ti! ¡El letrero que dejó por ti! Él lo hizo TODO POR TI ¡POR MÍ! Y sabiendo esto, sabiendo todo lo que hizo por ti AHI ¿no crees que podría cuidar de ti, ¿AQUI?

Por eso, Pablo escribe en Romanos 8:32, “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?

Hazte un favor. Lleva tus momentos de preocupación a la cruz. Déjalos ahí con tus malos momentos, tus momentos de angustia, y tus momentos de miedo.

¿Y te puedo sugerir algo más? DEJA AHÍ, TAMBIEN, TU MOMENTO FINAL…

A menos que Cristo regrese primero, tú y yo tendremos nuestro momento final en esta vida. Nuestro último suspiro. El último latido de nuestro corazón. En un segundo, dejarás lo que conoces, y entrarás a lo que no conoces. ESO ES lo que nos inquieta a muchas de nosotras. LA MUERTE ES LO DESCONOCIDO. Y lo desconocido nos pone nerviosas.

Dios promete venir a una hora inesperada y llevarnos de este mundo gris que conocemos,a un mundo precioso, QUE NO CONOCEMOS. Y COMO NO LO CONOCEMOS, no estamos seguras si nos queremos ir TODAVÍA.

2 En la casa de mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes. 3 Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, también ustedes estén.

¡Me encanta la forma tan hogareña como Jesús habla del cielo. “En la casa de mi Padre.” Muchas de nosotras podemos recordar nuestra niñez -- cuando la casa de nuestros padres era nuestro hogar, un lugar donde éramos queridas, cuidadas, y protegidas. Donde gozábamos del calor y del compañerismo de la familia.

Nuestro hogar es el lugar donde hemos almacenado miles de momentos preciosos. ¡La casa de Su Padre es así! ¡Es un hogar!Es un lugar verdadero. En Mateo 6:9, cuando Jesús les enseña a Sus discípulos a orar, les dice“Padre nuestro que estás en los cielos…” Él les estaba diciendo que el CIELO es un lugar real… verdadero… es el hogar de Dios.

En la cultura del medio oriente antiguo, una vez que el novio se comprometía CON SU NOVIA, Él tenía un periodo de tiempo para construir una nueva ala a la casa de la familia. Luego, cuando la construcción quedaba terminaba, el novio regresaba para llevar a su novia a su nueva casa.

Después de la fiesta de bodas, la nueva pareja se mudaba a su nuevo hogar, y se convertía en una parte fundamental del patrimonio familiar. La promesa de Jesús “de venir otra vez” se refiere tanto a Su resurrección, como al rapto de la iglesia, en los últimos tiempos.

¡Nosotras somos la novia de Jesús! Él ha ido a preparar un lugar para nosotras en la casa de Su Padre.¿Se imaginan la casa que Jesús nos está construyendo? ¡Será espectacular! Pero lo que hace,que el cielo sea un hogar verdadero y maravilloso, es que ahí estaremos con Jesús ¡y gozaremos de Él para siempre!

Me encanta lo que D.L. Moody dice, “No son las paredes de jaspe ni las puertas de perla las que van hacer que el cielo sea cielo… que el cielo sea atractivo. “¡Es estar con Dios, lo que hace al cielo fascinante!!”