Enseñanza, Raquel y Lea

Génesis 29

¡Les advierto! Nos vamos a embarcar en una historia de sexo, mentiras, decepción, envidias, celos, y poligamia. Esta es una telenovela de la peor especie. Pero lo que alegra este capítulo, en Génesis 29, es el amor de Jacob por Raquel, a quien amó desde el primer momento que la vio en Harán.

El suyo fue un gran amor. Asi que a pesar de las dificultades de todos esos años, lo de ellos fue una gran historia de amor. En realidad, ésta es la primera verdadera historia de amor en la Biblia.

Hay otras – como la de Rut y Booz, y la de Salomón y la novia del Cantar de los Cantares – pero ninguna de las primeras historias de Génesis es presentada, realmente, como una historia de amor.

No tenemos ningún detalle romántico acerca de Adán y Eva, o de Abraham y Sara, o hasta Isaac y Rebeca. Aunque debo de reconocer, que el viaje del sirviente de Abraham, para encontrar a Rebeca, tiene todo el romance de una aventura.

Con Jacob, la historia fue distinta. Jacob amó a Raquel desde el principio, y trabajó duro para ganársela como esposa, y siguió amándola para el resto de su vida.

EMPECEMOS EN ORACION

ABRAN SUS BIBLIAS A GENESIS 29:1

El título de este mensaje es “Muñequita Linda,” y vemos que pasan cinco cosas en esta historia… (1) El Chico conoce a la Chica; (2) El Chico conoce a la Familia; (3) El Chico se casa con la Chica Errónea; (4) El Chico se casa con la Chica Idónea; (5) El Chico tiene sus Chiquitos.

PERO ANTES DE SUMERGIRNOS EN ESTE CAPITULO, LES VOY A DAR ALGUNOS ANTECEDENTES…

Isaac y Rebeca tuvieron dos hijos: Esaú y Jacob. A pesar de que eran mellizos, Esaú nació primero, y por lo tanto, se merecía la bendición del primogénito. Muchos años después, cuando Isaac ya estaba viejo y medio ciego, le quiso dar la bendición a Esaú, su hijo mayor, pero Jacob lo engañó. Se hizo pasar por su hermano, y el pobre Isaac, sin saberlo, le dio la bendición a Jacob.

Esaú, furioso, quería matarlo. Así que a Jacob no le queda de otra que salir corriendo a Mesopotamia, donde vivían los parientes de su mamá.

Jacob estuvo fuera de su casa por veinte años. Cuando Dios se le aparece en Bet-el, le promete bendecirlo y protegerlo por donde fuera. Y, como siempre, Dios cumplió Su promesa.

Dios le facilita el camino para poder encontrar a la familia de su mamá.

Le da una esposa – a decir verdad, le da dos. No solo lo bendice con doce hijos, sino que también lo prospera económicamente.

Y cuando llegó el momento de regresar a su casa, después de veinte años, Dios lo ayuda para que su partida sea vista con buenos ojos por parte del suegro, y también para que se reconcilie con su hermano después de tantos años.

ASI QUE EMPECEMOS CON…

I. El Chico Conoce a la Chica (Génesis 29:1-12)

1“Siguió luego Jacob su camino, y fue a la tierra de los orientales.”

Esto significa literalmente que “Jacob levantó sus pies.” En Hebreo, la idea era de “pies felices y contentos.” A lo que Jacob se dirigía a Harán, lo hizo con “pies felices y contentos.” Lo hizo con entusiasmo. Entusiasmo simplemente significa “estar lleno de Dios.”

Su encuentro con Dios en Bet-el cambia su vida radicalmente. Un encuentro con Dios – el Dador de alegría, y la Fuente de toda felicidad – se manifiesta en un caminar distinto… hubo un cambio radical en la vida de Jacob.

Y a pesar de que Jacob había sido salvado en Bet-el, todavía no había sido subyugado. El proceso de subyugación tomaría otros veinte años más. ¡Qué lentos somos para aprender las verdades básicas de nuestra fe!

PAUSA

Jacob sabía de memoria la historia, de cómo su madre Rebeca le había sido revelada al sirviente de Abraham, cuando éste llegó a Mesopotamia. Y como Rebeca se había ofrecido a darle de beber a sus diez camellos – tal como el sirviente había orado, si es que en realidad, Rebeca era la esposa designada para Isaac.

