Un papá se estaba muriendo. Sus hijos estaban de pie alrededor suyo. Solo le quedaban unos minutos de vida. El papá le dijo a cada uno de sus hijos: “Buenas noches, Juanito. Buenas noches, Pedrito. Buenas noches, Beatriz, y a Rafael le dijo “adiós, hijo.” “¡Un momento papá”, le dijo Rafael!
Tú le dijiste buenas noches a mis tres hermanos, pero a mí me has dicho adiós. ¿Qué significa eso? El papá le dijo a Rafael, “Como mis otros tres hijos han aceptado a Jesús -- como su Señor y Salvador -- yo sé que los veré de nuevo en el cielo.
Pero como tú no has aceptado a Jesús… ¡nunca más te volveré a ver! Pero sabes qué, Rafael. ¡Todavía estás a tiempo! ¡Entrégate a Jesús… ¡y vivirás para siempre con Él en el cielo! ¡Y con nosotros!”
Esta elección que es “urgente y crítica” se refiere a la relación de una persona con Dios y, por lo tanto, de su salvación. Es la misma pregunta que Poncio Pilato les hizo a las multitudes enojadas… ¡en el día de la crucifixión de Cristo! “¿Qué es lo que harán con Jesús, llamado el Cristo? ¿Escogerás tú la vida o escogerás la muerte?
Proverbios 8:35-36 dice, El que me halla, ha encontrado la vida y alcanzado el favor del Señor. 36El que peca contra mí, se daña a sí mismo; el que me aborrece, ama a la muerte.
Jesús nos presenta “la misma idea” en Juan 5:24,El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida. ¡Tú deberás tomar esta decisión en algún momento de tu vida! ¿Aceptarás lo que Cristo ha hecho por ti en la cruz, o lo rechazarás? ¡LA DECISIÓN ES TUYA!
Eurípides, uno de los grandes poetas trágicos griegos, dijo… “La muerte es la deuda que todos tenemos que pagar.”
Un señor ya mayor le preguntó a un muchacho, “¿Qué es lo que vas hacer con tu vida? El muchacho contestó, “Voy a ir a la universidad y me voy a graduar en Finanzas.” El hombre mayor dijo, ¡Que bien! ¿Y luego?” Me voy a ir a Nueva York. Trabajaré en Wall Street. Me convertiré en bróker. ¡Y me volveré millonario!
¡Humm! ¿Y luego? El chico continuó, “Me casaré, y me compraré una casa linda, y bien grande. Me retiraré joven para poder gozar de la buena vida. “¿Y luego?” “Me dedicaré a ir a fiestas, a relajarme y a gozar de mis nietos.” ¿Y luego? El muchacho dijo, “Me imagino que después de esto, ¡me moriré!
El hombre mayor sonrió, miró al muchacho a los ojos… y le preguntó, “¿Y luego?” Para todos nosotros en esta vida – sin importar como vivamos la vida ni como la llenemos -- ¡todos vamos a morir! ¡Todos necesitamos “tener un plan listo” para ese momento también! ¿Sabes a donde irás cuando te mueras?
Llegará el momento, en que nos tendremos que enfrentar cara-a-cara con la decisión espiritual más importante de nuestra vida. La decisión que tomemos determinará nuestro destino. Es una decisión -- no solo por hoy -- sino por toda la eternidad.
La vida es una bellísima y maravillosa elección. La palabra “vida” aparece 48 veces en el libro de Proverbios. En algunos momentos, la palabra “vida” se refiere a la vida física, como dice Proverbios 10:27,El temor del Señor alarga la vida, pero los años del impío son acortados.
También la palabra “vida” habla de abundancia – de una vida llena… de una vida rebosante. Proverbios 12:28 dice, En el camino de la justicia hay vida; no hay en su camino lugar para la muerte. Ese camino “es una vida bien vivida…” ¡por medio de Jesucristo!
Aunque tú puedas controlar muchas de las decisiones de la vida, algunas “de las decisiones más importantes” están fuera de tu control. Por ejemplo, tú no escogiste el día en que ibas a nacer. ¿No es cierto? ¡El solo hecho que nacieras fue decisión de Dios! Tú no escogiste tu raza, ni tu género, ni el color de tus ojos, ni el color de tu cabello.
¡Todas estas cosas fueron escogidas por Dios! El libro de Eclesiastés dice que hay un tiempo para todo. Un tiempo para nacer y un tiempo para morir.
Nosotros no tenemos ningún control sobre estas cuestiones tan importantes. Sin embargo, Dios nos da a elegir entre la vida y la muerte. ¿Escogeremos a Su manera o a la nuestra? Nosotros no somos robots… no somos títeres. Somos seres creados a la imagen de Dios, que tenemos la capacidad de responderle a Dios con amor.
Tú no estás aquí por casualidad… ¡sino por la providencia divina de Dios! ¡La Biblia dice que nosotros viviremos para siempre! Pero a donde, con quien, ¿y cómo? ¿Quién es Jesús y qué es lo que Él ha hecho? Jesús es el hijo de Dios, que vino a morir por nosotros y liberarnos del pecado.
