SI HAY ALGO QUE DEBIERA CARACTERIZAR LA VIDA DE TODA CRISTIANA, ¡ES EL GOZO! En Juan 15:11, Jesús les dice a Sus discípulos, “Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea completo.”

¡Jesús estaba a punto de ser crucificado! ¡Y Él lo sabía! Él sabía la terrible experiencia que lo esperaba al día siguiente. El sería burlado, azotado, insultado, humillado, y crucificado. Y con todo lo que iba a sufrir, podríamos haber dicho, “¿De qué gozo estaba hablando Jesús?”

Hebreos 12:2 nos dice, “Que por el gozo que lo esperaba…” Su gozo era la redención del hombre. Su gozo era tener poder y suficiencia para decirte, “Te perdono tus pecados. Entra al gozo de tu Señor.”

No te contentes con una vida SIN ALEGRÍA. En la vida de cada cristiana debería haber una plenitud profunda del gozo de Cristo, que ninguna circunstancia de la vida puede apagar. Esto viene cuando dejas que el Espíritu Santo SE EXPRESE A SÍ MISMO EN TU VIDA.

El gozo es el fruto del Espíritu Santo. Este gozo es distinto a cualquier felicidad producida por el mundo. ¡El gozo llena e impregna todo los que haces!

Jesús no oró para que tú fueras simplemente feliz, o para que te pudieras quitar los problemas de encima. ¡NO! El oró para que tú pudieras tener el mismo gozo, que el Padre le había dado a Él: un gozo divino, un gozo que viene de una relación profunda e inquebrantable con el Padre.

ES UN GOZO QUE ESTÁ TAN FIRMEMENTE CONECTADO a una relación con Dios, que ningún cambio de circunstancias, puede alterarlo jamás. Esta es la clase de gozo, que Cristo oró, para que tú y yo tengamos.

Tu gozo es dejar QUE CRISTO VIVA SU VIDA a través tuyo PARA QUE PUEDAS VOLVERTE COMO ÉL. La intención de Jesús es que cada cristiana tenga gozo. Entonces ¿por qué es que muchas de nosotras estamos luchando por tenerlo?

¿Qué circunstancias, o pensamientos estamos permitiendo, que nos roban del gozo que deberíamos tener? Dejamos que las preocupaciones de la vida nos consuman, y que nos roben de nuestra alegría.

Permitimos que nuestras relaciones rotas nos priven del contentamiento de espíritu que solo viene cuando tenemos verdadero gozo. ¡Hasta vivimos obsesionadas por el daño que otros nos han hecho!

Estamos tan absortas con el pasado, y tan preocupadas por el futuro, que nos perdemosel gozo presente”, que Jesús nos ofrece. Entonces ¿cuál es Su remedio? Cuando Jesús les hablaba a Sus discípulos DEL GOZO, les estaba diciendo que permanecieran en Su amor – por medio de la obediencia.

Y luego, que se amaran unos a otros, como Él los había amado. ¡Y esta no era una sugerencia! ¡ERA UNA ORDEN!

Si no tenemos GOZO en nuestras vidas, ¿No será, que tal vez, nos hemos olvidado de la RIQUEZA del amor de Cristo? ¿O QUE NO ESTAMOS AMANDO A OTROS, con el mismo amor, con que Jesús los ama?

A veces pensamos, QUE PARA TENER GOZO, nuestras circunstancias tienen que cambiar. O que ALGO tiene que curar nuestras heridas pasadas...

Así que nos enfocamos en las circunstancias, en las heridas, o en cualquier otra cosa, QUE NOSOTRAS PENSAMOS, son la causa de nuestro descontento.

En Filipenses 4:11-12 Pablo dice, “He aprendido a estar contento en cualquier situación. 12 Sé vivir con limitaciones, y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad.”

A veces fomentamos nuestro propio descontento jugando al juego de “Ay, Si solo”. “Si solo no tuviéramos que mudarnos…” “Si solo viviera cerca de mis padres…” “Si solo tuviera una casa más grande, entonces no andaría siempre de mal genio…” “Si solo fuera casada, entonces no andaría mirando todas estas revistas.”

“SI SOLO NO ESTUVIERA CASADA, entonces podría servir a Dios.” “SI SOLO”… “SI SOLO”… Nos engañamos al pensar que seríamos más felices si nuestras circunstancias fueran diferentes. La verdad,es que SI NO ESTAMOS CONTENTAS en nuestra situación actual, es muy probable, que tampoco estemos contentas en otras circunstancias.

EL GOZO viene cuando nos enfocamos en el amor y la fidelidad de Dios. El estará con nosotras, pase lo que pase. ¡TÚ PUEDES ESCOGER EL CAMINO DEL CONTENTAMIENTO! Escoge confiar en Dios y encontrarás GOZO Y PAZ.

Jesús le oró al Padre en Juan 17:13, “Pero voy a Ti; y hablo de esto en el mundo, para que mi gozo se cumpla en ellos mismos.” Lo último que Jesús hizo en el Aposento Alto, ante el dolor agonizante que lo esperaba en Getsemaní, ¡FUE CANTAR! ¡FUE ALABAR A DIOS!

Tú te puedes regocijar en el Señor en todo momento, y en toda situación, PORQUE ÉL ES QUIEN DICE SER. Si tienes a Dios, tú tienes UN GOZO, que no puede ser disminuido por nada ni por nadie. No es un GOZO superficial. Es un gozo firme y profundo.

Tú te puedes regocijar en el dolor… y en la pobreza… y en los problemas. El VERDADERO GOZO TE PERTENECE,si estás en Cristo. ¿Necesitas que se te abran puertas? ¡PRUEBA ORAR! ¡PRUEBA A CANTAR! ¡VAN JUNTOS! ¡Obran maravillas! EL GOZO es lo que llevó a los mártires cantando a morir en la hoguera. Un cristiano amargo ¡es una contradicción!

La única forma de mantener las CAMPANAS DEL GOZO repicando en tu alma es de permanecer en Cristo, de caminar en el Espíritu, y de recibir la plenitud de Dios. “GOZO es saber que Dios te ama incondicionalmente.” ¡ESO ES GOZO!