Jacob sabía que la providencia de Dios se había llevado a cabo en un pozo. Pozos siempre habían sido lugares muy significativos en la vida de su padre, donde eventos importantes habían sucedido. Seguro que las expectativas de Jacob aumentaron… porque lo primero que vio fue un pozo.

¿Sería este el momento en que Dios cumpliría las promesas que le había hecho en Bet-el?

2 “Y miró, y vio un pozo en el campo; y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían cerca de él, porque de aquel pozo abrevaban los ganados; y había una gran piedra sobre la boca del pozo.

3 Y juntaban allí todos los rebaños; y revolvían la piedra de la boca del pozo, y abrevaban las ovejas, y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar. 4 Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde sois?

Y ellos respondieron: De Harán somos. 5 El les dijo: ¿Conocéis a Labán hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos. 6 Y él les dijo: ¿Está bien? Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene con las ovejas.”

En Bet-el, Jacob aprendió como era Dios; en Harán aprendería como era el hombre. Hasta este momento, Jacob había sido el chico regio, el hijo de un Jefe muy rico e influyente… el muchacho con muchos sirvientes a su disposición.

Pero ahora todo era diferente. Ahora él era el extraño, el ajeno, el extranjero indeseable, que buscaba abrirse camino entre hombres que no tenían ningún interés en él.

Sin embargo, sabiendo que la presencia divina de Dios iba con él, como garantía de favor y seguridad, Jacob se encontró valientemente con los pastores, que le hablaron de Raquel, el nombre que lo cautivaría para el resto de su vida.

7 “Y él dijo: He aquí es aún muy de día; no es tiempo todavía de recoger el ganado; abrevad las ovejas, e id a apacentarlas. 8 Y ellos respondieron: No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de la boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.”

¿Podría ser que Jacob se estaba tratando de quitar a los pastores de encima para poderse quedar a solas con Raquel?

Una jovencita, muy bonita, regresó temprano a su casa, después de una cita con su enamorado, y encontró a su mamá todavía sentada en la sala leyendo. “Mami,” le dijo, sentándose cómodamente en una silla, “¿Cómo puede saber uno si está realmente enamorada?

Su mamá sonrió, caminó hacia el escritorio, y sacó del cajón un viejo recorte de periódico, y se lo dio a su hija. Decía así, “El verdadero amor es como dos ríos profundos, que se encuentran y se juntan, enlazándose entre sí, y luego fluyen juntos.

Los gozos, alegrías, y penas de uno, se vuelven los gozos, alegrías, y penas del otro. Al amor verdadero no se le puede apurar, pero una vez que ha echado raíces generosamente, crecerá para siempre.

9 “Mientras él aún hablaba con ellos, Raquel vino con el rebaño de su padre, porque ella era la pastora. 10 Y sucedió que cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán hermano de su madre, y las ovejas de Labán el hermano de su madre, se acercó Jacob y removió la piedra de la boca del pozo, y abrevó el rebaño de Labán hermano de su madre.

Jacob tenía ojos solo para Raquel. Será por eso, tal vez, que el autor de Génesis dice que Jacob notó primero a Raquel, y luego a las ovejas que ella cuidaba.

Jacob también era pastor, así que hubiera sido totalmente natural que notara a las ovejas. Pero primero fue cautivado por Raquel. Jacob no era nadita diferente a los chicos de hoy. Primero se fijan en la chica, y luego, se fijan en el carro que está manejando.

El encuentro entre Jacob y Raquel fue de Dios, y fue Su providencia que hizo que se vieran, por primera vez, al lado del pozo. Desde el momento en que Jacob vio la linda cara y cuerpo regio de su prima, quedó embrujado para siempre.

PAUSE

Muchos años antes, Rebeca le había dado de beber a los camellos de su futuro esposo. Aquí, su hijo, le da de beber a las ovejas de su futura esposa.

11“Y Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y lloró. 12 Y Jacob dijo a Raquel que él era hermano de su padre, y que era hijo de Rebeca; y ella corrió, y dio las nuevas a su padre.”

Es aquí en el único sitio de la Biblia, que leemos que un hombre besa a una mujer, que no es su esposa o su mamá.

Pero atribuir este beso a una atracción sexual es leer más allá del texto. Jacob estaba simplemente emocionado. Acababa de conocer a su prima… ella era parte de su familia. Solo el hecho de haber llegado a Harán, había sido una hazaña extraordinaria. Así que, él besó a la prima – como más tarde besaría al tío, el papá de la prima.