El pecado nos ha separado de la santidad de Dios, ya que la paz solo se puede lograr por medio de alguien perfecto. ¡Solo Jesús es perfecto! ¡Él conquistó a la muerte! Él nos ha dado lo que nadie más nos puede dar. ¡Nos ha dado acceso a Dios y a la vida eterna! Cuando sigues a Cristo, el propósito de Dios es que Jesús se vuelva tu pasión.
Amar a Jesús, obedecerlo y servirlo te permite buscar la vida en esta tierra, ¡y la vida eterna por venir! ¡Oponerse a la vida en Cristo… ¡trae consigo la muerte! ¡A nadie le gusta hablar de la muerte! La muerte es un intruso, es un invasor, y es un destructor. ¡Si! La muerte sucede… y sucede… ¡cuando menos la esperamos!
Por eso la Palabra nos dice que estemos preparadas para encontrarnos con Dios. Lo maravilloso es que “cuando nuestro cuerpo físico muere”, ¡estamos inmediatamente en la presencia de Dios! Por eso, el salmista oró en el Salmo 90:12, ¡Enséñanos a contar bien nuestros días, para que en el corazón acumulemos sabiduría!
El apóstol Pablo dice en Romanos 5:12, Como el pecado entró en el mundo por un solo hombre, y por medio del pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Todos somos pecadores por naturaleza, ¡y por elección! Todos hemos roto los mandamientos de Dios.
Romanos 6:23 dice, Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Cuando Jesús tomó nuestra muerte sobre la cruz, Él murió por nuestros pecados. ¡El pecado causa muerte! Cristo tomó nuestros pecados -- nuestra muerte, nuestra vergüenza y nuestro sufrimiento -- sobre Sí Mismo.
¡SI! Jesús murió, fue enterrado, ¡y al tercer día, resucitó! Él rompió el poder del pecado y la muerte, y regresó de nuevo. ¡Jesús vive para siempre! Como Cristo venció a la muerte, ¡nosotros podemos escoger la vida!
Un viejito escoses se estaba muriendo. Un amigo le preguntó lo que él pensaba de la muerte. El viejito respondió, “No me importa mucho si vivo o si muero. Si muero, yo estaré con Jesús, y si vivo… ¡Jesús estará conmigo!
¡Elegir entre la vida y la muerte es una decisión que determinará tu destino! Si eres un seguidor de Cristo, no le tienes que tener miedo a la muerte física. ¡Tú eres un alma viviente! Tú no eres un cuerpo que tiene un alma. ¡NO! ¡Tú eres un alma que tiene un cuerpo!
Tú no estás en la tierra de los vivos “en camino a la tierra de los que están muriendo”. ¡NO! Tú estás en la tierra de los que están muriendo -- en camino a la tierra de los vivos (es decir, en camino al cielo) ¡gracias a Cristo! Por eso, Pablo dice en 2 Corintios 5:8,Pero confiamos, y quisiéramos más bien ausentarnos del cuerpo y presentarnos ante el Señor.
Algún día nuestros cuerpos mortales fallarán. Pero Dios nos dará cuerpos inmortales y eternos. ¡SERÁ UNA RENOVACIÓN ESPECTACULAR! ¡No debemos tenerle miedo a la muerte! ¡Nuestro futuro está asegurado en Cristo! Cuando escogemos – la vida en Cristo -- escogemos el cielo. ¡No hay nada más maravilloso que el cielo!
En el cielo no habrá más llanto, ni lamento ni dolor. Ya no habrá más preguntas que no podamos contestar. No nos enfrentaremos a la tentación ni a la maldad. Ya no habrá más angustia, ni más muerte, ni más tumbas. Y lo lindo es que ¡Jesús estará con nosotros en el cielo!
El cielo es nuestro hogar porque nuestros corazones ya están ahí. Dios ya está ahí juntamente con nuestra familia y nuestras amistades, que se fueron antes que nosotros. ¡Será una reunión preciosa!
Sin embargo, lo opuesto a la vida, ¡ES LA MUERTE! Y lo opuesto al cielo, ¡ES EL INFIERNO! ¡El infierno es un lugar de fuego! ¡Es un lugar tumultuoso y aterrador!
Hay mucha gente que dice que el infierno no existe. No crean lo que el hombre dice acerca del infierno. ¡Más bien crean lo que Dios dice -- acerca del infierno -- en Su Palabra!
Jesús mismo dijo en Lucas 12:4-5, No deben de temer a los que matan el cuerpo, pero más de eso no pueden hacer después. 5Yo les voy a enseñar a quién deben temer: Teman a aquel que, después de quitar la vida, tiene el poder de arrojarlos en el infierno. ¡Sí! ¡A él ténganle miedo!
Billy Graham, famoso evangelista americano, dijo, “No tomes el infierno a la ligera, tratando de convencerte a ti mismo, que el infierno no existe. ¡PORQUE SI EXISTE! ¡Dios no quiere que nadie vaya ahí! Si terminamos yendo al infierno, es por nuestro “terco deseo” de llevarle la contra a Dios.
Dios no nos odia. ¡Él nos ama! Y Él ha provisto la forma para que seamos perdonados de nuestros pecados, y poder estar con Él para siempre en el cielo. ¡Dios te ama! Si te entregas a Jesús, ¡estarás escogiendo “la vida con Él” para toda la eternidad!
¡LA ÚNICA ESPERANZA “PARA NUESTRO FUTURO” ESTÁ EN CRISTO! ¡SOLO EN CRISTO!