Sin duda, Jacob vio este encuentro como el comienzo del cumplimiento de las promesas que Dios le había hecho en Bet-el.

II. El Chico conoce a la Familia (Génesis 13-20)

13 “Así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas. 14 Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él durante un mes.”

Labán no conocía a Jacob, pero si sabía que Jacob venía de una familia rica, como lo pudo notar por los regalos que recibió de ellos, antes de que su hermana Rebeca se casara con Isaac.

Cuando Jacob le dijo a Labán “todas estas cosas” su entusiasmo probablemente se enfrió. Olvídense de los diez camellos – Jacob no tenía ni un burro. ¿En cuanto a oro? ¡Nada! Y cuanto más hablaba, más se hundía el pobre. Labán se dio cuenta que Jacob estaba a su merced – y que lo podía explotar.

15 “Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario.

16 Y Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel. 17 Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.”

Algunos comentaristas dicen que “ojos delicados” significaba que Lea no podía ver muy bien. Otros dicen que Lea tenía ojos azules, y por consiguiente, no eran tan aceptados como los ojos marrones de esa cultura. Otros dicen que sus ojos dulces eran su mejor rasgo.

Sin embargo, Raquel era linda de cara y regia de cuerpo. Así que, físicamente, era la más deseable de las dos.

18“Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor. 19 Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo. 20 Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.”

Hay algo maravilloso en el amor de Jacob por Raquel. Era un amor paciente, como todos los grandes amores lo son. Jacob trabajó siete años por Raquel. Hoy en día la gente de nuestro mundo, quiere satisfacción instantánea. Siete días parecen siglos para algunas personas.

Sin embargo aquí leemos que Jacob sirvió durante siete años para conseguir a Raquel, pero que le parecieron solo unos días, por el gran amor que sentía por ella.

El número siete era un número sagrado para los antiguos Hebreos. La palabra siete es usada muchas veces en la Biblia, y simboliza perfección, plenitud, abundancia, descanso, y consumación.

¿Podría ser que siete años le parecieran a Jacob, solo unos pocos días, porque el suyo era verdadero amor; mientras que siete días parecen años a mucha gente de hoy, porque no tienen idea lo que es verdadero amor? Cuando Jacob vio a Raquel, no tuvo ojos para nadie más.

PAUSE

Hay una gran diferencia entre el Amor y la Lujuria. El Amor da. La lujuria quita… El amor espera. La Lujuria no espera. El amor es paciente. La Lujuria es presión. La Lujuria dice “Ahora.” El Amor dice “No.”

PAUSE

Jacob vio que la promesa de Dios de protegerlo y proveer por él, se estaba cumpliendo. Dios estaba dirigiendo su camino – pero no exactamente como él esperaba. Jacob necesitaba solidez. Necesitaba una buena podada.

Necesitaba un espíritu compasivo. Necesitaba sentir algo de dolor. Necesitaba aprender humildad. Necesitaba más dimensión en su personalidad. Necesitaba crecer en fe. Necesitaba dejar de confiar tanto en si mismo.

III. El Chico se casa con la Chica Errónea (Génesis 29:21-28ª)

21“Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella. 22 Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete.

23 Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella. 24 Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada. 25 Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?

26 Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor. 27 Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años. 28a E hizo Jacob así, y cumplió la semana de aquélla.”

Evidentemente, Labán usó el velo de la novia, lo tarde de la hora, y probablemente, todo el vino que tomaron, para hacer el cambio. ¡Y se salió con la suya! Ya se imaginarán el susto que Jacob se debe de haber pegado al ver la cara de la simplona de Lea, en vez de la cara de su querida Raquel.

Lea, por el engaño de su papá, le había robado la bendición a su hermana. Isaac había bendecido a Jacob, creyendo que él era Esaú, y ahora Jacob se casa con Lea, creyendo que era Raquel.

En el momento que descubrió el engaño, ¿se acordaría Jacob de cómo le había robado la bendición a su hermano, cubriéndose con piel peluda, y oliendo a venado, y haciéndose pasar por su hermano Esaú?

¿Sería éste el justo castigo de Dios por haber engañado a su padre, cuando el pobre estaba medio ciego y muriéndose? Hay una justicia poética en el trato de Dios con los hombres. De la misma manera como tratamos a otros, de la misma manera, seremos tratados. Jacob estaba cosechando lo que había sembrado.

PAUSE

A todas las acusaciones de Jacob, Labán simplemente contestó, “Mi querido sobrino, aquí nosotros respetamos los derechos del primogénito… los derechos de la hija mayor.” Debe de haberle caído como un baldazo de agua fría. El no había respetado los derechos de su hermano mayor.

Así que había que darle al mal tiempo, buena cara. Gustara o no gustara, Jacob se había casado con Lea, de acuerdo a las costumbres del país, y el matrimonio había sido consumado.

Así que Labán le dijo, tratando de calmarlo,” “Cumple con SU semana,” y “luego te podrás casar con Raquel también,” pero por siete años mas de trabajo. ¿Ustedes creen que Jacob le iba decir que no? El deseaba a Raquel desesperadamente. ¡Así es como el pobre de Jacob terminó con dos esposas!

IV. El Chico se Casa con la Chica Idónea (Génesis 29:28b-30)

28b “El le dio a Raquel su hija por mujer. 29 Y dio Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada. 30 Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.”

Siguiendo las costumbres de la época, Jacob terminó su semana con Lea, al pie de la letra, pero no de corazón, y se casó con Raquel, el amor de su vida.

PAUSE

¿No es maravilloso presenciar una linda boda? ¿Hay algo más elegante que un matrimonio? Las velas bañan la capilla en oro. Las familias llenan las bancas de la iglesia con amor. El padrino lleva los anillos, la madrina emocionada… esperando ansiosos.

Pero nada puede compararse al momento en que la novia entra a la iglesia, caminando, blanca y radiante, del brazo de su padre. El se la entrega al novio, para que juntos, comiencen una nueva vida. ¡De solo pensarlo, me emociono… se me salen las lágrimas!

Era el momento que Jacob tanto había soñado. Era como si le hubieran dado el mejor regalo del mundo – su novia en toda su belleza.

El apóstol Pablo usa estas mismas palabras para describir a la Iglesia: una Novia en toda su belleza. Efesios 5:27 dice de Jesús, “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

Una vez más, vemos a Jesús en Génesis… El Novio que ama a Su Novia.

Jesús murió por una Novia. Murió para poderse casar con ella. Todas esperamos el día en que el Novio verá a Su Novia. El día en que Cristo nos recibirá, Su Iglesia. Los anhelos más tiernos de Cristo serán cumplidos, cuando Su Novia llegue. Jesús es amor, y Su amor es increíblemente paciente.

Jacob amó a Raquel desde el momento que la vio. Trabajó por ella siete años más siete más. Jesús nos amó, Su Novia, desde toda la eternidad, y Su amor por nosotras lo llevó hasta la Cruz del Calvario.

La Iglesia es como la perla de gran valor. Jesús compró esa perla con Su propia vida. Eso es lo que le da valor a la Iglesia. Cristo la consideró de tal valía, que vino desde muy lejos, desde el mismo cielo, para buscarla, y dar Su vida para poseerla.

El amor de Jesucristo sobrepasa todo entendimiento. Jesús te ama, simplemente, porque ha decidido amarte. Te ama aún cuando tú no te sientas bella. Te ama cuando nadie más te ama.

Otros te abandonarán, se divorciarán de ti, o te ignorarán. Pero Jesús siempre te amará. ¡Pase lo que pase! El dejó las riquezas del cielo… las alabanzas de los ángeles… la comunión íntima con Su Padre, para pagar el precio máximo por ti, Su Novia.

Jesús solo tiene ojos para ti. Y la Biblia celebra la belleza de la Iglesia – la Novia de Cristo.

Sin embargo, de nuestro punto de vista, la Iglesia no es siempre tan bella. Nosotros vemos las calumnias, las peleas, y las divisiones. El Cielo también ve todo eso. Pero el Cielo ve mucho más.

El Cielo ve a la Iglesia santa y limpia en Cristo. EL Cielo ve a la Iglesia ascendiendo al cielo. El Cielo ve a la Novia vestida con la belleza de Jesucristo. Me dan ganas de llorar cuando pienso en todo esto.

¡Es el Rey y tú! ¡El Rey y yo! ¡Este será un matrimonio para recordar! ¡La boda de todos los tiempos!

PAUSE

Apenas se casó Jacob con Raquel, se olvidó de Lea. Se dedicó totalmente a Raquel. Jacob puso a Lea a un lado, y la trató, como si no existiera. ¿Se imaginan como se sentiría la pobre Lea?

Sin embargo, Jacob no consideró a Dios en este asunto. Dios amaba a Lea tanto como a Raquel. Y es por eso que Dios tomó cartas en el asunto. No permitió que Raquel tuviera hijos; pero si permitió que Lea los tuviera.

En una cultura en que los hijos – chicos grandes y saludables--- para mantener al papá, para aumentar el negocio familiar, y para traer buenas dotes a la casa, eran esenciales para la posición de un hombre en su comunidad. Así que rapidito Jacob aprendió su lección.

Si Jacob quería tener hijos, tendría que tenerlos con Lea, ya que no iba a tenerlos con Raquel. Y Jacob quería hijos.

PAUSE

A pesar de que Lea tenía las llaves de la casa de Jacob, Raquel tenía las llaves de su corazón. A pesar de que Lea parecía haber influenciado su juicio, Raquel nunca dejó de tener su amor. Lea le dio a Jacob seis hijos, fuertes y bien formados.

Raquel fue la madre de solo dos. Pero Jacob quiso más a los hijos de Raquel, que a los hijos de Lea.

Jacob es considerado uno de los grandes amantes de la Biblia, por el amor tan puro, romántico, y constante que tuvo por Raquel. Pero la Biblia NO nos dice si este amor, tan ardiente y profundo, fue correspondido.

La Biblia no hace referencia al amor de Raquel por Jacob. No tenemos ningún récord de alguna pena que ella haya sentido, o que se haya quejado, al descubrir que su hermana había tomado el primer lugar en la vida de Jacob.

Quisiéramos pensar que el amor de Raquel por Jacob fue tan romántico, como el de él por ella, y que todos esos años que ella tuvo que esperar por él, le parecieron solo unos días, por el amor que sentía por Jacob.

PAUSE

¡Ahora! Hagamos una pausa… y retrocedamos el tiempo hasta el principio, y veamos lo que Dios dijo – o no dijo – acerca de los matrimonios múltiples. La historia de la creación dice que Dios creó solo una esposa para Adán, y dejó bien claro, para todas las generaciones por venir, que el que tomara una esposa extra, estaría yendo contra los designios de Dios.

En Génesis 2:24, Dios dijo, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

El Standard bíblico para el matrimonio es que éste sea una relación monógama, en la cual un hombre y una mujer comparten la vida completamente dedicados el uno al otro. Jesús también recalca, que la intención de Dios para el matrimonio, es que sea para toda la vida.

El sexo es un regalo de Dios. Pero es su voluntad… Su propósito… que la unión sexual sea expresada exclusivamente dentro del matrimonio, no fuera de él. Cuando desobedecemos a Dios, estamos pecando contra El.

Y a pesar de que la poligamia era practicada por algunos en el Antiguo Testamento, monogamia ha sido siempre el ideal de Dios para la humanidad. También el Nuevo Testamento nos enseña claramente que el adulterio es una violación a los votos del matrimonio.

Sandra O’Connor, quien fue Juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, dijo, “El matrimonio es más que un intercambio de votos. Es el fundamento de toda familia, la unidad básica de la sociedad, la esperanza del mundo, y la fuerza de nuestra nación. Es la relación entre nosotros, y la generación por venir.”

PAUSE

En este capítulo Jacob fue embaucado y engañado a tener una relación polígama, que resultó siendo un desastre. Es verdad que los reyes Hebreos, que vinieron después, fueron polígamos. Pero también sus matrimonios también fueron un desastre.

Jacob terminó siendo un polígamo “de facto.” Es decir, que no fue su culpa. Definitivamente, sabemos que no fue elección suya. Pero hay una especie de justicia natural, cuando el victimario se convierte en víctima. Jacob tuvo que tomar de su propia medicina. ¡Y fue fatal!

Lea, la esposa no amada, se aprovechó de su hermana, haciéndose pasar por ella en la noche de su boda… teniendo relaciones sexuales con su novio.

Las dos hermanas /esposas eran mal habladas y chillonas. Ambas usarían los nacimientos de sus propios hijos, y el de los hijos de sus respectivas criadas, Zilpa y Bilha, para airear sus emociones -- ya sea para celebrar, o para gozarse maliciosamente.

Esto era un desastre – múltiples esposas, múltiples nacimientos, odio entre hermanas, odio entre hermanos – todo lo que sería expresado a través de los años. Pero a pesar de todo esto, vemos aquí el comienzo de las doce tribus de Israel, de un padre y cuatro madres.

Dios le había dicho a Jacob en Génesis 28:14, “Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.”

Así que, a pesar del pecado y la poligamia que había envuelto el matrimonio de Jacob, Dios comenzó a obrar Sus propios propósitos. Dios cerró las entrañas de la bella y amada Raquel, y abrió las entrañas de su feita y desairada hermana.

PAUSA

Raquel andaba desesperada. Como la esposa preferida de Jacob, ella pensó, y con toda razón, que ella sería la matrona, la que cumpliría las promesas de Bet-el. Además, en el contexto de esta cultura, la esterilidad no era vista con compasión; al contrario, era despreciada.

Donald Davidson dice que “Raquel se burlaba de Lea porque ella no tenia el amor de su esposo, pero Lea se vengaba con la esterilidad de su hermana.”

Así que aquí tenemos a dos esposas desesperadas – una desesperada por amor, y la otra desesperada por hijos.

PAUSE

Esto es completamente contrario a los reportes recientes, que dicen que las aventuras amorosas pueden ser saludables para el matrimonio. Pero Jesús dijo en Mateo 6:24:

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.”

Nuestros corazones han sido formados de tal manera, que no podemos estar enamoradas de dos hombres a la vez. Creemos que podemos. El mundo nos dice que podemos. Pero la Biblia nos dice que no se puede. No podemos servir a dos señores.

Y este es el problema de la poligamia – o de cualquier otra relación con un hombre, fuera del matrimonio.

Si una mujer está teniendo una relación en el trabajo, o en el ministerio, con un hombre que no es su esposo, por muy inocente que sea, se está buscando un problema, porque Jesús nos enseña, que donde una mujer tiene su tesoro – sus pensamientos y sus sueños -- allí estará también su corazón.

Es por eso que cuando una pareja decide tener consejería matrimonial, una de las primeras preguntas que les hacen, es si alguno de ellos está enredado con alguien, o está conversando o compartiendo con alguien, ya sea en el trabajo, en la Iglesia, o en cualquier otro lugar.

Cuando Jesucristo escogió a Sus discípulos, no escogió a seis hombres y a seis mujeres. Escogió a doce hombres. De otra manera, hubiera habido problemas entre Sus discípulos.

Los hombres deben de trabajar con hombres, hablar con hombres, y discipular a hombres.

Las mujeres deben de trabajar con mujeres, discipular a mujeres, y hablar con mujeres. Esto no es legalismo. Es sabiduría.

PAUSA

También podría ser posible, que Lea, la menos favorecida de las hermanas, hubiera estado enamorada de Jacob todo ese tiempo, aunque Jacob no lo supiera.

Es posible, que ahora él lo entendiera, y comenzara a cuidar de ella en forma verdadera, a pesar de su engaño. Y aún cuando él todavía amaba y deseaba a Raquel, no quería herir a Lea.

Todas debemos de crecer en circunstancias difíciles, aún cuando sean circunstancias llenas de duplicidad como ésta, o no. Sobretodo, debemos de aprender de Gálatas 6:7, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

Todas debemos rechazar el pecado, y tratar de vivir una vida honorable ante todo el mundo… una vida agradable al Señor. Pablo nos dice en Gálatas 6:9, “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”

Y FINALTMENTE LLEGAMOS A NUESTRO ULTIMO PUNTO…

V. El Chico tiene sus Chiquitos (Génesis 29:31-35)

31 “Y vio el Señor que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril.”

Lea era feita, en comparación a su bella hermana, pero lo que le faltaba en belleza, lo compensaba en su lealtad a Jacob, como esposa, y como buena madre de sus hijos.

Parece que la desairada de Lea era una persona de una piedad profunda, y por eso, estaba mejor preparada que la bella, pero mundana hermana Raquel, para ser el instrumento, que Dios usaría para llevar a cabo sus planes.

Aunque Raquel siguió siendo el amor verdadero de Jacob, Jacob también honró a Lea y la trató bien. Aunque la situación de Lea era difícil, Dios no cambió totalmente su situación. Pero Dios cambió a Lea. El le dio gracia para poder vivir en una situación que no era perfecta.

La lección que podemos aprender de este triángulo amoroso es que las elecciones importantes de la vida no las debemos basar en apariencias físicas solamente. Raquel era preciosa, y apenas la vio Jacob, se enamoró locamente de ella.

Pero fue Lea, y no Raquel, la que dio a luz a Judá, de cuya línea vendría el Redentor del mundo. La feita de Lea podía haber repelido a muchos, pero Dios la veía atractiva… por su belleza interior; belleza que la linda Raquel no tenía.

Hay dos clases de belleza. Una es la belleza QUE Dios da al nacer, que se marchita como una flor. Y hay otra clase de belleza que Dios da, cuando por Su gracia, hombres y mujeres, vuelven a nacer.

Esa clase de belleza nunca desaparece, pero florece eternamente. Detrás de una cara poco atractiva, hay siempre una linda disposición. Además, Dios no mira la apariencia física. El mira al corazón.

PAUSA

Hoy en día, sería difícil encontrar una situación exactamente como ésta, ya que nuestra sociedad, se supone, que no es polígama. Pero Lea es un retrato perfecto de muchas mujeres frustradas. Muchas mujeres son descuidadas, y hasta despreciadas por sus esposos.

Algunas veces son inocentes de toda maldad. Pero muchas veces, como Lea, han actuado mal, así que tienen que cargar con el peso de su culpa, además del reproche. Puede que se hayan acostado con sus maridos antes de casarse, pensando que esta era la única forma de conseguir marido.

Pueden haber actuado falsamente, fingiendo ser alguien, que no eran. Si esto te describe a ti, espero que te lleve hacer lo que la pena de Lea, aparentemente, la llevó hacer. La llevó a depender del Señor.

La Biblia dice en el Salmo 27:10, “Aunque mi padre y mi madre me dejaran [aquí podemos incluir a esposos también], con todo, el Señor me recogerá.”

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PAUSA

32 “Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado el Señor mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido. 33 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó el Señor que yo era menospreciada, me ha dado también éste.

Y llamó su nombre Simeón. 34 Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví. 35 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré al Señor; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz.”

El deseo de ser amadas y aceptadas nos lleva, muchas veces, por caminos peligrosos. La competencia entre Raquel y Lea por tener hijos, nos muestra esa lucha dentro de una familia.

Los primeros cuatro hijos de Lea nacieron uno trás de otro. La historia de estos nacimientos es triste, pero en ellos, Dios es reconocido como el Dador de vida, a pesar de los esfuerzos humanos.

Con cada hijo, primero Rubén, luego Simeón, y luego Leví, Lea comete el error de pensar, que si tenía bebes, Jacob la amaría. Ella pensó que estos niños serían la respuesta a sus oraciones.

Pero ninguno de estos chicos pudo unir a Lea y a Jacob -- al menos no en la forma que ella hubiera querido. Ella quería desesperadamente que el corazón de Jacob se uniera al suyo. Pero no fue así.

Y luego vino Judá, el cuarto hijo, el niño con un destino espléndido. Para ahora, ya Lea había recobrado su optimismo espiritual. “Esta vez alabaré al Señor,” exclamó. Dios la honró por eso, ya que los reyes de Israel vinieron de Judá, y luego, en el transcurso del tiempo, el Hijo de Dios vino al mundo por medio de la línea de Judá.

¿No les parece esto interesante? Nuestro Señor Jesucristo no nació de la línea que viene de Raquel, a pesar de que ella era la que Jacob amaba. Nació de la de Lea. Acuérdate de esto, si tu matrimonio es parecido al de Lea.

Lea ya no se inquietaba porque su hermana había monopolizado el corazón de Jacob. Lea había encontrado una salida para su amor, en el Señor. Ella ya no necesitaba a otra gente para que la hicieran feliz. -- su alegría y alabanza estaban en Dios.

EN CONCLUSION:

Hemos visto en esta historia los efectos desastrosos del sexo, la mentira, la decepción, envidia y poligamia. Esta si que fue una telenovela de la peor especie. La monogamia ha sido siempre el plan de Dios para el matrimonio – por razones obvias.

Raquel y Lea no eran perfectas. Pero hemos podido extraer lecciones espirituales directamente de los éxitos y fracasos en las vidas de estas dos mujeres.

Y a pesar de lo bueno, lo malo, y lo feo de esta historia, el amor de Jacob por Raquel sobresale como una historia de amor de la mejor especie.

Pero nada se compara al amor de Jesucristo por Su Novia… es la historia de amor más grandiosa que se ha escrito… porque fue escrita en sangre… ¡la Suya propia!

OREMOSLE AL SEÑOR

ASI QUE AQUÍ CONCLUYE LA TERCERA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE LA MUJER –